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martes, 16 de junio de 2009

¿A DONDE IRÉ?



Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO. 

Poema donde busco la Paz a través de mis vuelos, donde trato de competir con las aves, donde vivo para ascender y descender en los problemas de la vida, donde mantego siempre la vista puesta en el horizonte y que se, que al desplegar mis alas llegaré con Dios.

Desplegué las alas sin pensar en Dios
para alcanzar las alturas en busca de paz
rescoldo de brasas, forma de alcatraz
y nubes ansiosas de engullirse los ríos.

Aire embravecido con olas de mar
ver aves volando compitiendo al azar
luchando sus plumas por llegar al altar
donde espera ese Dios, en quien no quiero pensar.

Vivir para ascender y descender
por la mañana y la tarde, sin comprender
llevando a mi nave en vuelo recto y nivelado
siguiendo la curvatura de la tierra, en ese arco esperado.

Sin despegar los ojos de los eternos horizontes
pero mirando con atención los instrumentos
esas olas embravecidas con formas coherentes
unas cargadas de tormentas y otras borregos perfectos.

Viejo conquistador del cielo que lucha en la tierra
por encontrar el amor de una quimera
o la paz de un Dios en quien si quiero pensar
aunque sea lo último que haga, al desplegar mis alas.

Ojalá que sigas disfrutando de los artículos de mi Blog “CON LAS ALAS EN MI PECHO” (casi llegan a sesenta) y lo puedas dar a conocer a tus amigos, familiares y todos aquellos que les llama la atención lo que es la Fuerza Aérea Mexicana.

lunes, 15 de junio de 2009

LOS 50 AÑOS DEL COLEGIO DEL AIRE


Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO

El 22 de agosto de 1959, fue creado el Colegio del aire por decreto presidencial. Este Colegio se encuentra dentro de la Base Aérea militar número cinco en Zapopan Jalisco. Este Colegio esta integrado por: La Escuela Militar de Aviación, la Escuela de Mantenimiento y Abastecimiento y la Escuela Militar de Especialistas de Fuerza Aérea.

En el Colegio del Aire se forma todo el personal que requiere la Fuerza Aérea Mexicana como pilotos aviadores, aerologistas, despachadores de vuelo, meteorólogos así como especialistas en mantenimiento de aeronaves, motores y equipos electrónicos.

AHORA UN POCO DE HISTORIA

En un principio los hombres apasionados por la aviación en nuestro país, sintieron la necesidad de formar a los pilotos en la naciente arma de aviación del ejército Constitucionalista, naciendo así el 15 de noviembre la Escuela Nacional de Aviación, la cual en agosto de 1917 cambió su nombre por el de Escuela Militar de Aviación, nombre que ha continuado hasta nuestros días. Inicia sus actividades con 27 alumnos.

Para finales de 1920 la escuela fue reorganizada contando para ese entonces con nueve aviones de construcción nacional serie “A” y serie “H” para la instrucción de alumnos.

En 1923 se llevó a cabo la construcción de un nuevo plantel en el centro de la ciudad de México contando con dormitorios, salones de clases, comedor, gimnasio y alberca. El 21 de octubre de 1926 la escuela regresa a los campos de Balbuena, donde ya cuenta con dos jefes, siete oficiales y noventa y tres alumnos.

A principios de 1938 la escuela es trasladada a Monterrey N. L. Lugar donde fue abanderada por el Gral. Francisco L. Urquizo. A mediados de 1942 la escuela se instala en la ex hacienda del Espíritu Santo en Guadalajara Jal. Y los vuelos iniciaban en una pista que estaba junto al cerro del cuatro.

HOY EN DÍA

La preparación que reciben todos los cadetes del Colegio del Aire es altamente reconocida por su profesionalismo y preparación exhaustiva que reciben durante su estancia, dentro de los muros de la institución.

Las materias que se imparten para los pilotos aviadores son entre otras: Táctica general aérea, tácticas de la rama de la aviación militar, meteorología, navegación, control de tráfico aéreo, radiocomunicaciones, y cultura en general. Las horas de adiestramiento en vuelo, constituyen la parte más primordial para el piloto. Cuando se titula, es asignado primero en aeronaves mono motoras, y conforme el mando van detectando sus cualidades pasarán a formar parte en unidades que mantienen equipos multi-motores como son los aviones de transporte.

Dentro de los cursos de la Escuela Militar de Aviación en la fase del vuelo, este se divide en tres: Básico, primario y avanzado efectuando aproximadamente un total de 250 horas promedio de vuelo, en diferentes aeronaves, durante su estancia dentro del Colegio del Aire. Dentro de cada una de estas fases se les adiestra en acrobacia aérea, vuelo por instrumentos, formación, vuelo a estima, radionavegación y vuelos tácticos.

Por sus tácticas, la aviación militar se divide en: Pelea, reconocimiento, transporte y bombardeo. El piloto de pelea debe de tener los reflejos más rápidos, debe ser muy agresivo para tomar decisiones correctas y oportunas. El piloto de reconocimiento debe de ejercer el mando de una unidad, debe de soportar la fatiga de los vuelos prolongados. Los pilotos de transporte y bombardeo trabajan con tripulaciones múltiples como copilotos, mecánicos por lo cual requieren de otro perfil.
En la sala de Banderas del Colegio del aire, aparece una placa que dice: El COLEGIO DEL AIRE "Noble por la pureza de sus ideales, heroico por el apresto y espíritu de sacrificio de sus aguiluchos. Su misión es la de formar Oficiales y Clases para la Fuerza Aérea Mexicana con los conocimientos básicos, aunados a la sana educación inherentes a la formación militar aérea. Los prepara capacitando a los cadetes y alumnos para la lucha contra los elementos en el aire, les fortalece su cuerpo, mente y espíritu, les inculca los más elevados conceptos del DEBER, HONOR, VALOR Y LEALTAD y espíritu de justicia que todo buen ciudadano debe guardar para que lleguen a ser mexicanos honestos, capaces de llevar con dignidad, acierto y señorío, las mayores responsabilidades como guías y capitanes al servicio de sus compatriotas.

