Una vez concluida la guerra,
Louis Bréguet continuó trabajando por el progreso de la aviación. La
aeronáutica militar francesa debía reconstruir las unidades de reconocimiento, observación
y bombardeo liviano, no solamente en su propio territorio, sino también en los
países aliados de la "pequeña alianza": Yugoslavia, Polonia y Rumania
y, por esta misma razón, la obra de Bréguet demostró ser invalorable.
Con la insustituible experiencia
adquirida con los Breguet 14,
la industria francesa estaba en condiciones de producir una nueva máquina, aprovechando
incluso la disponibilidad de nuevos materiales como el duraluminio, aleaciones
livianas y de alta resistencia y nuevos tipos de acero. El progreso técnico permitía
entre otras cosas la previsión de una infraestructura adaptada a la producción
en serie, así como oficinas técnicas y talleres con ingenieros y obreros
especializados, formados durante el período bélico.
Recordemos que los aviones
de Louis Bréguet jamás tuvieron una reputación excepcional por su belleza y
simplicidad de líneas. En compensación, se las consideró como máquinas de
excepcional solidez, sin olvidar sus buenas cualidades de vuelo. Una de ellas
fue el Bréguet 14 B2, biplano de reconocimiento y bombardeo, del que se
construyeron aproximadamente 8.000 ejemplares aun después de finalizada la
guerra. Fue una máquina decididamente afortunada (que entre otra cosas hizo
acreedor a su constructor de una nueva condecoración), e incluso tuvo mucho
éxito en el exterior. Unidades de este avión fueron empleadas por las
aviaciones militares brasileña, china, danesa, española, finlandesa, griega,
japonesa, polaca, portuguesa, siamesa y checoslovaca. Algunos Bréguet 14 B2
producidos en los talleres que abriera el constructor francés en Hanói y Saigón
fueron utilizados en Indochina. Y sería un Bréguet 14 el que -en noviembre de
1918- condujo a Spa al mayor Von Geyer, encargado de tratar el armisticio con
los aliados.
En estos precedentes está la
génesis del Bréguet 19, avión enteramente metálico que en sus líneas generales
conservaba la fórmula ya experimentada del sesquiplano, con un único y gran
montante que unía las dos alas (ya se insinuaba la evolución hacia la atrofia
del plano inferior, o sea hacia la fórmula monoplano), y un fuselaje con una
forma de buena penetración.
El avión tenía otras
características interesantes, como la facilidad de desmontaje de sus
componentes esenciales y la posibilidad de construirlo sobre una cadena de
montaje. Para alcanzar esta doble meta, era necesario disponer de medios
industriales adecuados y crear una infraestructura para la producción en serie.
La firma Bréguet estaba a la altura de las circunstancias y supo demostrarlo de
una forma más que brillante con los más de 2.000 Bréguet 19 que construyó
siguiendo un ritmo de producción de más de 4 unidades por día.
El Br. 19, que estaba
destinado a sustituir a los de reconocimiento y bombardero, Br. 14, hizo su
primera aparición en público en el Salón de la Aeronáutica de París a fines de
1921. Por ese entonces, el avión aún no había volado, ya que sus vuelos de
prueba se iniciaron en mayo de 1922.
El Breguet 19 se presentaba
como un biplano de construcción metálica, especialmente sólido, con
revestimiento mixto (tela y metal) y de estructura muy simple.
La configuración del ala era
análoga a la de los tipos anteriores, con dos largueros de duraluminio con
secciones en doble T y costillas muy livianas realizadas en láminas de aleación
liviana embutida de 4/10 mm de espesor (cada costilla no superaba los 380
gramos de peso). Cada una de las semialas superiores estaba dotada de alerones.
Una estructura análoga presentaban las dos semialas inferiores -notablemente
reducidas- así como la cuerda y la envergadura.
Cada par de semialas estaba
unido por un único montante metálico y la célula carecía totalmente de cables o
tirantes de conexión entre las puntas de los montantes y el fuselaje. A cambio,
había dos cables entre cada una de las punta de eje de las ruedas y la semiala
inferior correspondiente. El ángulo de flecha alar era de 5º, mientras que el
diedro era de 2º.
El empenaje consistía en un
plano fijo horizontal estabilizador, un elevador compensado estática y dinámicamente
y una deriva vertical con timón, este último también compensado.
El tren de aterrizaje estaba
constituido por seis patas de fuerza que unían el fuselaje a un bastidor
rectangular horizontal. El eje, unido al telar en cuestión por medio de
cordones elásticos, llevaba en cada una de sus puntas una rueda de 800 por 150
mm.
El motor montado en los
primeros ejemplares era un Renault de 420 caballos y 16 cilindros, pero
posteriormente fue montado un Lorraine-Dietrich de 450 caballos de tres
bancadas de cilindros en línea.
