“CON
LAS ALAS EN MI PECHO” se congratula en haber recibido este
artículo que nos envió el Cap. Enrique A. Guerrero Osuna, el cual le damos
difusión, por ser éste, uno de los propósitos de este Blog.
A
100 años de la fundación de la Escuela Militar de aviación.
Por el Capitán Piloto
Aviador Enrique A. Guerrero Osuna.
Cumplir 100 años para el ser
humano no es algo muy común. Existen en el mundo algunas comunidades cuyos habitantes son muy
longevos, pero son la excepción. Por lo tanto, alcanzar los 100 años de
existencia lo consideramos como algo excepcional.
La Fuerza Aérea Mexicana fue
fundada el 5 de febrero de 1915.
Con un gran entusiasmo el
entonces Mayor Piloto Aviador Alberto Salinas Carranza, un coahuilense
ejemplar, se dio a la tarea de iniciar los cursos para enseñar a volar a los
primeros alumnos que fueron admitidos. Los recursos con los que se contaba eran
muy escasos y reducidos, las instalaciones eran improvisadas y solamente contaban con unos cuantos aviones
Deperdussin, Moissant y Bleriot que habían sido adquiridos para integrar la
Primera Flotilla Aérea Constitucionalista, misma que dejo de operar y los
aviones fueron concentrados a México.
El que una institución
educativa logre completar su primer siglo de existencia, no podemos menos que
admirarla. La Escuela Militar de Aviación fue inaugurada el 15 de noviembre de
1915 en plena revolución. Cuando en la ciudad capital todavía se daban algunos
combates callejeros y el país se encontraba dividido entre carrancistas,
villistas y zapatistas. Al finalizar la época carrancista con el asesinato del
Varón de Cuatro Ciénegas, la azarosa vida de nuestra escuela a duras penas pudo
continuar gracias al esfuerzo de un puñado de aviadores, con todo en contra.
Al fundarse simultáneamente
los Talleres Nacionales de Construcciones Aeronáuticas o TNCA, se dio inicio a
la fabricación de aviones, de los cuales los más exitosos fueron los llamados
“Serie A” y los “Serie H”. Quiero hacer hincapié en el hecho de que estos
aviones fueron 100% mexicanos, incluyendo a los motores “Estatal” y las hélices “Anáhuac”. Tuvieron
tan buen desempeño que fueron adquiridos por varios países.
Los motores y hélices
europeas y norteamericanos de esa época estaban diseñados para trabajar al
nivel del mar, cuando eran operados a la gran altura de la ciudad de México su
rendimiento bajaba notablemente al grado de que algunos aviadores no lograban
ni siquiera despegar, mucho menos mantenerse en el aire. Esto lo vinieron a resolver
los técnicos mexicanos con ingenio y laboriosidad.
Ahora bien, los primeros
aviones-escuela, por así decirlo, no tenían “doble control”, es decir, no
tenían duplicados los controles para poder llevar un alumno y enseñarle a
utilizarlos, de manera que usaban una réplica de una cabina en donde se sentaba
al alumno y el instructor le daba las explicaciones del caso. Incluso se llegó
a utilizar un avión que no volaba, al que bautizaron como “la guajolota” en el
que practicaban carreras por tierra. Durante una de estas prácticas un alumno
se topó con un bordo en el terreno lo que hizo que el avión saliera disparado
al aire por lo que el alumno se las tuvo que ingeniar para aterrizarlo.
En aviación al hecho de que
a un alumno se le permita por primera vez volar sin instructor se le llama
“soltada” y siempre hay una primera vez que en la vida de cualquier piloto
viene a ser algo así como un parteaguas, un antes y un después de la soltada. A
partir de ahí, es una vieja tradición en la EMA que a los cadetes se les
permita portar en su pecho las “medias alas” que le coloca su instructor en una
ceremonia especial. Las “medias alas” normalmente son una herencia de los
cadetes del último año o “avanzados” y que al graduarse se las dejan a su
“secretario”, el cual las guarda celosamente hasta que a su vez le llegue su
turno de poder portarlas, y así sucesivamente.
Existen aviones, como los
primeros que se utilizaron en la EMA en los que por no tener “doble control” el
primer vuelo era necesariamente en “solo”. Es el mismo caso de algunos aviones
que se utilizaron durante la Segunda Guerra Mundial como los famosos P-47
Thunderbolt del Escuadrón Aéreo de Pelea 201. El primer vuelo en un “Pecua” P-47 era la soltada.