Por todo esto, el Colegio del Aire, cumplirá el próximo 9 de agosto, cincuenta años, de haberse decretado la creación del COLEGIO DEL AIRE.

sábado, 13 de junio de 2009

LOS AVIONES DE MEXICANA EN 1956


Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO


Como les platiqué en el artículo número doce de este Blog al que le puse por título: “LA FUERZA AÉREA, SEMILLERO DE PILOTOS PARA LA AVIACIÓN NACIONAL”. Dentro de esta plática que tuve con mi hermano Sergio, comentamos acerca de los aviones de la FAM donde yo había volado como pasajero.

Le comenté que cuando yo era cadete primario, en septiembre de 1967 me tocó ir a desfilar a la ciudad de México y nos llevaron de Zapopan a la capital en un DC-7 de la FAM, a lo que mi hermano me contestó: “ESE AVIÓN FUE DE MEXICANA”

La compañía tenía en 1956 cuatro DC-6, seis DC-4, 15 DC-3, y para carga cuatro C-47 y tres Packets C-82. A mediados de éste año, la empresa hizo un pedido de cuatro aviones Douglas DC-7C para que volaran las rutas de México a: Chicago, Los Ángeles, San Antonio y La Habana. De los cuatro aviones solo llegaron tres, siendo el 15 de febrero de 1957 cuando se recibió el primer DC-7 siendo la tripulación designada para traerlo, al Jefe de pilotos Luis Boyer Castañeda, al comandante Carlos Niño de Rivera y al comandante Marcial Huerta Jones.

Los DC-7 fueron realmente un fracaso dentro de la empresa, pues ya se avizoraba la llegada de los primeros Jets para la empresa siendo estos los COMET 4-C y los Boeing 727. Para la tra empresa mexicana fue el DC-8. 

Los DC-7 fueron almacenados en Nevada por razones climatológicas y en 1962 fueron alquilados y finalmente fueron vendidos en 1963, los tres a la Fuerza Aérea Mexicana.

“Por eso te tocó a ti volar de pasajero en uno de esos avión” 

jueves, 11 de junio de 2009

AVENTURA DE UN MOSQUERO


Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO.

La Comisión México Americana para la Erradicación del Gusano Barrenador del Ganado, fue un organismo binacional no lucrativo, constituido según acuerdo firmado el 28 de agosto de 1972, por México y Estados Unidos de Norteamérica. Así, en 1974 comienza la construcción de una nueva planta productora de moscas estériles en las cercanías de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, en el estado de Chiapas, México, misma que sería inaugurada en 1976 por el presidente Luis Echeverría y el secretario de Agricultura de los Estados Unidos, Earl L. Butz. 

Entonces México comisiona a varios aviones y pilotos de la Fuerza Aérea para que sean ellos los encargados, de esparcir por los campos ganaderos a moscas y así erradicar esta plaga. 

Estos aviones fueron entre otros, los Islander llamados "mosqueros", durante el programa que sobrevolaban las áreas afectadas por dicha plaga y dejaban caer cajitas de cartón que liberaban moscas hembras esterilizadas por radiación, así, al cruzarse con los machos de la región, rompían con el ciclo reproductivo de la especie ya que como no producían descendencia, se erradicaba la plaga.

A principios de 1977, estaba yo en la sala de oficiales, cuando me informaron que un oficial de la Fuerza Aérea preguntaba por mi, salí para ver quien era y me dio mucho gusto de saludar a Luis Rejón Castro “El Mamut” con quien hice el curso de entrenamiento Táctico en Santa Lucía en 1969. Le invité un café y nos sentamos a platicar, le pregunté donde estaba en esos momentos y me dijo que andaba efectuando operaciones de “Mosquero” en Oaxaca. Le pedí que me platicara sobre estas operaciones, además le pregunté por algún anécdota y el me contó lo siguiente:  

“Un día despegó Luis Rejón Castro en el Islander, se dirigió a su zona de trabajo y una vez en ella, abrió su termo, se sirvió café y le sirvió a su copiloto, y se puso a volar en círculos, mientras el ayudante se dedicaba a lanzar una a una las cajitas con moscas, en eso una de las cajitas se abrió antes de ser lanzada y un enjambre de moscas invadió la cabina rápidamente, abrió una ventanilla y él y su ayudante pasaron varios minutos sacando las moscas, cuando terminaron, se dio cuenta que en las tazas de café habían caído varias moscas, molesto tiró su café y se dio cuenta de que el ayudante estaba sacando las moscas de su propio café.

- “Oye, ¿Te vas a tomar ese café?” Preguntó asqueado.

- “¡Claro Luis!” Respondió este mientras sorbía ruidosamente su café. –“Recuerda que son moscas estériles, no hay problema”

miércoles, 10 de junio de 2009

UN ESPAÑOL VOLANDO COMO PILOTO EN RUSIA


Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO. 

Que sorpresa me llevo, al saber que un piloto ruso, nacido en España es un pariente lejano mío. Su nombre es Luis Lavín Lavín, cuya historia me la cuenta otro descendiente de una hermana de Don Santiago Lavín Cuadras. 

Luis Lavín Lavín nace en Bilbao España el 9 de Marzo de 1925, su padre es nieto de Emeterio Lavín Cuadras, quien junto con su hermano Don Santiago (mi tatarabuelo) emigró a México en 1846, en Tampico nace el hijo de Emeterio, José Luis Lavín quien se regresa a Santander. El hijo de José Luis, su padre, Luis Lavín se casa con una prima segunda con apellido Lavín y se van a vivir a Bilbao. En esta ciudad, el padre de Luis Lavín Lavín se desenvuelve como el secretario del partido comunista en el País Vasco. 

Luis Lavín Lavín conoció ya de niño a Dolores Ibarruri Pasionaria, en el bar que regentaba su padre, al cual, la ilustre comunista solía ir a comer.

Cuando estalló la guerra, se embarcó en el barco “La Habana” rumbo a Leningrado el 14 de junio de 1937. Allí supo que debía quedarse más tiempo del debido en la URSS cuando la república capituló. Estudió en un colegio para los niños de Rusia, donde entre otras materias les daban cierta instrucción militar; solían ser visitados por antiguos pilotos rusos que habían combatido en la Guerra Civil, y aprendieron a disparar.

Le llevaron a un campo militar para subir a un carro de combate, pero la experiencia no le gustó, aunque días más tarde le encantó subir a un avión. Decidió hacerse piloto, aunque Dolores Ibarru Pasionaria, no quería que los españoles se hiciesen aviadores, pero fue chantajeada por un aspirante a piloto familia de importante político y accedió para que 9 niños hicieran las pruebas de acceso. Ocho conseguirían hacerse aviadores.

