A pesar de ser un jet de
entrenamiento, el avión T-33 fue utilizado en distintas funciones, a lo largo
de 46 años por la Fuerza Aérea Mexicana desde 1961 hasta el 2007 cuando fue
desactivado. Fue empleado en cuatro escuadrones y entre los años de 1988 y 1994
fue el reactor más numeroso de la FAM, con 58 ejemplares operados a lo largo
del tiempo.
El T-33 construido por la
compañía norteamericana Lockheed, es una variante de entrenamiento biplaza del
P-80 Shooting Star, usado por muchos países como avión de pelea. Inicialmente,
el avión fue solicitado por la USAF. Siendo cambiada su designación en 1948 de
TP-80C a TF-80C, y finalmente a T-33A, en mayo de 1949. Con el paso
de los años y hasta 1958 se construyeron un total de 6,557 aviones y en cuya
cifra se incluyen los producidos bajo licencia en Japón por Kawasaki y los
fabricados en Canada por Canadair Corporation. Fue usado por la Marina de los
Estados Unidos inicialmente como TO-2 para después usarlo como TV-2 y después
de 1962, como T-33B.
Por su versatilidad y
operación fue empleado para el entrenamiento en muchas fuerzas aéreas
occidentales como; Alemania, Cañada, España, Portugal, Holanda, Japón, en
América latina fue utilizado por Brasil, Uruguay, Chile, Colombia, Paraguay,
Guatemala, México y Bolivia siendo estas dos naciones las ultimas en
utilizarlas hasta mediados de la primera década del siglo XXI.
Al iniciar la década de
1960, la FAM había desactivado el avión P-47D, su único avión de pelea,
sustituyéndolo temporalmente por aviones a pistón multipropósito North American
T-28 Trojan. En 1961 la FAM adquirió dos tipos de naves a reacción para entrar
a la era del jet; 15 cazas De Havilland Vampire F.Mk 3 para equipar al Escuadrón
Aéreo 200, como avión de pelea y 15 Lockheed T -33 A-1 ex USAF para el
Escuadrón Aéreo 202, como un jet entrenador. Los T-33 fueron adquiridos a
través del programa Norteamericano de Asistencia Militar,
En 1962, los tetra, como se
le llamaba al T-33, eran operados junto con los Vampiro desde la zona militar
del aeropuerto Internacional de la Cuidad de México mientras se alargaban las
pistas de la Base Aérea Militar N° 1, para adecuarlas para las
operaciones de los aviones de reacción. El 27 de enero de 1962 pasa revista de
entrada el 7º. Grupo Aéreo Jet de Pelea, formado por el EAJP 200 equipado con
aviones De Havilland Vampire Mk-III y Mk-XI, y el Escuadrón Aéreo Jet de Pelea
202 utilizando los Lockheed T-33A. Al mando de un veterano de la guerra en el
pacífico durante la Segunda Guerra Mundial en el Escuadrón 201, el Teniente
Coronel Graco Ramírez Garrido. Los T-33 en ese tiempo portaron la
matricula FAM JE-001 a JE-015.
Al paso de los años, sumado
a las pérdidas de varios aviones, otros se quedaron en tierra por falta de
repuestos, ello disminuyó considerablemente la disponibilidad de este
escuadrón, lo que probablemente condujo a la decisión de adquirir más aviones
como reemplazos obteniéndose tres aviones en Holanda que llevaron las
matriculas JE-016 a 018.
En 1987, la FAM adquirió un
lote de 40 de estos aviones que fueron desactivados de la Guardia Aérea
Nacional y la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, creándose la Segunda Ala de
Combate con el Décimo Grupo Aéreo, integrando los T-33 a los Escuadrones Aéreos
210, 211 y 212, que fueron ubicados en las bases aéreas de Mérida, Yucatán,
Tuxtla Gutiérrez Chiapas e Ixtepec, Oaxaca, además se reforzó el Escuadrón 202,
ubicado en Santa Lucia.
