El conocido as de la RAF,
Stanford Tuck, narra en su libro: "Vuela por tu Vida", los pormenores
de la acción en la que resultó derribado por la antiaérea sobre Francia.
Así, refiere que al ser su
Spitfire gravemente alcanzado, no le quedó otra opción que la de intentar un
aterrizaje forzoso.
Para ello escogió una planicie
que terminaba en lo que parecía ser un montículo de heno. Sin embargo, al
cortar gases y enfilar hacia el lugar del aterrizaje, el montículo en cuestión
se deshizo y en una fracción de segundos se dio cuenta que era una pieza de
artillería camuflada un cañón de 20 mm que lo iba a convertir en picadillo.
Maldiciendo con toda su alma
a los artilleros que le negaban una posibilidad de sobrevivencia, apuntó in
extremis con su avión e hizo vomitar una andanada con sus armas de a bordo,
silenciando definitivamente al cañón alemán.
Al salir de su carlinga fue
inmediatamente rodeado por un grupo de furiosos soldados de la Whermacht que
llegaron a toda velocidad en un vehículo al lugar. A puntapiés y culatazos lo
llevaron hacia la destruida posición antiaérea donde yacían los cuerpos destrozados
de los infelices artilleros de la Flak.
Los soldados alemanes en su
ira decidieron fusilarlo, y nuestro buen Bob pensó que había llegado su última
hora, cuando uno de los alemanes comenzó a gritar y a señalar hacia el cañón de
20 mm.
De inmediato sus compañeros
acudieron a ver la novedad y para gran sorpresa de Tuck comenzaron a reírse a
grandes gritos y a gesticular en dirección hacia el cañón. Intrigado el piloto
inglés, le echó un vistazo a la pieza de artillería y vio que tenía el cañón
destrozado.
La razón de ello era que uno
de sus proyectiles había impactado justo en la boca de fuego, y tras avanzar
por el interior del cañón había reventado la recámara provocando la muerte de
sus artilleros.
Esta sorprendente hazaña
balística al parecer transformó el estado de ánimo de los infantes alemanes, y
uno de ellos palmoteo la espalda de Tuck diciendo:
-“Buen tiro inglés”- Definitivamente
Stanford Tuck declaró que no entendía el sentido del humor alemán.
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