Lavín volaría en I-16, U-2 y Moscas durante el entrenamiento. Al invadir Hitler la URSS en su base de entreno tenían todos los aviones desmontados. Luego los enviaron todos al frente, incluso sus profesores fueron a combatir en ellos… pocos sobrevivieron. Sería enviado cerca de los Urales y luego en Peski, continuaría volando, después sería enviado al norte de Stalingrado para defender las estaciones de ferrocarril y centros de material construidos sobre la vía Moscú-Stalingrado. Volaría toda la guerra en la aviación de defensa y no en la de frente, aún así, volando como punto de un capitán tártaro hizo alguna incursión (contra toda orden) sobre el frente, llegando a veces a sobrevolar aeródromos alemanes.

También realizó misiones terrestres, combatiendo cuerpo a cuerpo con alemanes. Hoy en día arrastra problemas en un brazo por las heridas sufridas.

Volaría después con el La-5FN y el La-7. Vería caer a compañeros suyos españoles y sufriría varios aterrizajes forzosos, uno con un U-2 en el que transportaba enfermeras y otro a bordo de un La-7 alcanzado en un manguito de la refrigeración del motor.

Acabaría la guerra en Polonia, en una gran base aérea, donde despegaban centenares de aviones rumbo a Berlín, aunque Lavín no volaría sobre la capital del Reich.

Podrá contarnos cómo un compañero de su escuadrón derriba a 3 B-17 por equivocación, o cómo detenían en el aire a incursores británicos como los bimotores Mosquito que se internaban sobre el suelo ruso para espiar.

Tras la guerra Dolores Ibarru Pasionaria, sería preguntada por Stalin sobre si los españoles debieran seguir volando, a lo que ella se opuso, y Lavín perdería sus alas de piloto. Pasó casi a malvivir y al fin entro a trabajar en la construcción de aviones de combate en varias fábricas, era encargado. También hizo algún trabajo sin importancia para el NKVD, la antecesora del KGB.

Luis Lavín se caso con una enfermera Ucraniana llamada Svetlana, tienen un hijo.

Volvería a España a finales de los 50, pero se volvería a Rusia por el consejo que le daría un jefe de la policía de Madrid. Ya con partidos de izquierdas en el gobierno español, se decide hacer volver a los niños de Rusia, pero Luis Lavín está arrepentido de haberlo hecho.

Ahora, a los 84 años de edad, este tío lejano, vive en una localidad del Levante español entre Murcia y Valencia. Su vida es en la más completa pobreza, ya que se mantienen de lo que les da la asociación católica de Caritas.

martes, 9 de junio de 2009

LOS MONÓLOGOS DEL ACOCOTE


Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO

-“Muy buenos días amigos y amigas, adictos a éste Blog que les habla de todo lo que los miembros de la Fuerza Aérea Mexicana quieren saber o recordar. De sus aviones, de sus aventuras, de sus sueños o de sus recuerdos. Pero siento que dentro del Blog les ha faltado hablar de mi. Por eso hago este monólogo”

-“Yo soy un Fusil Mosquetón calibre 7.62 Fui construido en la fábrica de armamento del Ejército Mexicano allá por el año de 1960, luego fui enviado a la Fuerza Aérea Mexicana, quien me despachó al Colegio del Aire en Zapopan Jalisco, y de ahí fui adscrito al depósito de armamento de la Escuela Militar de Aviación, aunque no tengo nombre propio, los cadetes me dicen “ACOCOTE” y mi matrícula es B6039”

-“A principios de septiembre de 1963 pase comisionado a las manos del cadete Francisco Lavín Marmolejo. Quien entró como preparatorio, o sea un vil pelón. Él por su estatura se quedó a vivir en la primer ala y yo me quedé en el banco de armas de ese lugar”

-“Que recuerdos cuando desde los primeros días, los cadetes se levantaban con los toques de la banda de guerra, esa Diana tan alegre que les alborotaba el corazón y en tres minutos los potrotes ya se habían levantado, cada cadete había tendido su cama y la del avanzado que dormía a su lado, se había uniformado, puesto la fornitura y salían corriendo al patio con nosotros los ACOCOTES en sus brazos”

-“Córrele viejito, ya están todos formados, le decía yo a Lavín ya el sargento primero Arturo Torres Ruiz esta pidiendo novedades y vas a caer al bote, párate firmes”

-“Espera las órdenes para el momento maravilloso de Izar la Bandera, recuerda que para eso estoy yo para defenderla del enemigo, colócame frente a tu cuerpo en la posición de presentar armas”

-“Que bonita fue la ceremonia de Izar la bandera, ahora vas a tener cuarenta minutos de instrucción militar de orden cerrado, primero para ti solo, luego por pelotones y finalmente con toda tu sección”

-“Ponle atención a tu cabo Ricardo Meléndez Urista quien te va a enseñar todo lo que un buen cadete tiene que aprender al estar con su ACOCOTE: La posición de firmes conmigo a tu lado, luego en descanso, después flanco derecho y flanco izquierdo, ahora media vuelta. Tu cabo Ricardito te enseña como me llevas a embrazar, luego al hombro, cambiar de hombro, suspender y demás movimientos”

-“Ahora tu sargento segundo Ernesto Mendoza Moreno, se hace cargo del pelotón y comienzan las nuevas órdenes: Alinearse por la derecha, firmes, embrazando paso redoblado, sobre la marcha flanco derecho, alto, por la derecha al frente en línea y así más órdenes” 

-“El oficial de día, el Teniente Miguel Rodríguez Ramírez, llama a las tres secciones a formar para darle tres vueltas al patio a paso veloz para sudar y pasar toda la escuela al baño y prepararse para asistir a las siete de la mañana al comedor y tomar el desayuno, el primer rancho del día”

-“Me dejas en el armero y sales corriendo para ganar la regadera. Que emoción ver la algarabía de todos los cadetes, corriendo a bañarse para salir a formarse de nuevo y pasar la revista de su uniforme bien almidonado y planchado, sus avellanos bien lustrados, la servilleta limpia y los cubiertos bien lavados”

-“Órale, de desayuno te dan: un pedazo de melón verde, dos tamales, frijoles con gorgojos y café negro, ya endulzado. Para tu mala suerte te sentaste frente a tu avanzado Guillermo Carrizales Navarrete quien lo primero que hace es prepararte un píldora para desaparecer, esta es un bola de migajón rellena de sal, te pide que la mastiques y la tragues y en verdad que desapareces, pues sales corriendo al baño para devolver”

