Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO.
Así es amigos, todos tenemos un vicio y el mío es el de coleccionar estampillas. Soy coleccionista, no me considero filatelista, pues no tengo tiempo para estudiar las características físicas de cada una de las piezas que tengo, imagínense, mi colección sobrepasa de las 250,000 piezas, casi la mitad de éstas estampillas, las tengo guardadas en setenta y cinco albums, pero si puedo reflexionar como ha intervenido la aviación en el correo mexicano.
Fue la compañía Mexicana de Aviación la que en 1928, a escasos cuatro años de su fundación la que inició el transporte del correo aéreo, con un avión Fairchild monomotor de 450 caballos, tripulado por el capitán Edward Snyder, cubriendo la ruta: México-Tuxpan-Tampico. Como pasajeros, entre otros abordaron el avión, el General Eduardo Hay, Subsecretario de Comunicaciones y Obras Públicas. El Ingeniero Guillermo Villasana, Jefe del departamento de aviación civil y el señor Rodolfo Becerra Soto director del correo de México.
Cuentan que al día siguiente ya para regresar de Tampico a México, Don Rodolfo Becerra estaba muy nervioso porque se acercaba la hora del despegue: 07:00 horas de la mañana y el General Eduardo Hay no llegaba. Entonces el piloto Snyder le pregunto al director del correo si se retrasaría la salida, a lo que el señor Becerra le dijo: “La rígida disciplina postal dispone que el correo nunca se debe de retrasar, porque siempre el correo es primero”
A partir de entonces, el Servicio Postal Mexicano, ha hecho uso de todas las compañías de aviación, para mover toda la correspondencia que la ciudadanía confía en sus manos.
Es por eso, que dentro de mi colección tengo en un apartado del tema de aviación, las estampillas del correo aéreo de México.
Por cierto, en los festejos del día de la Fuerza Aérea que se llevaron a cabo en la Base Aérea número nueve, cuando fue comandante mi General Roberto Huicochea me pidió que montara una exposición de timbres aéreos, con todos los aviones del mundo.
Que dicha tan grande, es la de poder hermanar mis aficiones por el vuelo y las estampillas.
Todavía recuerdo, cuando en la sala de oficiales del hangar de la Secretaría de la Defensa, estaba yo, en mis tiempos libres, formando montoncitos de mis estampillas por países y por temas encima del escritorio. Se acercaba por detrás de mí el General Julio Cal y Mayor y le soplaba con fuerza a los montones, y las estampillas volaban por todos lados.
Así es amigos, todos tenemos un vicio y el mío es el de coleccionar estampillas. Soy coleccionista, no me considero filatelista, pues no tengo tiempo para estudiar las características físicas de cada una de las piezas que tengo, imagínense, mi colección sobrepasa de las 250,000 piezas, casi la mitad de éstas estampillas, las tengo guardadas en setenta y cinco albums, pero si puedo reflexionar como ha intervenido la aviación en el correo mexicano.
Fue la compañía Mexicana de Aviación la que en 1928, a escasos cuatro años de su fundación la que inició el transporte del correo aéreo, con un avión Fairchild monomotor de 450 caballos, tripulado por el capitán Edward Snyder, cubriendo la ruta: México-Tuxpan-Tampico. Como pasajeros, entre otros abordaron el avión, el General Eduardo Hay, Subsecretario de Comunicaciones y Obras Públicas. El Ingeniero Guillermo Villasana, Jefe del departamento de aviación civil y el señor Rodolfo Becerra Soto director del correo de México.
Cuentan que al día siguiente ya para regresar de Tampico a México, Don Rodolfo Becerra estaba muy nervioso porque se acercaba la hora del despegue: 07:00 horas de la mañana y el General Eduardo Hay no llegaba. Entonces el piloto Snyder le pregunto al director del correo si se retrasaría la salida, a lo que el señor Becerra le dijo: “La rígida disciplina postal dispone que el correo nunca se debe de retrasar, porque siempre el correo es primero”
A partir de entonces, el Servicio Postal Mexicano, ha hecho uso de todas las compañías de aviación, para mover toda la correspondencia que la ciudadanía confía en sus manos.
Es por eso, que dentro de mi colección tengo en un apartado del tema de aviación, las estampillas del correo aéreo de México.
Por cierto, en los festejos del día de la Fuerza Aérea que se llevaron a cabo en la Base Aérea número nueve, cuando fue comandante mi General Roberto Huicochea me pidió que montara una exposición de timbres aéreos, con todos los aviones del mundo.
Que dicha tan grande, es la de poder hermanar mis aficiones por el vuelo y las estampillas.
Todavía recuerdo, cuando en la sala de oficiales del hangar de la Secretaría de la Defensa, estaba yo, en mis tiempos libres, formando montoncitos de mis estampillas por países y por temas encima del escritorio. Se acercaba por detrás de mí el General Julio Cal y Mayor y le soplaba con fuerza a los montones, y las estampillas volaban por todos lados.
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