Durante los primeros años de
su existencia, a los cadetes de la EMA se les tenía un tanto cuanto marginados,
ya que con trabajos se les proporcionaba el “Pre”, que no es otra cosa que un
pequeño estipendio que se les da a los cadetes semanalmente para que cubran
ciertas necesidades. En los años 60as el “pre” apenas alcanzaba para pagarle a
la novia una entrada al cine Diana en Guadalajara. En 1915 los cadetes tenían
que comprar sus propios uniformes así como la indumentaria de vuelo por demás
estrafalaria a juzgar por las fotografías de la época. En las cabinas de estos
aviones el frio entraba por los cuatro costados, se necesitaba mucho valor para
subirse a estos enclenques aparatos. El presidente Francisco I. Madero dio
muestras de este valor al aceptar subirse en un Deperdussin tripulado por el
aviador Dyot y realizar un vuelo sobre la ciudad de México convirtiéndose así
en el primer jefe de estado en el mundo en hacerlo. Aquel Deperdussin fue el
primer “avión presidencial” del mundo.
Como todo en la aviación la
EMA ha pasado por todo tipo de peripecias, subidas y bajadas, tormentas y días
soleados, incluyendo una seria amenaza de desaparecer definitivamente allá por
los años 20es. Amenaza que afortunadamente no se llevó a cabo y la escuela
siguió funcionando ininterrumpidamente hasta nuestros días.
La EMA ha pasado por varios
cambios de ubicación, empezando por la ciudad de México en donde a su vez
estuvo por varios rumbos, incluyendo en la Escuela de Ingenieros hasta que se
instaló sema-definitivamente en los llanos de Balbuena. Aquí se le niveló el
terreno para que pudieran despegar y aterrizar, incluso se construyeron varios
hangares a los que se les bautizo con el nombre de algún aviador famoso,
costumbre que sigue persistiendo en la FAM. Al finalizar la década de los 30as
la escuela fue trasladada a Veracruz y después de una corta estancia en el
puerto jarocho la regresaron otra vez a la ciudad de México. De nueva cuenta la
cambiaron, esta vez a la industriosa ciudad de Monterrey, quedando asentada en
los terrenos de la ciudad militar a corta distancia del campo de aviación. De
nueva cuenta continua su peregrinar y en 1943 la envían a la plaza de
Guadalajara, Jalisco, quedando asentada en el antiguo convento y ex hacienda
del Espíritu Santo exactamente en la confluencia de las calles de Lafayette e
Hidalgo. Los cadetes se tenían que trasladar hasta las cercanías del cerro “del
4” en la Nogalera que era donde estaba el campo de aviación compartido con
algunas compañías civiles. Así estuvieron hasta que se terminaron los trabajos
de construcción de la Base Aérea No. 5 en Zapopán, lugar en donde se encuentran
actualmente. Estas construcciones han sufrido muchas modificaciones para irlas
adecuando dando paso a las actuales instalaciones más modernas que elevan
enormemente su funcionalidad y capacidad.
El equipo de vuelo para dar
instrucción también ha sufrido muchos cambios, desde los venerables Boeing
Stearman PT-17/PT-13 de los cuales aún se conservan varios ejemplares en
condiciones de vuelo.
Pasando por los clásicos de
clásicos North American AT-6 conocidos en la FAM como “texanos”
Los Beechcraft “Mosqueteros”, los igualmente Beechcraft
F-33C fabricación casi exclusiva para la EMA, Moudry CAP-10 franceses, Maule,
Siaia Marchetti, siguiendo con los Pilatus PC-7 suizos hasta desembocar en los
muy modernos aviones Grob alemanes con lo último en tecnología.
Lo que jamás va a cambiar en
la EMA son los valores que ahí se inculcan, como el respeto por los símbolos
patrios, el valor, el sacrificio, el espíritu de cuerpo. Ahí se forman líderes
que el día de mañana se convertirán en pilotos aviadores profesionales con una
preparación inmejorable.
Todos los días, como hace
100 años, se pueden ver y oír los aviones de la EMA surcando los cielos aún diáfanos del Valle de
Atemajac en su incesante ir y venir continuando con su noble tarea de
engrandecer a la aviación mexicana y de todo el mundo.
Adenddum: Es prácticamente
imposible en tan poco espacio resumir
100 años de historia y tradición, sería demasiado presuntuoso de mi parte, mi
único afán fue dar a conocer en forma sucinta la historia de la EMA, y en
segundo lugar rendir un modesto homenaje a tan distinguida institución para que
no pase desapercibida su noble y muy duradera, tarea educativa.
Algunos
términos raros utilizados:
FAM: Fuerza Aérea Mexicana.
E.M.A.: Escuela Militar de
Aviación.
Secretario: Cadete de Primer
año que auxilia en forma totalmente voluntaria a un cadete Avanzado.
Avanzado: Cadete del último
año en la EMA.
Pre: Estipendio con cargo al
erario que reciben los cadetes semanalmente, mientras duren sus estudios en la
EMA.
Muchas gracias Enrique, seguimos en contacto...