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martes, 22 de abril de 2014

MI SOBRINO GABRIEL TAMBIÉN ANDA POR ALLÁ



Cuando de niño estudiaba en la Escuela Militarizada México, Jorge de Anda  soñaba convertirse en piloto y surcar los cielos de México, pero nunca imaginó que, después de hacerlo en el país, ese sueño también se cumpliría lejos, muy lejos de su tierra.

Esta es la historia de otro mexicano que, como dice el lugar común, no fue profeta en su tierra... sino en Dubái, donde ha logrado un estatus económico que incluso le ha permitido convertirse en un exitoso empresario restaurantero.

Jorge de Anda nació en Saltillo, Coahuila, el 30 de enero de 1961 y, tras cursar la carrera de piloto en Tulsa, Oklahoma, Estados Unidos, en 1980, ingresó a la Unidad de Transporte Aéreo del Poder Ejecutivo Federal, en el sexenio del entonces presidente José López Portillo y continuó con Miguel de la Madrid.  


Entrevistado vía Internet desde Dubái, Jorge recuerda así esos años: "volé aviones de carga y jets ejecutivos. En 1984 entré a Aeroméxico donde volé los jets DC-9. Pero en 1988 la aerolínea se reestructuró y 400 pilotos nos quedamos sin trabajo".  


Sin saberlo, este recorte significó para Jorge su despegue al éxito. "Yo y tres pilotos más, hasta ahora mis amigos, aplicamos para 5 plazas en Singapore Airlines donde nos aceptaron y nos mudamos a ese país".

A Singapur, Jorge se fue con su esposa, donde trabajó cinco años, de 1989 a 1994, volando el entonces Airbus A-310. En esta estancia nacieron sus dos hijas Renata e Ivana, actualmente dos guapas adolescentes de 19 y 17 años respectivamente.


"Al cumplir el contrato con ellos tuve la oportunidad de concursar para una plaza en la compañía Emirates de Dubái, donde fui aceptado y me mudé con la familia", dice Jorge.

Dubái es uno de los siete emiratos que integran desde 1971 los Emiratos Árabes Unidos. Su extensión es de 4,114 km² y su población asciende a poco más de dos millones de personas.

En Dubái comenzó volando el Airbus A-310, A-300, A-330 y A-340, "y ahora el famoso Airbus A-380, el más grande del mundo", señala Jorge con cierto dejo de orgullo. 


Y no es para menos, ya que este monstruo del aire pesa casi 700 toneladas y puede cargar 250 mil litros de combustible. El aparato es de dos pisos y tiene capacidad para 800 pasajeros, sin embargo Emiratos lo tiene configurado para 500 solamente ya que incluso cuenta con bares y regaderas a bordo.

Según dice Jorge, "Este es un avión diseñado para rutas largas entre siete y 16 horas de vuelo, así que mis itinerarios por el momento son de Dubái a Nueva York, Sídney, Australia; Nueva Zelanda, China, Hong Kong, Toronto, Canadá, Londres, París..."

Para convertirse en el piloto del avión más grande del mundo, Jorge de Anda tuvo que cumplir con un mínimo de 15 mil horas de vuelo, más exámenes de simulador y de conocimientos de aeronáutica, así como perfecto inglés, además de aprobar las evaluaciones psicológicas.

"Sé  la gran responsabilidad que conlleva el trabajo que desarrollo, por ello es necesario estar al día con los estudios que se requieren para asegurar que mis pasajeros y mi avión siempre estén seguros", señala.

Beneficios


El ser piloto de primera y estar al mando del avión más grande del mundo implica una gran responsabilidad, pero también grandes beneficios. Jorge afirma que su salario, "en comparación con el de un capitán de Aeroméxico, por ejemplo, es aproximadamente tres veces superior, ya que en Dubái no existen los impuestos".


Además, este saltillense de 50 años, amante de la buena vida, recibe como reparto de utilidades el equivalente a tres meses de sueldo al año. "Pero lo mejor es el paquete en general, que incluye pago de casa, dentista, transporte a cada vuelo y regreso con chofer, etc., y 45 día de vacaciones al año", agrega.

Quizás todas estas prestaciones se deban a que, como dice Jorge, ahí, en Dubái, "no existen los sindicatos". Este emirato es uno de los destinos turísticos más cotizados del mundo. Su lujosa arquitectura le ha posicionado como una de las ciudades más renombradas del Medio Oriente y del mundo.

Todo ello le ha permitido convertirse en flamante empresario.

"Empecé con un restaurante mexicano que abrí hace ocho años, porque extrañaba la comida mexicana; así que compré unas máquinas de hacer tortillas y comencé con una taquería, y luego se convirtió en el Restaurante María Bonita. Ahora ya tenemos tres restaurantes con mis tres chefs yucatecos, todos de Mérida, por su amor a la cocina". 

Añorando el terruño

Pese al éxito alcanzado y el buen nivel de vida del que disfruta en Dubái, Jorge, como la gran mayoría de mexicanos que emigra del país, añora regresar a su tierra. 

"La vida aquí es diferente, todo está muy controlado por la familia real; el Sheik Mohamed Al Maktoum es el líder de Dubái; los árabes de los Emiratos son muy bien tratados por el gobierno; los castigos por robo, drogas y corrupción son muy fuertes, por lo tanto es un lugar muy seguro", comenta.

El idioma oficial es el árabe, pero el inglés es el que más se habla y es el idioma comercial. Jorge vive con su esposa es hijas que estudian en el colegio internacional de Dubái.

Aunque Jorge viene cuatro veces al año a vacacionar a México, su meta a mediano plazo es regresar a Saltillo. Luego de volar más de 30 años, considera estar listo para el retiro en unos cinco años más.

"Después de viajar y ver el mundo, me he dado cuenta de que México es el país más fregón, y con todos sus defectos y virtudes me seguirá encantando y es donde quiero regresar y disfrutar el fruto de los años de trabajo fuera de la tierra", asegura.

-¿Qué les dirías a los paisanos que quieren pero no se atreven a emigrar en busca de mejores oportunidades? -le pregunto. 

-Que México es un buen país, con todo, pero a veces las oportunidades están fuera y que no hay que tener temor a descubrir nuevos horizontes.

Así lo dijo

"He tenido la fortuna de conocer a mucha gente importante durante mis viajes: presidentes, sheiks, artistas de cine, estrellas de rock, y estar en países súper desarrollados, pero el conocer gente humilde y buena, en países subdesarrollados y poder ayudar a alguien que lo necesita es lo que me hace seguir adelante y darme cuenta de que lo importante es dar gracias por tener y apreciar las cosas simples de la vida".

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