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jueves, 17 de noviembre de 2016

ESTA SI FUE UNA RUTA DEMASIADO CORTA



En 1936 el piloto de origen italiano Carlos Panini fundó la empresa Servicios Aéreos Panini con la cual logró un permiso para volar la ruta Ciudad de México-Huetamo con escalas intermedias en Arcelia, Iguala, Totolapan y Ciudad Altamirano, Estado de Guerrero. En uno de esos vuelos descubrió que al crecer en época de lluvias el afluente del Río Balsas, los habitantes de la región no podían cruzar de un lado al otro del río, arriesgando sus vidas al intentar enfrentar el fuerte caudal para ir de Ciudad Altamirano a Coyuca de Catalán, importantes poblados de la región.

Fue debido a esa necesidad de la gente que Panini estableció el servicio aéreo para cruzar el Río Balsas, situación que se dio debido a la falta de puentes, lo que imposibilitaba el cruce de gente y vehículos entre ambos poblados, algo que solo podía hacerse a muchos kilómetros de distancia y que resultaba casi imposible en época de lluvias.

La travesía por aíre era de un kilómetro, se cubría en dos minutos de vuelo y la tarifa era de 8 pesos por persona. Para este servicio Panini empleó un aparato sesquiplano avión de alas superiores completas y bajas de menor tamaño de la marca BUHL con el cual podía transportar entre 5 y 6 personas o “lo que se pudiera llevar”

miércoles, 9 de marzo de 2016

AMERICANOS Y SOVIÉTICOS EN POTLAVA



Era un mal día para los bombarderos de la Octava fuerza aérea. El la primera etapa de las misiones de traslado Rusia-Italia, el clima había sido horrible. A través de todo el camino desde sus bases en Inglaterra, sobre el mar del Norte y a través de corredor sobre Alemania hacia el Mar Báltico, grandes masas de nubes envolvían a los bombarderos.

Sin embargo, el cielo se aclaró, justo antes de que los bombarderos alcanzaran sus blancos en Polonia. Los ahora más livianos B-17s, giraron al Sudeste y se dirigieron a sus bases asignadas en la Unión Soviética.

El Capitán Harry Edgeworth, conducía una Fortaleza Volante de la Tercera División la cual se dirigía a un pequeño aeródromo en Poltava, unas pocas millas al sur de Kharkov. Miró a su copiloto y dijo “No es tan largo ahora, Capper”. Ocupando el asiento del copiloto se encontraba el teniente Arthur Capper, de Pittsburg, Pennsylvania. “Lo más rápido es lo mejor” murmuró Capper.

Edgeworth le sonrió y dijo “pensando en esos bebés rusos vestidos con sacos de harina…

El teniente asintió con aire ausente. El había esperado dos largos años por este día, dos años de planificación y sacrificios que culminaron con su destinación a las tripulaciones de los B-17s que operarían en aeródromos rusos. Aún así las posibilidades de que sus deseos se cumplieran, estaban decididamente en contra. Pero al menos, estando en Rusia, había alguna esperanza.

“Cambiar rumbo en 130 grados”, se oyó la voz del navegador. “Ahora estamos cruzando por el norte de Pinsk”

El Capitán inclinó el bombardero hacia la derecha y giró hacia el nuevo rumbo.


“Dime Capper ¿Por qué diablos solicitaste tu traslado desde un caza P-47 a un bombardero pesado? La mayoría de los pilotos evitarían volar de copilotos en una Fortaleza o en un Liberator.

Capper respondió mirando por la ventana lateral… “Sólo busco una oportunidad, Capitán”

Capper había volado P-39s con el 81 grupo de cazas en la campaña de África ganando una mención por su actuar en Paso Kairouan en el Valle de Ousseltia. Mas tarde, fue alcanzado por el fuego enemigo pero se las arregló para aterrizar sobre la panza de su P-39. Después de tres meses en un hospital, fue destinado a labores de transporte de P-39s y A-20s a Rusia, en donde eran entregados a oficiales soviéticos de acuerdo al programa “Préstamo y Arriendo”

Fue durante sus frecuentes vuelos a Alaska trasladando A-20s que Capper comenzó a detestar a los rusos. Un odio que le hizo solicitar su traslado desde un grupo de P-47s que operaba en el Mediterráneo, hasta el asiento derecho de un B-17.


Una hora y media luego de cruzar por Pinsk, el bombardero se acercaba a Kiev “Estamos a 30 minutos de Poltava” informó el navegador.