-“Regresan a la cuadra para prepararse y acudir a las clases de teoría que vas a recibir esta mañana: Primera clase, de 08:00 a 08:50 matemáticas. Segunda clase, de 09:00 a 09:50 cosmografía y astronomía. Tercera clase, de 10:00 a 10:50 Física. Cuarta clase, de 11:00 a 11:50 Inglés”

-“A las 11:50 salen a formar y a paso veloz regresan a la cuadra, vienes feliz por lo que te enseñó el Profesor Torres Hall de inglés, esa maravillosa frase que dice: THE QUICK BROWN FOX, JUMPS OVER THE LAZY DOG la cual tiene todas la letras del alfabeto en inglés, éste maestro reniega mucho con su compañero Sánchez López al que el maestro le grita: “Indian” y él le contesta Pelos”

-“Me alegro de verlos a todos preparándose para ir al comedor y tomar sus sagrados alimentos del segundo rancho del día, mientras sus compañeros primarios vienen felices de la pista de tierra luciendo su overol verde y finalmente llegan los avanzados luciendo el overol naranja, su gazne al aire y sus gogles Ray-Ban”

-“Son las 12:55 horas y salen todos a formar para ir al comedor, les pasan de nuevo la revista de limpieza y como siempre se acerca a ti, tu avanzado Heriberto Arturo Villanueva Chong para pisarte los avellanos y pedir una orden de arresto para ti, por traer sucio tu calzado”

-“La comida, deliciosa, sopa de pasta seca, un pedazo de buey que parece más a la suela de tu zapato que carne de bovino, frijoles con gorgojos de nuevo, agua chirris de jamaica y dos tortillas frías, ahora te sientas frente a tu compañero Meza y por un lado el avanzado Carlos Adán Cárdenas Novelo pone dos vasos frente a cada uno de ustedes, hace una bolita de migajón y los pone a jugar futbol empujando la bolita a soplidos, y al cadete que le metan gol, se pasará toda la semana de esclavo de él”

-“Terminan de comer y salen a descansar a la cuadra, a lavarse los dientes, a preparar los cuadernos de las clases de la tarde, las cuales serán: de 15:00 a 15:50 reglamento de tiro y de 16:00 a 17:40 práctica de tiro al blanco en el polígono de tiro con sus ACOCOTES

-“Por fin, me tendrás en tus manos para éstas prácticas donde me usaras tirando al blanco a 200 metros. (algunos quisieran poner de blanco al güerito Requena pero De la O quisiera que en vez de blanco, pusieran un negro, y Pablo López dijo: ahí está Coutiño) El instructor les indicó que la cadencia de tiro iba a ser un tiro y esperar cinco segundos para el siguiente. Ya sabemos que Bustamante y Marcelino usaron diez segundos en su cadencia normal”

-“Regresamos a la cuadra, yo feliz de la vida porque del interior de mi cañón olía a pólvora recién quemada. Ya eran las 17:55 y ya estaban de nuevo formados para arriar a la Bandera pasar la lista de las seis de la tarde y prepararse para el último rancho de el día”

-“Saliendo del comedor a prepararse para el día siguiente, arreglar sus ropas, hacer sus tareas y aquellos que desgraciadamente les tocaba ser enjuiciados por haber sido cómplice de las POQUIANCHIS irían a morir en la cama eléctrica, donde el verdugo que conectaba la corriente era el avanzado Raúl Wong Barrios. Recuerdo que tu tuviste solo un juicio, pero a Rivas Teran le hicieron cuatro, ¿Será por eso que quedó loco?”

-“Por la noche, te tocó de rondín a lo largo de la primer ala y sus inmediaciones, tu turno fue de 12:00 horas a la 01:00 de la madrugada, a esa hora despertaste a Orrostieta para que hiciera su turno”

-“Amigos y amigas, este monólogo que me atrevo a hacer, es por lo bien vivido que tengo como ACOCOTE matrícula B-6039 y que fui asignado al cadete Francisco Lavín Marmolejo”

LA CONSOLIDADA


Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO. 


La vida nos va dando muchos ejemplos de los cambios que vamos teniendo los humanos. Este Blog nace por esa necesidad que tengo de expresar todo lo que viví dentro de la Fuerza Aérea Mexicana. Tengo compañeros que también desean contar sus vivencias, sus recuerdos, y todo aquello que los llevó a formar parte de ésta maravillosa profesión como lo es el arte de volar.

Uno de mis mejores amigos me platica de esta aventura de la cual él forma parte, al que llama “LA CONSOLIDADA” la cual, se inicia en 1959 cuando entran seis jóvenes a la Escuela Militar de Mantenimiento dentro del Colegio del Aire. Todos vienen a Zapopan de la región donde crecí, tres de Torreón, y dos de Nueva Rosita Coahuila, y mi amigo de mi pueblo, Lerdo Durango, recuerden que Lerdo es la ciudad donde nace Francisco Sarabia, quien voló al Conquistador del Cielo. De estos seis jóvenes que ingresan a la Escuela de Mecánicos de Aviación, dos de ellos traían el secreto interés de llegar a ser Pilotos aviadores. Uno de ellos, Ildefonso Rodríguez Armendáriz y el otro mi amigo y compañero que viene de Lerdo, son los que sueñan en convertirse en pilotos aviadores.

Al terminar sus estudios en la Escuela de Mantenimiento, mientras mi amigo se quedó en el tercer Escalón de Mantenimiento, los otros cinco son trasladados a la ciudad de México incorporándose al Cuarto Escalón de Mantenimiento de Balbuena, ahí se dedican a trabajar, en lo que será su futuro por su vocación como mecánicos de aviación. Pero Ildefonso lo que desea es hacerse piloto aviador, por esto mientras trabaja en el cuarto escalón de mantenimiento entra a estudiar a una escuelita de aviación en el aeropuerto de la ciudad de México, pagando sus estudios con su haberes como mecánico de aviación.

Con el tiempo obtiene su licencia de piloto aviador privado y escala poco a poco hasta llegar a tener la de piloto aviador comercial, se compra con muchos sacrificios un Cessna 206 y con el se traslada a Topia Durango.