Los Breguet 19 fue expuesto
a leves modificaciones estructurales para el montaje de propulsores de distinta
potencia. Las versiones con motor en línea fueron dotadas de un radiador
retráctil ubicado debajo de la nariz del fuselaje.
Las instalaciones de a bordo
comprendían una ametralladora fija sincronizada (Vickers o Hotchkiss), un
montaje móvil con dos armas para el observador (alojado a espaldas del piloto)
y porta bombas internos, ubicados en el fuselaje, y también externos, aplicados
en el ala inferior. Por lo general, el avión estaba dotado de equipos para la
inhalación de oxigeno, calefacción para la cabina y de radio
receptor-transmisor.
En el transcurso de sus 15
años de servicio, el avión 19 fue equipado con motores, Lorraine-Dietrich de
400 y 450 caballos, Gnôme-Rhône "Júpiter" de 420 y 480 caballos,
Renault de 480, 500 y 550 caballos, Hispano-Suiza de 450 y 500 caballos, Farman
de 500 caballos y Salmson de 500 caballos.
Tres fueron las versiones
básicas; el 19 A.2 (biplaza de observación y reconocimiento), el 19 B.2
(biplaza de bombardero diurno y nocturno) y el 19 G.R. ("Grande
Reconnaissance", para reconocimiento en grandes distancias). Los tres
fueron largamente utilizados por la aviación militar francesa y varios
ejemplares fueron exportados a la Argentina, Bélgica, Bolivia, China, Grecia,
Irán, Polonia, Rumania y Yugoslavia. Entre otros países, el Bréguet 19 fue
construido bajo licencia en Bélgica (alrededor de 150 ejemplares, producidos
por la SABCA), Gracia, España (130 por la C.A.S.A.), y por la Ikarus de
Yugoslavia (el primer Br.19 yugoslavo salía de la fábrica de Kraljevo el 1º de
junio de 1930.
Los Breguet 19 comenzaron a
desaparecer de las unidades de primera línea a partir de la segunda mitad de
los años treinta, aunque cierta cantidad de estos aviones (aproximadamente 160)
todavía estaban al servicio de la aviación francesa al 1º de enero de 1936.
Algunas naciones extranjeras los mantuvieron en servicio inclusive hasta 1940.
El nuevo biplano de Bréguet
sustituyó exitosamente -en los años 20- a los más viejos Bréguet 14 en la
escuadrillas de reconocimiento y observación de la "Armée de I´Air",
tanto en el territorio metropolitano, dividido en cuatro regiones aéreas
principales (por esa época Metz, París, Tours y Lyon), como en ultramar, en la
quinta región aérea, que comprendía Argelia, Túnez y Marruecos. Gracias a sus
características de solidez, el Bréguet 19 tuvo un empleo importante en las
escuadrillas militares de Francia y del exterior, demostrando se una máquina
sumamente flexible y de fácil manutención. Pero puesto que había nacido como
avión militar, el Br.19 debió gran parte de su fama a una larga serie de
hazañas y records de resonancia mundial En manos de los más expertos
pilotos franceses, los aviones de Bréguet fueron -entre 1924 y 1930- los
protagonistas de azañas de excepción en los cielos de todo el mundo. Tras el
primero de los grandes enlaces aéreos realizado por el Bréguet 19 de
Pelletier-Doisy en 1924, el primer record mundial de distancia en línea recta
fue obra de un Breguet 19. Con un avión de este tipo, Lematre y Arrachart
cubrieron los 3.166 kilómetros que separaban a París de Villa Cisneros.
En 1926, otros Bréguet 19,
con 2.950 litros de combustible a bordo, volvían a cubrirse de gloria: Girier y
Dordilly volaban de París a Omsk (4.716 kilómetros), luego Costes y Rignot
aterrizaban -sin haber echo escalas- en Djask tras 5.396 kilómetros de vuelo y
por último, el mismo aparato era utilizado por Challes y Weiser para la
incursión París-Bender-Abbas (5.200 kilómetros).
En 1927, el comandante
Dagnaux -a bordo de un Br.19- unía por primera vez París con Madagascar
superando las más severas condiciones meteorológicas. Después de haber
sobrevolado más de 13.000 Km de tierras inhóspitas y de haber atravesado el
canal de Mozambique -de 5.600 kilómetros- aterrizaba por fin en Tananarive.
En junio de 1927 -tras el
prestigioso vuelo de Lindbergh- Costes y Rignot partieron hacia Oriente con la
esperanza de llegar a la ciudad de Tchita, en Manchuria, a 7.200 kilómetros de
País. La provisión de combustible era de 3.500 litros y le permitía al Bréguet
19 una autonomía de 44 horas. El vuelo fue interrumpido en la zona de los
Urales, pero las grandes posibilidades del avión fueron confirmadas
definitivamente cuando en octubre, una tripulación compuesta por Le Brix y
Costes enfrentaba con éxito por primera vez el Atlántico meridional a bordo de
un biplano bautizado "Nungesser-et-Coli".
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