“Harías mejor yendo directo” dijo el piloto, “debemos cuidar el combustible”


Por la media hora siguiente, el bombardero voló sobre territorio desconocido, y luego enfiló hacia su área designada para aterrizar. Ya pronto el navegador informó: “Destino exactamente adelante y debajo de nosotros. Justo donde se suponía que debía estar. No se ha movido”

Capper tomó el interfono y dijo “Buen trabajo. Te debemos unas cervezas”
El capitán solicitó el chequeo previo al aterrizaje y  Capper  revisó item por item. Se encontraban a 800 pies de altura, listos para girar hacia la pista cuando avistaron un caza ruso que se acercaba velozmente. Todo indicaba que el choque era inminente.  “No puedo verlo” dijo el capitán justo en el momento en que el caza pasaba velozmente apenas unos centímetros por sobre el bombardero.

Capper, en medio de fuertes gritos, tomó los controles y empujó duro hacia abajo y la nariz de  B-17 se inclinó violentamente. El caza ruso estuvo a punto de incrustarse en la gran cola del bombardero.

“Maldito Bastardo” mascullaba Capper mientras luchaba por estabilizar el bombardero que se acercaba peligrosamente al suelo. La aguja del velocímetro rondaba las 200 millas por hora cuando lograron controlar nuevamente el bombardero y la altura no superaba los 100 pies.

La violenta e inesperada maniobra necesaria para evitar al caza ruso había arrojado a los dos cañoneros y al radio operador contra el techo del aparato lo que les había ocasionado profundos cortes en sus cabezas.

Por los próximos diez minutos, el caza ruso se mantuvo maniobrando a baja altura, haciendo piruetas sobre el campo impidiendo el aterrizaje de los bombarderos. Finalmente, cuando el marcador de combustible del bombardero ya marcaba que estaba vacío, El capitán Edgeworth enfiló hacia la pista. “Voy a aterrizar y embestiré a ese maldito si se me pone por delante”. Y estuvo a punto de hacerlo. Justo cuando comenzaba a planear sobre la pista, el caza enfiló directamente hacia el B-17. El Capitán lo ignoró y cuando la colisión parecía inminente, el caza ruso se elevó sobre el bombardero y Edgeworth aterrizó a salvo la Fortaleza Volante.

Dos de los otros bombarderos no fueron tan afortunados, Impedidos de aterrizar por el salvaje aviador soviético, sus motores se detuvieron cuando circundaban el campo y debieron aterrizar de emergencia en claros cercanos. Seis hombres resultaron heridos y dos bombarderos con serios daños.

Las furiosas tripulaciones americanas estaban dispuestas a tomar venganza por sus manos sin importar las consecuencias, pero un representante de la embajada americana en Moscú les contuvo. “Se trata del Oficial Comandante de la Base, debemos llevar esto por los canales diplomáticos” les imploró. “No queremos ningún problema mientras estemos aquí si podemos evitarlo. Repararemos los aviones cumpliremos nuestra misión y dejaremos el territorio soviético. Sólo entonces haremos presión sobre el gobierno soviético por la acción de este piloto hoy”

Los aviadores se dirigieron hacia sus cuarteles al lado oeste del campo. Una fría, y agujereada barraca que había sido dañada por los alemanes y sólo parcialmente reparada. El personal americano de tierra, que llevaba en la base varias semanas, rápidamente les advirtió que olvidaran cualquier esperanza de una vida cómoda. Un sargento vociferaba; “Nuestro establo en Indiana es mejor que esta barraca. Si yo fuera un soldado ruso colgaría a ese maldito Mayor Titov”


Capper estaba sacando una toalla y una lata de sopa de su bolsa, mientras el sargento gritaba,  Ante la mención del nombre de Titov, se estremeció… “Titov, el Mayor Titov?

El sargento contestó: “Sí, el Mayor Titov, él es el comandante aquí.


“¿Un hombre alto, siempre presumiendo de lo buen piloto que es?”


“El mismo. Al escucharlo parecería que el sólo salvó a Moscú…Hey teniente, cómo es que le conoces”

Más tarde, en la cena, Capper y Edgeworth  se encontraban en una mesa hacia una esquina del comedor, cuando un gran silencio cayó sobre la habitación. Capper levantó la cabeza y vio la familiar figura del mayor Titov. Rubio, alto y delgado, el joven piloto ruso examinaba la sala desde la entrada. Su uniforme pulcramente planchado e inmaculado, contrastaba fuertemente con el de los demás soldados rusos. Bajo las hombreras y sobre el pecho, lucía una impresionante cantidad de medallas y condecoraciones. Entre ellas Capper logró reconocer la Orden de la Estrella Roja, la Orden de Lenin y la medalla de Héroe de la Unión Soviética.

