Este
artículo salió publicado en la revista Anáhuac el 28 de febrero de 1942
“Como producto genuino de la
Revolución, se fundó en México la aviación militar, el año de 1915. Han pasado
por lo tanto veintidós años y este tiempo ha sido una continua zozobra para los
aviadores militares, quienes han sufrido una serie de alternativas que han
probado su abnegación por el arma.
Colocarse en un medio
hostil, con excepción de contadas épocas, han vivido su carrera bajo la
influencia en intencionados conceptos y una deplorable escasez de elementos que
han impedido su progreso, precisamente cuando les rodeaba la opulenta magnitud
con que en el extranjero dábase impulso a la industria aérea.
Pasaron por nuestra historia
varios presidentes y ante cada uno de ellos, los pilotos elevaron sus demandas
pidiendo que en el bien de la patria se le diera a la aviación no más de lo que
fuera menester. Jamás fueron escuchados.
La épocas que podemos
considerar como de florecimiento, fueron aquellas en las que estallaron
movimientos armados. La aviación orgullosa de su lealtad sin tacha, con las
maquinas que se les proporcionaban, que no siempre fueron de tipo militar
cooperaban en las campañas con tanto
entusiasmo, que se diría que los pilotos no supieron de la oposición, fijando
siempre su mirada en el deber. Después regresaban para ellos los días de lucha,
la cual llegó a ser por la propia existencia de la institución. Las máquinas
que se les había proporcionado muchas veces de segunda mano, sufrían el
desgaste propio del trabajo y en poco tiempo, tornaban las prácticas a ser
intermitentes sorpresas, son pequeños factores y por lo mismo se les debe una
amplia protección que haga de su conjunto un todo poderoso.
La situación originada por
la guerra ha creado dificultades que deben de ser atenuadas, no aumentadas, los
precios son unos de ellos. Hay artículos que han encarecido simplemente porque
los comerciantes aprovechan el momento para bien de su economía sin pensar o
sin importarles el mal que le hacen al país.
Los artículos de aviación,
de por si difíciles de obtener en los tiempos de paz, están sujetos a la
eventualidad del momento. De ellos, el combustible, a pesar de que se produce
en el país, también han subido de precio, al grado de que pronto será
incosteable la explotación aérea. En esto no hay razón, porque al preparar al
país para una emergencia, significa facilitar sus medios de acción, no hay
pues, que hacer los productos nacionales del país.
Si se deja languidecer
nuestra aviación civil, este elemento puede desaparecer en su parte nacional y
cuando llegue el momento en que haya necesidad de ello, para fomentar la aviación
mexicana, ya no existirá y sucederá lo de siempre, echaremos mano y daremos
protección a elementos extranjeros sin aprovechar la ocasión que nos brinda la
vida para ser quienes debemos de ser”
Le agradezco infinito al
Ingeniero Raúl Albarrán B.
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