En 1998 con la reestructura
de la FAM, se decide la integración de los cuatro escuadrones equipados con los
reactores T-33, en una sola unidad aérea, asignada al Ala de Combate, basando
el nuevo escuadrón en la Base Aérea Militar No. 2 en Cd. Ixtepec Oaxaca,
simplificando, la logística de mantenimiento, el adiestramiento del personal de
vuelo y armeros especializados en este tipo de aeronave, al ubicarse todo
en un mismo lugar.
El 1° de enero de 1998, el
Escuadrón Aéreo 402 pasa revista de entrada en la Región Aérea del Sureste
mexicano, encargándole el alto mando, la misión de “Salvaguardar el espacio
aéreo comprendido en el Istmo de Tehuantepec, quedando conformada su plantilla
orgánica por veinticuatro aviones.
En julio del 2007 se decide
la desactivación de los T-33 de este escuadrón y la FAM, por las
dificultades de su mantenimiento dada su antigüedad, posteriormente este
escuadrón se equiparía con aviones turbohélice PC-7, siendo a partir del 2015
reequipado con los aviones multipropósito de última generación T-6C.
Los T-33 que se encontraban todavía en condiciones de vuelo, fueron trasladados a distintas bases alrededor de México, para convertirse en monumentos, como un homenaje a este avión, encontrándose algunos en las bases de Santa Gertrudis, Chihuahua, Santa Lucia, Hermosillo y Zapopan, uno más se destino al Museo Militar de Aviación, donde es frecuentemente exhibido en las exposiciones Fuerzas Armadas, Pasión por Servir a México, en distintos lugares de México.
Los T-33 que se encontraban todavía en condiciones de vuelo, fueron trasladados a distintas bases alrededor de México, para convertirse en monumentos, como un homenaje a este avión, encontrándose algunos en las bases de Santa Gertrudis, Chihuahua, Santa Lucia, Hermosillo y Zapopan, uno más se destino al Museo Militar de Aviación, donde es frecuentemente exhibido en las exposiciones Fuerzas Armadas, Pasión por Servir a México, en distintos lugares de México.
El 6 de marzo de 2012,
se llevó a cabo la presentación de un “Lockheed T-33” restaurado por
alumnos la Universidad Aeronáutica del Estado de Querétaro (UNAQ) que se donó
por parte de la Fuerza Aérea Mexicana en diciembre del 2010, lo que la
convirtió en la primera institución de educación superior de corte aeronáutico
en México que recibe un avión por parte de la FAM.
El Director Académico de la
UNAQ, Federico Pérez Fuentes, informó que la aeronave fue restaurada en un
lapso de 5 meses por 23 estudiantes, quienes terminaron el proyecto que se
convertirá en un símbolo de pertenencia para toda la comunidad universitaria.
Por su parte el rector de la UNAQ, Jorge Gutiérrez de Velasco Rodríguez,
destacó la responsabilidad que tiene esta institución educativa para capacitar
profesionales a un alto nivel que estén comprometidos con el país.
“Hoy somos una institución
única en el país, con el reconocimiento de las compañías aeronáuticas, por lo
que hemos establecido relaciones nacionales e internacionales para generar
operaciones a muy alto nivel, como las que establecimos con una institución tan
grande como la FAM”, señaló.
En su intervención, el
General de División, Piloto Aviador D.E.M., Leonardo González García, entonces
comandante de la FAM, comentó que es un verdadero orgullo y satisfacción
contribuir en la educación de los jóvenes mexicanos.
“Hoy quiero felicitarlos por esta decisión de abrazar especialidades de la aeronáutica. El aspecto significativo en la restauración en la que participaron la UNAQ y la FAM es símbolo de unión en el ámbito aeronáutico del país y hoy los exhorto a que continúen por el camino del éxito”, agregó.
“Hoy quiero felicitarlos por esta decisión de abrazar especialidades de la aeronáutica. El aspecto significativo en la restauración en la que participaron la UNAQ y la FAM es símbolo de unión en el ámbito aeronáutico del país y hoy los exhorto a que continúen por el camino del éxito”, agregó.
En este evento también
estuvieron presentes el Coronel de la Fuerza Aérea Especialista en mantenimiento
de aviación, Josafat Tepanecat Huitzil, Jefe del cuarto escalón de
mantenimiento de la Fuerza Aérea Mexicana; así como autoridades de la UNAQ y
estudiantes.
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