Cuando Titov vio a los americanos, dijo algunas palabras a su ayudante y caminó directamente hacia ellos. Los soldados soviéticos reanudaron su cena y en pocos segundos el salón se llenó de ruidos nuevamente.

El Mayor se detuvo en la primera mesa de americanos, hizo un corto discurso en ruso, el cual fue inmediatamente traducido al inglés por un intérprete a su lado. Fue un intrascendente discurso de bienvenida, carente de toda calidez o real significado. Titov entonces giró, y comenzó a abandonar el salón.

“¿El Mayor se olvidó de hablar en inglés?”  La voz de Capper sobresalió nítidamente entre los rumores del salón. Edgeworth, alarmado, dijo a Capper en voz baja y en tono de reproche “¿Qué es lo que pasa contigo?”

El Mayor se volvió y caminó de regreso a la mesa de los americanos. Dijo algo a su traductor, el cual preguntó en inglés: “¿Quién se dirigió al Mayor?”


“Yo fui” respondió Capper al momento que se ponía de pie.

Titov miró fijamente a Capper y unos pocos segundos después le reconoció: “¡Teniente Capper!” dijo en perfecto inglés.

El Mayor caminó hacia Capper. Había una sonrisa burlona en su agraciado rostro… “Todavía está usted vivo… es afortunado”

El americano sonrió y respondió: “Sí Titov. Estoy vivo y no se imagina usted cuanto.  A pesar de los esfuerzos que ha hecho algún estúpido ruso por matarme”.

La cara del Mayor se tornó tan roja como las hombreras de su uniforme. Su ayudante llamó a tres guardias soviéticos que permanecían cerca de la puerta de entrada, los que corrieron inmediatamente, pero el Mayor los detuvo y mediante una orden los devolvió a su puesto de guardia.

“Nos veremos pronto americano. Y recuerda que ahora no estás en Alaska. Estás en territorio soviético y yo soy el comandante aquí”.

Sin decir una palabra más, Titov abandonó el salón comedor.

Los problemas entre ambos pilotos habían comenzado hace mucho tiempo atrás en Alaska. El mayor Titov era el oficial a cargo de la unidad soviética que tenía que recibir los aviones del programa Lend and Lease, de manos de los pilotos americanos. Beligerante y soberbio, el oficial ruso pronto se transformó en un problema para los oficiales de la Fuerza Aérea americana. Acostumbraba rechazar los aviones por el más mínimo detalle que no estuviera en su lugar. Una pequeña picadura en la pintura, parabrisas sucios, y cualquier pequeña cosa que él pudiera descubrir era causa de rechazo. Y los oficiales americanos debían aceptar sus reclamos y mantenerse callados a causa de las presiones del Departamento de Estado.

Pero el Mayor Titov causaba aún más problemas. Personalmente testeaba en vuelo cada aparato destinado a la Unión Soviética y cuando el ruso volaba, cada piloto que estuviese volando en el área, estaba en serio riesgo.

“Esta es la manera como derrotamos a la Luftwaffe en Moscú” anunciaba por radio y luego se lanzaba directamente y a toda velocidad contra cualquier avión que volara en las cercanías. Luego reía salvajemente como un loco cuando el sorprendido piloto se apartaba velozmente de su camino. “¿Qué pasa americanos…? ¿Falta nervio?”

Capper estaba entregando un A-20 cuando tuvo su primer encuentro con Titov y pudo evitar la embestida con un agudo picado que sólo logró estabilizar cuando el Boston rozaba las copas de los árboles. Entonces escuchó por la radio la voz del ruso que decía “Los americanos son todos iguales. No tienen agallas”.

A pesar de una advertencia del Coronel americano a cargo de la operación de traslados, Capper se enfrentó a Titov y le advirtió: “Mayor, nunca más haga eso conmigo. Si lo vuelve a hacer, incrustaré mi motor derecho en su cabina”

El indignado oficial soviético replicó: “nadie trata así a un oficial soviético. Si estoy aquí es por solicitud del gobierno americano y exijo ser tratado con el debido respeto” 

El teniente explotó ¿A solicitud de mi gobierno…? Al infierno con eso. Ustedes, malditos rojos,  están aquí porque los alemanes les están pateando en el culo y vinieron corriendo por ayuda”.

El mayor ruso reportó el incidente a las autoridades americanas y Capper fue suspendido de sus misiones a Alaska. Sin embargo, tres meses después y debido a la escasez de pilotos, recibió un nuevo encargo. Debía trasladar un A-20 desde Grand Island, Nebraska hasta Alaska lo más pronto posible.