El se enamoró de esta población pues se encuentra enclavado en la Sierra Madre Occidental, este antiguo poblado minero fue ocupado y abandonado varias veces. Su ubicación le permite disfrutar de un maravilloso paisaje boscoso circundante, al igual que de escarpadas elevaciones rocosas, ideales para la práctica del deporte de alta montaña, que se encuentran en parte del territorio de los indígenas tepehuanes.

Desgraciadamente Ildefonso Rodríguez Armendáriz, pereció en la sierra hace un año, en una accidente en su Cessna y mi amigo lo recuerda con mucho cariño.

Ahora permítanme hablar de mi amigo, ¿quién no lo conoce? Su nombre es Pablo Enrique López Blackmore, para mi el piloto más terco para llegar a colgarse ”LAS ALAS EN SU PECHO” como le digo, entra en 1959 a la Escuela de Mantenimiento, vive como cadete tres años graduándose como sargento segundo en junio de 1962, se queda a trabajar en el tercer escalón de mantenimiento, y en junio del siguiente año concursa junto conmigo y con su hermano Gustavo logrando entrar a nuestra escuela. Se pasa unos meses como potrote al igual que nosotros, pero las necesidades de su familia en la ciudad de México lo hacen dejar la escuela e irse a trabajar a la capital. Gustavo y yo pasamos del preparatorio al primario, cuando Pablo regresa a Zapopan y vuelve a entrar pero lo dejan en el preparatorio, ahí esta el terco de nuevo, segundo año de potrote, pero como el ya había sido mecánico de aviación, el maestro de motores le condona el asistir a esta materia. Entonces llega el director de la Escuela Coronel Ernesto Amaro Ávila y lo vuelve a retrasar de nuevo por no haber presentado los exámenes de la materia de motores. Era de risa ver a Gustavo (mi nieto también): su hermano menor de avanzado y a Pablo de potrote, parándolo firmes y diciéndole: “No me rezongue potro, soy su avanzado” y Pablo entre dientes le decía: “En la casa nos vemos”. Gustavo y yo nos graduamos en 1966 y mi nieto Pablito (alias el enano) se graduó en 1968, o sea nueve años en el Colegio del Aire, a eso yo le llamo, luchar por llegar a tener “LAS ALAS EN SU PECHO”

viernes, 5 de junio de 2009

NO LLORES MADRE


Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO. 


Imagínense el temor que sufrió mi Señora Madre cuando le comuniqué sobre mi decisión de irme a estudiar aviación a la Escuela Milita de Aviación. Yo estaba por cumplir 21 años cuando le informé que en junio iría a concursar a Zapopan para convertirme en cadete. Acababa de dejar la facultad de arquitectura cuando cursaba el tercer año de la carrera. Entonces compuse este poema y se lo dejé en su buró, mientras me llevaba a la terminal de autobuses con destino a Guadalajara. El poema dice así... 

Dejo el hogar, para iniciar mis vuelos
para librar todo tipo de batallas,
trataré de mejorar el mundo
mi mundo personal, mi entorno profesional.

Parto volando ¡Me voy!
desplegaré mis alas para remontar la cumbre,
sin importar tempestades, tormentas o viento calma
me han crecido las alas y quiero volar.

Me voy, por favor no llores Madre
por las tardes pasaré a verte
te traeré noticias frescas de lo vivido
las inquietudes de los seres y las cosas.

Espero encontrarme a mi mismo, mi alma
de hoy en adelante será una alma viajera,
idea aventurera del amanecer o del ocaso
sueños de luna o fantasías de sol.

Se que se va tu hijo Madre
y tu voz con suavidades de terciopelo
elevarán una oración al cielo por el regreso
del ave que deja el nido.

Quiero ver, oír, tocar Madre
aunque hay peligros, también hay miedos
yo reiré mis sonrisas y enjugaré mis lágrimas
me voy para encontrarme con mi mundo, con mis sueños.

jueves, 4 de junio de 2009

PRIMER COMBATE AERONAVAL EN EL MUNDO


Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO

Revisando mis apuntes donde guardo todo lo referente a la Fuerza Aérea Mexicana, me encuentro la historia del primer combate aeronaval del mundo escrito por Manuel Ruíz Romero que dice lo siguiente: 

El 14 de abril de 1914, muy temprano el General Álvaro Obregón se presentó en Topolobampo, Tamaulipas y de inmediato se acercó al cañonero “Tampico” para conocer la situación en que se encontraba, así como las necesidades de su tripulación. Desde los cerros próximos lo vieron escorado a unos 12 kilómetros del muelle y a otros ocho kilómetros pudieron observar que los barcos del General Victoriano Huerta mantenían su vigilancia.

El jefe del Cuerpo de Ejército del Noroeste y su estado mayor abordaron una lancha con motor de gasolina y llegaron al cañonero que comandaba el teniente Hilario Rodríguez Malpica, quien, como marino de carrera al recibir la visita de su comandante en jefe ordenó izar el pabellón del cañonero en el asta mayor. Cuando el capitán Ignacio Torres, jefe de la armada “Huertista” recibió en el barco “Guerrero” la novedad, comprendió que un alto jefe se encontraba a bordo. ¿Quién, si no Obregón? De inmediato Torres comprendió que podía matar dos pájaros de un tiro: acabar de una vez con el "Tampico" y abatir a Obregón y probablemente a otros jefes constitucionalistas.

En el "Guerrero" se pusieron las calderas a todo vapor y se iniciaron las maniobras de aproximación para el ataque. Al percatarse de que el "Guerrero" iba sobre ellos con sus tres cañones útiles y toda su maniobrabilidad, el comandante del "Tampico” ordenó zafarrancho de combate y se tomaron todas las precauciones en un barco que solamente podía defenderse con el cañón de popa y carecía de la posibilidad de moverse.

El "Guerrero” comenzó a abrir fuego a una distancia amenazadora y el "Tampico" respondió también. La ventaja, sin duda alguna, era del barco Huertista que con sus cañones de 100 mm., barría al cañonero constitucionalista. En el crítico momento en que se acortaban las distancias en forma que sería decisiva. Obregón y sus compañeros vieron una figura en movimiento en el cielo que desde tierra se acercaba a los barcos enzarzados en un definitivo combate. Era el biplano Martin "Pusher" bautizado "Sonora" tripulado por Gustavo Salinas Camiña, a quien acompañaba el mecánico naval Teodoro Madariaga.

