Los "Tigres Voladores" de Chennault eran un grupo de
aviadores voluntarios que EEUU puso a disposición del gobierno chino para hacer
frente a los bombardeos japoneses.
Provenían del Ejército, la
Marina y los marines, pero como formaban parte de un grupo casi irregular, no
estaban bajo mandato militar directo y por lo tanto relajaban algunas de las
cuestiones marciales.
Por ejemplo, usaban botas de
vaquero en lugar de botas o zapatos militares.
Se hicieron famosos entre
los británicos y otras tropas más ordenadas, al organizar todo tipo de fiestas
hasta cualquier hora y pasárselas con mujeres locales.
Una vez convencieron al
piloto de un carguero de volar hasta Hanoi donde había una base japonesa para
bombardearla.
Cargaron el avión con todo
tipo de bombas capturadas probablemente sin saber si funcionaban o no, tanto
chinas, rusas como francesas, y luego las lanzaron sobre el objetivo dándole
patadas. Obviamente, estaban bastante borrachos para cuando hicieron todo esto.
Como el grupo no estaba
encuadrado directamente dentro de ninguna fuerza, tenían problemas de
abastecimiento de todo tipo.
Sus aviones eran obsoletos y
las piezas de recambio escasas; tapaban los agujeros de los tanques de
combustible con chicle y parcheaban los fuselajes dañados con cinta adhesiva.
Se reutilizaba todo, hasta
la tela de los paracaídas. Para mejorar la performance de los lentos P-40
Tomahawk, se los recubría con cera, lo que supuestamente les daba 15 km/h
adicionales.
Se dice que los mecánicos,
acostumbrados a esto, recorrían los bosques y plantaciones cercanas en las que
habían caído aviones para tratar de recuperar cualquier pieza útil, ya fuera de
aparatos amigos o enemigos.
Como sus aviones eran cazas,
cuando tenían que bombardear regresaban a los inicios de la aviación militar,
lanzando botellas de whisky llenas de gasolina u otros dispositivos explosivos
caseros con paracaídas robados de las bengalas de iluminación nocturna.
Eventualmente algunos les
agregaron porta bombas ventrales para convertir al avión en un bombardero en
picado.
A pesar de todas estas
irregularidades, los Tigres no solo levantaron la moral china, sino que
hicieron daño a los japoneses y, de rebote, entraron a la historia.
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