Con él iba el teniente Robert Jackson de Augusta, Georgia, un amigo desde sus días de cadete. Esta vez, el teniente Capper estaba preparado para enfrentar al oficial soviético. El cual seguramente, todavía estaba allí, esperando algún incauto al cual espantar y hacer huir con su audacia para luego pavonearse.

Pero esta vez Capper no huyó. En lugar de ello, giró su A-20 directamente sobre el ruso atacante. Cuando el mayor ruso se dio cuenta que este piloto no se asustaba ya fue demasiado tarde. Los aviones chocaron sus alas despedazándolas e iniciaron una loca caída en picada

Capper se las arregló para estabilizar parcialmente el A-20, logrando aterrizar violentamente sobre su panza al sur del aeródromo. Por desgracia, Jackson murió instantáneamente. El mayor Titov, se lanzó en paracaídas y llegó a tierra sin un rasguño.

jueves, 17 de septiembre de 2015

ANÉCDOTA DE LOS TIGRES VOLADORES



Los "Tigres Voladores" de Chennault eran un grupo de aviadores voluntarios que EEUU puso a disposición del gobierno chino para hacer frente a los bombardeos japoneses.

Provenían del Ejército, la Marina y los marines, pero como formaban parte de un grupo casi irregular, no estaban bajo mandato militar directo y por lo tanto relajaban algunas de las cuestiones marciales.

Por ejemplo, usaban botas de vaquero en lugar de botas o zapatos militares.

Se hicieron famosos entre los británicos y otras tropas más ordenadas, al organizar todo tipo de fiestas hasta cualquier hora y pasárselas con mujeres locales.

Una vez convencieron al piloto de un carguero de volar hasta Hanoi donde había una base japonesa para bombardearla.

Cargaron el avión con todo tipo de bombas capturadas probablemente sin saber si funcionaban o no, tanto chinas, rusas como francesas, y luego las lanzaron sobre el objetivo dándole patadas. Obviamente, estaban bastante borrachos para cuando hicieron todo esto.

Como el grupo no estaba encuadrado directamente dentro de ninguna fuerza, tenían problemas de abastecimiento de todo tipo.

Sus aviones eran obsoletos y las piezas de recambio escasas; tapaban los agujeros de los tanques de combustible con chicle y parcheaban los fuselajes dañados con cinta adhesiva.

Se reutilizaba todo, hasta la tela de los paracaídas. Para mejorar la performance de los lentos P-40 Tomahawk, se los recubría con cera, lo que supuestamente les daba 15 km/h adicionales.

Se dice que los mecánicos, acostumbrados a esto, recorrían los bosques y plantaciones cercanas en las que habían caído aviones para tratar de recuperar cualquier pieza útil, ya fuera de aparatos amigos o enemigos.

Como sus aviones eran cazas, cuando tenían que bombardear regresaban a los inicios de la aviación militar, lanzando botellas de whisky llenas de gasolina u otros dispositivos explosivos caseros con paracaídas robados de las bengalas de iluminación nocturna.

Eventualmente algunos les agregaron porta bombas ventrales para convertir al avión en un bombardero en picado.

A pesar de todas estas irregularidades, los Tigres no solo levantaron la moral china, sino que hicieron daño a los japoneses y, de rebote, entraron a la historia.

martes, 15 de septiembre de 2015

EL RECUERDO DE UN SECUESTRO



El secuestro del vuelo 705 de Mexicana de Aviación ocurrió el 8 de noviembre de 1972. Se trataba de un avión de pasajeros que volaba de Monterrey al Distrito Federal. Este acto de piratería aérea fue ejecutado por miembros de la Liga de Comunistas Armados, encabezados por Germán Segovia.

El 8 de noviembre de 1972, el vuelo 705 de la Compañía Mexicana de Aviación partía del Aeropuerto Internacional de Monterrey de la ciudad de Monterrey a las 9:22 con destino a la Ciudad de México. El avión tipo Boeing 727 transportaba a 110 pasajeros cuando a las 9:35 el capitán de la aeronave, Abel Quintana Rodríguez, reportó a la torre de control que cuatro individuos armados habían tomado el mando del avión. El comando, formado por Germán Segovia Escobedo, Armando González, José Luis Martínez, José Teodoro Meseguer Morales y Alberto Sánchez H. formaba parte de la organización de guerrilla urbana Liga de Comunistas Armados.