Entre ambos habían hecho unas bombas rudimentarias con trozos de tubería en los que habían introducido varias granadas de mano y lo habían rodeado de cargas de dinamita. Una de las granadas tenía un cable sujeto al seguro del percutor: así, cuando el bombardero iba a lanzar cada artefacto sobre los barcos, quitaba el cable y la bomba, al chocar contra cualquier superficie, estallaba al hacer explosión la granada y por consecuencia, la dinamita. El tubo metálico y las granadas actuaban como metralla.

Con el objeto de asegurar el blanco evitando los efectos del ángulo de posición del avión en relación a la vertical, habían colocado el brazo de un candelabro como mira: al quedar en el campo visual el objetivo se dejaba caer una bomba.

Mientras el "Tampico" resueltamente respondía a los cañonazos del "Guerrero", el biplano sobrevoló este y desde una altura de más de 500 metros fue lanzando sus bombas a cada pasada. Las bombas estallaban con gran estruendo levantando grandes cantidades de agua, haciendo más espectaculares las explosiones. El comandante del "Guerrero” ordenó al timonel maniobras de zig-zag para evitar que una bomba diera en el barco, entrara por la chimenea y lo que es peor, hiciera estallar las municiones que se encontraban en la cubierta listas para usarse en los cañones que disparaban sin cesar. Se trataba de una amenaza de la que no se tenía precedente alguno y por tanto, de un enorme efecto psicológico. En la tripulación del "Guerrero" comenzó a aparecer el pánico, mientras las bombas disparadas por el "Tampico" le entraban de lleno al ofrecer todo el costado en sus maniobras evasivas a las bombas aéreas.

Ante la crítica situación el comandante Ignacio Torres ordenó retirada y el "Guerrero" abandonó el campo alejándose hacia alta mar para evitar ser hostigado desde el aire y una vez en lugar seguro, medir los daños sufridos.
Culminada la hazaña de poner en fuga al "Guerrero", el biplano "Sonora" inició el vuelo de regreso a tierra. La intensa brisa que se había levantado zarandeaba al ligero aeroplano y por el tiempo mantenido en el aire se debía de haber consumido gran cantidad de combustible, por lo que Obregón ordenó que la lancha a motor se dirigiera a auxiliar a los aviadores en caso de un acuatizaje forzoso. No fue necesario pues Salinas y Madariaga pudieron llegar a tierra felizmente.

Don Venustiano Carranza recibió el siguiente telegrama.


"Topolobampo. Abril 14 de 19I4. Primer Jefe del E. C. Chihuahua. Hónrame comunicar a usted que me he sentido orgulloso al presenciar hoy el vuelo llevado a cabo por el intrépido Capitán Gustavo Salinas, acompañado del primer maquinista del “Tampico", señor Madariaga quienes permanecieron más de hora y media a cuatro mil pies de altitud lanzando bombas sobre el "Guerrero". Espero que obtengamos magnífico éxito contando con oficiales que saben despreciar la vida cuando se trata de la Patria. Felicito a usted por tener a su lado a esta clase de hombres. Respetuosamente.- El general en jefe Álvaro Obregón".

Consecuencias.

El combate aeronaval de Topolobampo significó el debilitamiento de las fuerzas “Huertistas” al combinarse la pérdida del "Tampico" que se pasó a la causa constitucionalista lo que obligó a dividir su fuerza naval en dos. El exitoso bombardeo aéreo del "Guerrero", obligándolo a levantar el campo de batalla frente al "Tampico" significó para los “Huertistas”, la aparición de un peligro para el que no había defensa alguna y la elevación de la moral de los constitucionalistas en un momento muy necesario.
  

Al reducirse la hegemonía naval las plazas sitiadas por Obregón, éstas dejaron de recibir importante ayuda y el temor al avión obligó a los barcos a situarse en posiciones más alejadas de la costa. Con estas circunstancias a su favor, Obregón pudo disponer de mayores tropas para proseguir su avance hacia la ciudad de México, dejando atrás a un enemigo que ya no significaba peligro, como lo demuestra el hecho de que las plazas de Guaymas, Sonora y Mazatlán, Sinaloa tuvieron que rendirse cuando ya Obregón había tomado Guadalajara y se encontraba a las puertas de la Capital de la Republica, casi indefensa.

Con estos hechos, nos asiste la razón al asegurar que este, fue el primer combate aeronaval del mundo pues no hay ningún antecedente sobre el hecho de que la intervención de un avión con sus bombas decidiera el resultado de un combate entre dos barcos que estaban cruzando entre sí mortales cañonazos. 

Finalmente, la batalla de Topolobampo es un hito en la historia de la aviación mexicana.

MI PRIMER VUELO


(Tomado del libro: DESCUBRIR EL HORIZONTE)

Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO. 

Cuando estaban por empezar los vuelos nocturnos, corría el rumor de que, en ocasiones los avanzados, clandestinamente volaban en esas maniobras con sus secretarios, por lo tanto teníamos la inquietud de que pronto podríamos tener nuestro primer vuelo. Los avanzados se enteraron de esta inquietud y un día por la noche se presentaron en la primer ala varios avanzados: Galicia Galón, Esiquio Ramón, Tomás Merino Alfaro, Fortino Nava Gómez. Serían como las doce de la noche, cuando nos despertó una voz que dijo, al mismo tiempo que encendía un cerillo: “Pelones, tienen lo que dure este cerillo encendido para pasar a bañarse y regresar a formarse frente a su cama”

Todos nos levantamos y rápidamente corrimos al baño pero al pasar frente a los avanzados pasábamos con mucho cuidado para no apagar el cerillo y era traumático estar calientito en la cama y meterte de repente bajo la regadera con el agua fría, secarte y ponerte tu ropa interior y pasar a formar frente a tu cama. Cuando ya estábamos formados nos dijeron: “Pelones, tomen un sábana para que se tapen y vámonos a las pistas, porque a lo mejor hoy tienen su PRIMER VUELO

Salimos formados, en ropa interior, cubiertos por una sábana y descalzos, así marchamos hacia las pistas del avanzado a paso veloz, por fin llegamos a las pistas, no había luz, apenas se distinguían las siluetas de los aviones, entonces nos preguntaron: “A ver pelones ¿a que vienen a esta escuela?” Uno de nosotros contestó: “Vine para aprender a volar, mi cadete” luego le preguntaron a otro “¿Y tu, a que veniste a esta escuela?” “vine para aprender a volar, mi cadete” y así nos fueron preguntando lo mismo a cada uno de nosotros, cadetes del escuadrón preparatorio, y contestamos lo mismo.

