El 6 de
abril de 1941, el primer día de la invasión alemana de Yugoslavia, uno de los
primeros objetivos de la Luftwaffe fue la base del 36º Grupo del 5º Regimiento
de Caza de la Real Fuerza Aérea Yugoslava, situada en Režanovačka Kosa, cerca
de la frontera búlgara.
Los
anticuados Hawker Fury yugoslavos, biplanos de cabina abierta de fabricación
británica, tuvieron que enfrentarse a los Bf 109 y Bf 110 alemanes, muy
superiores a ellos en todos los aspectos.
Pese a
ello, los yugoslavos lograron derribar tres Bf 109 y dos Bf 110 a un coste de
once Furys perdidos prácticamente la totalidad de la escuadrilla.
Lo
sorprendente es que la mayor parte de los cazas alemanes derribados no cayeron
en un combate aéreo convencional, sino que fueron embestidos por pilotos
yugoslavos en acciones suicidas.
Como mínimo
tres de ellos, los capitanes Konstantin Jermakov y Vojislav Popovic y el
teniente Milorad Tanasic, se sacrificaron estrellando sus Furys contra aviones
alemanes.
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