El motivo del secuestro era exigir la libertad de cinco guerrilleros detenidos Ángel Mejía Núñez, Francisca de Lourdes Saucedo Gómez, Reynaldo Sánchez Rodríguez, Edna Ovalle Rodríguez y Tomás Okusono Martínez a cambio de los pasajeros del avión. El comando guerrillero aseguraba tener consigo una carga de explosivos capaces de partir en dos la nave. Al conseguir la liberación de sus compañeros guerrilleros y una vez reunidos todos en el avión, a las 12:55 solicitaron a la torre de control el plan de vuelo a Cuba. La nave despegó hacia Cuba a las 15:40 y aterrizó en el Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana a las 19:20. La tripulación había llegado a salvo a la capital cubana. Éstos regresaron a México en el mismo avión al día siguiente, el 9 de noviembre, mientras que los guerrilleros solicitaron asilo en Cuba, mismo que les fue concedido por el gobierno del país.

Tal es el caso de Alberto Sánchez y sus compañeros de la Liga de los Comunistas Armados de Monterrey miembros después de la flagelada Liga Comunista 23 de Septiembre, quienes desviaron en 1972 un avión de Mexicana de Aviación a La Habana, exigiendo que los acompañara la compañera Edna Ovalles, herida y presa por las autoridades mexicanas, junto a otros seis desaparecidos. Al llegar a La Habana fueron sometidos a juicio militar en la prisión de La Cabaña y enviados a realizar trabajos forzados en Valle de Picadura junto a viejos comunistas y revolucionarios de la lucha contra la dictadura de Batista, presos y castigados por “disidentes”. La odisea de estos revolucionarios y sus intentos de abandonar la Isla para continuar la lucha, involucraría a Hilda Guevara hija del fallecido “Che” Guevara y, para esas fechas, esposa de Alberto Sánchez por lo que se le negaría primero, la actualización de su pasaporte en la embajada mexicana de La Habana y, después, la salida de la Isla.

Algunos de los entonces guerrilleros se acogieron a la amnistía otorgada el 28 de septiembre de 1978 otorgada por el entonces presidente de México José López Portillo, hecha a sugerencia del secretario de gobernación Jesús Reyes Heroles. 

En nota fechada el 2 de enero de 1982 el semanario mexicano Proceso relató el suicidio de Germán Segovia Escobedo, quien se quitó la vida con un disparo en la sien en la madrugada del 25 de diciembre de 1981. Segovia sufría de hostigamiento durante meses por amenazas anónimas de muerte y torturas, contra él y sus familiares. Germán Segovia era yerno de Rosario Ibarra de Piedra, que a su vez era madre de Jesús Piedra Ibarra en 1974, luego de ser secuestrado en la ciudad de Monterrey y posteriormente fue fundadora del Comité ¡Eureka!

Tomás Okusono sería después detenido en Estocolmo, acusado de participar en una operación militar multinacional con fin de secuestrar al entonces secretario de turismo de ese país escandinavo, según el libro de Claire Sterling. 

domingo, 13 de septiembre de 2015

EL SENTIDO DE HUMOR ALEMÁN



El conocido as de la RAF, Stanford Tuck, narra en su libro: "Vuela por tu Vida", los pormenores de la acción en la que resultó derribado por la antiaérea sobre Francia.

Así, refiere que al ser su Spitfire gravemente alcanzado, no le quedó otra opción que la de intentar un aterrizaje forzoso.

Para ello escogió una planicie que terminaba en lo que parecía ser un montículo de heno. Sin embargo, al cortar gases y enfilar hacia el lugar del aterrizaje, el montículo en cuestión se deshizo y en una fracción de segundos se dio cuenta que era una pieza de artillería camuflada un cañón de 20 mm que lo iba a convertir en picadillo.

Maldiciendo con toda su alma a los artilleros que le negaban una posibilidad de sobrevivencia, apuntó in extremis con su avión e hizo vomitar una andanada con sus armas de a bordo, silenciando definitivamente al cañón alemán.

Al salir de su carlinga fue inmediatamente rodeado por un grupo de furiosos soldados de la Whermacht que llegaron a toda velocidad en un vehículo al lugar. A puntapiés y culatazos lo llevaron hacia la destruida posición antiaérea donde yacían los cuerpos destrozados de los infelices artilleros de la Flak.

Los soldados alemanes en su ira decidieron fusilarlo, y nuestro buen Bob pensó que había llegado su última hora, cuando uno de los alemanes comenzó a gritar y a señalar hacia el cañón de 20 mm.

De inmediato sus compañeros acudieron a ver la novedad y para gran sorpresa de Tuck comenzaron a reírse a grandes gritos y a gesticular en dirección hacia el cañón. Intrigado el piloto inglés, le echó un vistazo a la pieza de artillería y vio que tenía el cañón destrozado.