“Entonces escoja cada uno de ustedes alguno de estos pájaros de acero, pues hoy van a volar por primera vez” dijo uno de ellos señalando los AT-6 que estaban formados en a plataforma de estacionamiento.

Nosotros no nos movimos, estábamos desconcertados y nos veíamos unos a otros. De pronto uno de las avanzados gritó: “Que esperan, escojan su avión cada uno de ustedes y párense frente a él. ¡Rápido que no tenemos toda la noche!”

Corrimos y cada uno de nosotros escogió el AT-6 que estaba más cerca de nuestro lugar. Entonces uno de ellos nos ordenó: “Estos pájaros están muy quietos pelones, así es que ustedes los tienen que espantar con sus sábanas para hacerlos despegar, entonces: COMENZAR, YA

Y empezamos a agitar nuestra sábana al frente del avión que nos tocó, luego empezamos a brincar pero no pasaba nada, en tanto los avanzados estaban botados de la risa y decían con sus carcajadas: “Qué pasó pelones, ¿no pueden hacerlos volar? Espántelos, espántelos hasta que despeguen. Mugrosos pelones, no pueden espantar a un pájaro, y ustedes ¿vienen a aprender a volar?”

Después de reírse un rato, al vernos haciendo aspavientos para que los aviones despegaran, uno de ellos nos dijo: “Bueno, ahora van a aprender a despegar en formación por escuadrillas” y nos llevaron a la pista colocándonos en diamante. Una escuadrilla al centro y las otra dos a los lados y un poco detrás de la escuadrilla que iba de líder.

Ya que estábamos colocados, nos dijeron: “Van a correr por toda la pista hasta el final, y cuando despeguen, van a hacer un tránsito haciendo virajes por su derecha ascendiendo hasta mil pies para regresar a aterrizar, recuerden que para poder despegar, tienen que agitar sus sábanas con energía. Mientras corren para el despegue no deben de voltear hacia atrás, pues se pueden tropezar y la escuadrilla terminara toda tirada en la pista”

Entonces a una orden empezamos a correr por toda la pista, y sin voltear llegamos al fin de ella. Nos detuvimos, todos muy agitados por la carrera, y al voltear ya no había nadie de los avanzados.

Cuando regresamos a la cuadra, ellos nos estaban esperando, y lo primero que nos dijeron: “No es posible que no pudieran volar, les falta el instinto del piloto”

Hoy cuando recuerdo mi primera lección de vuelo, que me dieron mis avanzados, me da risa y lo hago con buen humor y sin resentimiento hacia ellos.  

miércoles, 3 de junio de 2009

LOS CORSARIOS MEXICANOS


Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO.

Investigando sobre los aviones que han sido operados por la Fuerza Aérea Mexicana, los más populares durante los años treinta fueron los CORSARIOS MEXICANOS. Probablemente el primer avión naval norteamericano que recibió como parte de su designación oficial un nombre fue el Corsario, de Chance Vought, un biplano del que se derivó una extensa y ramificada familia que dio tal éxito a sus fabricantes, que subsecuentes generaciones de aviones navales Vought serían bautizados con el mismo nombre, muy famosos y bien recordados en la actualidad; por supuesto casi cualquier lector conoce al legendario caza de alas de gaviota invertida F4U Corsair, que campeó sobre el Pacífico en la segunda guerra mundial y al jet de ataque A-7 Corsario II, que ha visto acción desde la polémica guerra de Vietnam hasta la popular “Tormenta del Desierto” contra Irak, pero el primero de los Corsario es poco conocido, y si bien el poderoso F4U en distintas versiones sirvió con las fuerzas aéreas de El Salvador y Honduras (llegando incluso a combatir) así como con la aviación naval argentina, es la familia de biplanos Corsario la más íntimamente relacionada con América Latina y particularmente con México.

Chauncey Milton Vought fue un joven de gran determinación, que se enamoró de la aviación en los tiempos pioneros; se inició como piloto y fue el norteamericano número 156 en obtener su carnet de la Federation Aeronautique Internationale, el 14 de agosto de 1912, pero su gran inquietud por el vuelo lo llevó a buscar perfeccionar las máquinas existentes y a adentrarse en el diseño de aviones. Primero trabajó para las firmas Curtiss y Wright-Martin, donde se dio cuenta del potencial de su talento, eso lo llevó a fundar su propia compañía en junio de 1917, con sede en Nueva York, la cual tuvo el nombre de Lewis and Vought Corporation, empresa que sería la segunda constructora de aviones en E.U. con más tiempo de existencia ininterrumpida después de Boeing. Vought se especializó desde el principio en aviones navales, y uno de sus primeros éxitos, el VE-7, fue el primer avión en despegar del primer portaaviones estadounidense, el "USS Langley", el 17 de octubre de 1922.

Ese mismo año la compañía se reorganizó y tomó el nombre de Chance Vought Corporation. El principal cliente de los biplanos de observación e hidroaviones que fabricaba fue la Armada de los Estados Unidos, pero en su primera venta de exportación Chance Vought inició la que sería una larga y productiva relación con América Latina, al vender sus primeros tres aeroplanos QO-1 al Cuerpo de Aviación del Ejército de Cuba en 1924, así como otros aparatos similares denominados UO-1A que entregó a Perú.

Las características de gran alcance y confiabilidad del Corsario lo hacían excelente para países de gran extensión territorial, con pocas pistas preparadas y con muchas necesidades a cubrir con pocos aparatos, así que cuando México buscaba un aparato multipropósitos para la Fuerza Aérea, los norteamericanos recomendaron ampliamente al maravilloso Corsario, de Chance Vought, el que por su probado desempeño se haría sumamente popular en Latinoamérica entre 1929 y 1939.