La razón de ello era que uno de sus proyectiles había impactado justo en la boca de fuego, y tras avanzar por el interior del cañón había reventado la recámara provocando la muerte de sus artilleros.

Esta sorprendente hazaña balística al parecer transformó el estado de ánimo de los infantes alemanes, y uno de ellos palmoteo la espalda de Tuck diciendo:

-“Buen tiro inglés”- Definitivamente Stanford Tuck declaró que no entendía el sentido del humor alemán.

domingo, 9 de agosto de 2015

CASI IGUAL AL 11 DE SEPTIEMBRE



El 28 de julio de 1945 un bombardero B-25 Mitchell de la USAAF, en vuelo de Boston a Nueva York, perdió el rumbo al entrar en un banco de niebla y se encontró de repente volando entre los rascacielos de Manhattan.

Durante unos angustiosos segundos voló en zigzag, tratando de esquivar los edificios, hasta que finalmente se estrelló contra el Empire State.



El avión impactó entre los pisos 78 y 79, abriendo un boquete de seis metros de diámetro en la fachada y provocando un gran incendio.

Era sábado y la mayoría de las oficinas estaban vacías, por lo que el número de víctimas no fue muy alto.

Hubo catorce muertos, entre los que se encontraban los tres tripulantes del avión.

El piloto era el teniente coronel William Smith, un veterano con dos años de experiencia de combate en Europa.

Le acompañaban su copiloto y un mecánico de la Fuerza Aérea de permiso que había pedido viajar con ellos hasta Nueva York para visitar a sus padres.

martes, 4 de agosto de 2015

LOS KAMIKAZES YUGOESLAVOS



El 6 de abril de 1941, el primer día de la invasión alemana de Yugoslavia, uno de los primeros objetivos de la Luftwaffe fue la base del 36º Grupo del 5º Regimiento de Caza de la Real Fuerza Aérea Yugoslava, situada en Režanovačka Kosa, cerca de la frontera búlgara.

Los anticuados Hawker Fury yugoslavos, biplanos de cabina abierta de fabricación británica, tuvieron que enfrentarse a los Bf 109 y Bf 110 alemanes, muy superiores a ellos en todos los aspectos.

Pese a ello, los yugoslavos lograron derribar tres Bf 109 y dos Bf 110 a un coste de once Furys perdidos prácticamente la totalidad de la escuadrilla.

Lo sorprendente es que la mayor parte de los cazas alemanes derribados no cayeron en un combate aéreo convencional, sino que fueron embestidos por pilotos yugoslavos en acciones suicidas.

Como mínimo tres de ellos, los capitanes Konstantin Jermakov y Vojislav Popovic y el teniente Milorad Tanasic, se sacrificaron estrellando sus Furys contra aviones alemanes.

lunes, 20 de julio de 2015

CONTÓ MÁS DE DOCIENTOS AGUJEROS DE BALAS, Y TODAVÍ NO SE BAJABA DEL PEQUA



Robert S. Johnson fue uno de los grandes ases de caza de la USAAF.

El 26 de junio de 1943, durante una misión de escolta a bombarderos B-17 sobre Francia, su formación fue atacada por un grupo de Focke-Wulf Fw 190.

Un proyectil de 20 mm explotó en la parte trasera de la carlinga del P-47 Thunderbolt de Johnson.

Intentó saltar, pero no consiguió abrir la carlinga, destrozada por el impacto, así que se vio obligado a tratar de llegar a Inglaterra por su cuenta.

Uno de los cazas alemanes vio que se retiraba del combate y salió tras él. Johnson, incapaz de defenderse, solo podía maniobrar a un lado y otro para tratar de esquivar las ráfagas de ametralladora.

Al fin, tras una larga persecución, el alemán agotó sus municiones, sacudió las alas a modo de saludo y se dio media vuelta.

Al aterrizar en Manston, Johnson comenzó a contar los agujeros de bala de su Thunderbolt.

Lo dejó cuando había superado los doscientos, sin haberse bajado aún del avión.

El piloto alemán era el teniente Egon Mayer, el primer as de la Luftwaffe que superó las cien victorias en el frente occidental.

viernes, 17 de julio de 2015

POR FAVOR, MANDEN A ALGUIEN PARA QUE PAGUE LO QUE DEBO



La tarde del 16 de agosto de 1940 los Hurricanes del 43º Escuadrón de la RAF tuvieron que hacer frente a dos grandes formaciones de Stukas en las costas de Sussex.

Durante el combate, el caza de Tony Woods-Scaven fue alcanzado en el radiador, lo que obligó al piloto a retirarse.

Cuando volaba en solitario de regreso a su base fue descubierto por cuatro Bf 109, que comenzaron a perseguirle disparando sus ametralladoras.

El Hurricane recibió varios impactos en el motor y comenzó a caer. Woods-Scaven divisó un pequeño prado en la isla de Wight, e intentó un aterrizaje de emergencia.

Logró tomar tierra, aunque el aterrizaje fue tan brusco que perdió tres dientes.

Había llegado a tiempo para tomar el ferry a Southampton, pero era ya demasiado tarde para continuar camino hasta su base de Tangmere.

 Así que Woods-Scaven cogió una habitación en un hotel y se fue al bar a tomar unas copas. A la mañana siguiente llamó por teléfono a su escuadrón: 

"Si quieren que vuelva a volar, será mejor envíen a alguien para pagar la factura" 

miércoles, 8 de julio de 2015

HAY BOMBAS QUE REBOTAN



El 14 de septiembre de 1939, la segunda semana de la guerra, tres Blackburn Skua del portaaviones británico Ark Royal localizaron en el Atlántico Norte al submarino alemán U-30.

El u-boot se sumergió rápidamente para escapar del ataque, pero antes de que desapareciese, los aviones alcanzaron su posición y lanzaron sobre él varias bombas perforantes.

En lugar de penetrar en el agua, las bombas rebotaron en la superficie y estallaron en el aire, justo debajo de los aviones.

Dos de los Skuas cayeron al mar, derribados por sus propias bombas. Los pilotos fueron rescatados por el submarino alemán.

Así le habrá ido.

martes, 7 de julio de 2015

EL ASOMBROSO VUELO DE KASHIMURA



Kanichi Kashimura fue un as de la aviación japonesa, con un total de 12 derribos en las guerras en China y en el Pacífico. Pero si se hizo un piloto famoso en su país no fue por sus victorias sobre aparatos enemigos, sino por una acción singular que protagonizó cuando era todavía un piloto novato con poca experiencia de combate.

Kashimura nació en la provincia japonesa de Kagawa en julio de 1913. Se alistó en la Marina y obtuvo sus alas de piloto en julio de 1934. Cuando comenzó la guerra con China fue destinado como piloto de caza al 13º Grupo Aéreo, en Nanking, a donde llegó en octubre de 1937. En su primer combate, el 22 de noviembre, logró derribar dos aviones enemigos.

El 9 de diciembre, durante un combate contra Curtiss P-40 de la fuerza aérea china sobre Nanchang, después de derribar un avión enemigo colisionó en vuelo contra otro aparato, que le arrancó parte del ala izquierda de su avión. Kashimura supo mantener la calma, y pilotando su Mitsubishi A5M con gran habilidad logró regresar a su base con el ala seccionada.



Después de cuatro intentos fallidos, logró aterrizar su avión, aunque no fue precisamente un aterrizaje suave. Kashimura salió indemne de su aparato destrozado ante la mirada de todos los presentes.

Entre los testigos había varios periodistas, que además habían logrado hacer fotografías de la hazaña de Kashimura. Si no hubiese sido por la presencia de los periodistas posiblemente nadie se habría enterado de lo que acababa de hacer, pero la prensa se encargó de dar publicidad a la hazaña, lo que convirtió a Kashimura, contra su voluntad, en un héroe nacional.

En marzo de 1938 Kashimura regresó a Japón después de haber obtenido 8 victorias en sus combates contra la fuerza aérea china. Fue destinado como instructor al Grupo Aéreo Yokosuka.

Se había convertido en el hombre que había aterrizado con una sola ala, una auténtica celebridad y un modelo a seguir para los nuevos pilotos. En 1939 fue destinado por segunda vez a China, pero como para entonces la fuerza aérea china había perdido gran parte de su capacidad de combate no logró sumar ninguna nueva victoria a su palmarés.

Kashimura fue ascendido a alférez en octubre de 1942 y dos meses después fue destinado al 582º Grupo Aéreo, en Nueva Guinea, donde entró nuevamente en combate. El 6 de marzo de 1943 participó en una misión de escolta de bombarderos que iban a realizar un raid en las islas Russell.

Dos de los zeros de la escolta no regresaron de la misión, uno de ellos el del alférez Kashimura. Fueron interceptados por P-39 del 67º Escuadrón de Caza, pero estos centraron sus ataques en los bombarderos en picado Aichi D3A y no reivindicaron el derribo de ningún Zero.

Ese día tan sólo hubo una reivindicación de un Zero abatido en la zona, presentada por el sargento Robert H. Banner, artillero de un SBD Dauntless del VMSB-132 Marine Scout Bombing Squadron 132, que afirmó haber disparado contra un A6M 25 Km al sureste de las islas Russell. Pudo ser el Zero de Kashimura.

domingo, 28 de junio de 2015

YA INGUÉ

Una vez me preguntó un compañero que llego a General lo siguiente:

-“Oye viejito ¿Por qué no te hiciste General como nosotros?”- y me refiero a varios compañeros que siempre están atentos a este Blog, como Rosendo, Meza, Marcelino, Orrostieta, el Charlie y otros más.

Bueno, permítanme decirles que allá por junio de 1963 fui a concursar para entrar como cadete a la Escuela Militar de Aviación.

Siendo aspirante, mientras nos quedábamos en el hangar a dormir durante los exámenes, me pusieron de apodo: GOLIAT y yo pensaba en esos momentos: “Si entro de cadete, ya INGUÉ” y la realidad fue que entre de cadete y no pasó nada de eso, pues en el año del preparatorio, me tundieron con ganas. Cadetes como Carrizales, como Villanueva Chong, como Mendoza Moreno, como Martínez Dorantes, como García Guzmán.

Me aguante el año de potrote y pensé: “Si paso al primario, ya INGUÉ” pero llegue al primario y empecé a volar el Stearman y después de la primeras hora de vuelo pensé: “Si paso el primer Check, ya INGUÉ” y lo pasé y después me dije: “Si me sueltan ya INGUÉ” y no pasó nada de eso.


Terminé el primario y entonces me dije: “Si me sueltan en el AT-6, ya INGUÉ” y me soltaron y no pasó nada de eso.




Después de volar el Texan solo, formar, ametrallar, hacer acrobacia me dije: Si logro “MIS ALAS EN EL PECHO, ya INGUÉ” Y las logré porque me enviaron a La Paz para volar el T-28



Para 1969 me cambiaron a México, ahí, en el EMATE tuve que volar el Bicho y el C-47, en eso estaba cuando pasé comisionado al hangar del Secretario de la Defensa Nacional. Aunque tuve la suerte de volar con el General Julio Cal y Mayor el MU-2J FAM 1550 tuve que soportar los embates del Mayor Arcos y su querube, el telegrama Gómez Muñiz. Entonces me dije: aguántalos viejito porque si lo haces ahora si vas a INGAR. Pero todo fueron fuegos artificiales.




Me cambiaron a Santa Lucía para volar en Transportes Pesados y ahí me dijeron: Aguanta al Capi Chefo, y ahora si vas a INGAR, pero no fue así.

Me retiré de la FAM para volar en Ciudad Obregón el MU2 XA-IUC.




Dejé esta empresa par venirme a La Paz para volar el DC-9 de Aerocalifornia donde trabajé muy a gusto hasta que el “Yuyín” me corrió.




Me fui a volar a Corporativo Vitro para volar el Sabreliner 40, pero tenía que vivir en Monterrey, mis hijos no quisieron emigrar para allá, así es que me regresé  a vivir en La Paz.




Desde que regresé a esta ciudad fui director de Turismo del ayuntamiento, luego puse una agencia de viajes llamada “TURIPAZ” (como mi blog) después una tienda de pintura, una papelería, un café internet y ahora me tiene aquí escribiendo novelas y Blogs (el que quiera leer la novela: “LOS NIDOS DEL AGUILA” solo tiene que pedírmela y se la envío a su correo electrónico)

Por eso ahora que me dedico a escribir, puedo decir con tranquilidad ”Si, ya INGUÉ”

viernes, 26 de junio de 2015

LAS PALOMAS MENSAJERAS DE LA FUERZA AÉREA BRITÁNICA



La Fuerza Aérea Británica recurrió a menudo a palomas mensajeras como sistema de alarma para sus bombarderos.

Si el avión tenía que efectuar un aterrizaje de emergencia, la paloma era liberada para que regresase a su base con un mensaje en el que se indicaba el lugar en el que había caído.

Winkie, era la paloma de un Bristol Beaufort que se estrelló en el mar el 23 de febrero 1942 tras haber sido alcanzado por fuego antiaéreo durante un raid sobre Noruega.

La única esperanza de supervivencia de los tripulantes, apretujados en un bote sobre las gélidas aguas del Mar del Norte, era que Winkie volase a su base con un mensaje en el que se indicaban las coordenadas del punto en el que habían amerizado.

Cuatro horas más tarde Winkie llegó a la base aérea de Leuchars, en Escocia. Inmediatamente se puso en marcha una operación de búsqueda, y los náufragos fueron localizados y rescatados.

Winkie les había salvado la vida.