México decidió comprar una docena de estos aviones, que recibieron la designación O2U-2M, pero era obvio que la candente situación política en el país durante 1929 requería acciones rápidas, pues desde marzo el general José Gonzalo Escobar se había levantado en armas contando con gran simpatía dentro de parte importante del ejército. Desesperadamente, las fuerzas leales al presidente Emilio Portes Gil buscaron la rápida incorporación de aviones para complementar a los Bristol Fighter F.2B que, aunque construidos nuevos en 1927, eran diseños que databan de la primera guerra mundial y sobre los que pesaba lo más arduo de los combates, junto con un par de vetustos Bristol Boarhound, DeHavilland DH-4B y un Douglas O-2C. Desafortunadamente, los 10 aviones que se consiguieron para entrega inmediata, cuatro Stearman C-3B y seis Waco Taperwings eran de tipo civil y no contaban con el armamento ni las condiciones necesarias. De esta manera, el gobierno mexicano pidió al de Estados Unidos las mayores facilidades, por lo que se ordenó a Chance Vought dar prioridad máxima al pedido mexicano por sobre la producción de los aparatos para la US Navy, lo que permitió que los primeros tres Corsair O2U-2M fueran entregados ¡en menos de dos semanas desde que se recibió el pedido!

En el mismo mes que estalló la revuelta escobarista, los primeros tres Corsarios mexicanos volaban de Nueva York hasta Nuevo Laredo para ser internados en territorio mexicano; fueron los pilotos de traslado Rodolfo Torres Rico (que haría fama en la Cía. Mexicana de Aviación), Raúl F. Azcárate (hermano del general Francisco Azcárate, que fabricaría Corsairs en el futuro) y el primer piloto militar mexicano, Samuel Carlos Rojas, quien fungía como agregado militar en la embajada mexicana en E.U. Este vuelo sería la primera ocasión en que aviones militares extranjeros, con armamento, volaran sobre territorio estadounidense. Para abril se entregaba un segundo lote de tres Corsarios y los aviones llegaron justo a tiempo para participar en los combates. El teniente coronel Pablo Sidar, piloteando el Chance Vought O2U-2M número 1 de la FAM, combatió con gran determinación al frente de su escuadrilla de relucientes y plateados biplanos, siendo ascendido a coronel por méritos en campaña, el grado más alto entre los pilotos aviadores del Ejército Mexicano en esa época. Otros famosos pilotos se foguearon en la cruenta guerra de 1929 volando el Corsair, entre los que destacaron Roberto Fierro Villalobos (que también fue ascendido a coronel), Luis Boyer, Arturo Jiménez Nieto, Antonio Cárdenas Rodríguez, Carlos Rovirosa, Luis Farell y Gustavo León.

Apenas sometidos los escobaristas, los Corsarios, como ya se les llamaba en México, fueron usados para combatir a las últimas fuerzas cristeras que aún luchaban en la famosa guerra religiosa de 1926 - 1929.

Casi al mismo tiempo que los Corsarios, se recibieron entre abril y junio de 1929 nueve biplanos Douglas O-2M especialmente construidos para México (equivalentes al O-32, con mejoras que se incorporarían posteriormente a los O-38 del US Army) así como tres O-2M-2 en 1930.

Con este nuevo equipo se formó el Primer Regimiento Aéreo basado en el querido campo de Balbuena, integrado por tres Escuadrones, el 1º con los Chance Vought O2U-2M Corsair, el 2º con los Douglas O-2M y el 3º con los menos agraciados Bristol Fighters

Los excelentes resultados brindados por la aviación en las campañas militares de 1929 hicieron que el ejército decidiera ampliar su Departamento de Aeronáutica creando un segundo Regimiento Aéreo, el cual sería equipado con el mejor tipo de avión, por lo que tras evaluarse las máquinas del 1er. Regimiento Aéreo, se estimó al Corsair como el más conveniente, pero se consideró de gran importancia que los más de 30 aeroplanos que se procurarían para este fin fueran hechos en el país, a fin de lograr algún grado de independencia tecnológica.

Juan Francisco Azcárate, destacado ingeniero aeronáutico y prestigioso militar, se había empeñado en construir una industria aeronáutica mexicana, y ya había diseñado un sesquiplano denominado O-E-1 que fue el primer avión nacional en recorrer toda la República en 1928, del que posteriormente construyó 10 ejemplares más pequeños de entrenamiento que, conocidos como sesquiplanos Azcárate, entraron en 1929 en servicio con la Escuela Militar de Aplicación Aeronáutica. Este primer éxito lo llevó a fundar la fábrica de aviones Juan F. Azcárate, S. en C., que inició operaciones en 1930 y tuvo como primer trabajo el ensamble de 7 aviones de entrenamiento Kreider-Reisner KR-34C ordenados por la FAM a la firma norteamericana Fairchild, el 4 de junio de 1930, mismos que entraron en servicio a mediados de julio del mismo año. Al tanto de las necesidades del Ejército Mexicano y su preferencia por el Corsario, Azcárate negoció, a través de la United Aircraft Export Inc., la obtención de la licencia de producción de los aeroplanos de Chance Vought.

Azcárate recibió un pedido por 31 biplanos Corsarios, en versión con mayor capacidad de carga, denominada O2U-4A y con el nombre popular de “CORSARIO AZCÁRATE”.

La fábrica, ubicada junto a los famosos campos aéreos de Balbuena, entonces en las afueras de la ciudad de México, prosperó rápidamente, llegando a contar con más de 250 empleados y con el genio de la ingeniería aeronáutica Ángel Lascuráin.

En marzo de 1931, con la entrega de los primeros Corsarios Azcárate, se formó el 2º Regimiento Aéreo, que para diciembre contaba ya con 8 aviones, mientras que otros 23 estaban en distintas fases del proceso de producción. Para febrero de 1932 todos los aparatos habían sido completados y entregados, la fábrica se quedó sin trabajo, tuvo que cerrar sus puertas y vender sus instalaciones al gobierno en mayo de 1932. Ahí se ubicó la Escuela Militar de Aplicación Aeronáutica.

Sin embargo, los Corsarios Azcárate O2U-4A más que duplicaron la capacidad de la aviación militar mexicana, además de mejorar sus habilidades operativas al tener una flota de aviones de combate prácticamente unificada. Los O2U-4A hechos en México, como mencioné antes, eran aparatos más refinados y con prestaciones superiores a las de sus “primos” en servicio con la US Navy. Los últimos Corsarios Azcárate fabricados contaban con refinamientos como una cubierta anular para el motor que les hacía ganar un poco más de velocidad, lo que llamó la atención del Dr. Michael Watters, jefe de ingeniería de la Chance Vought, quien diseñó una nueva cubierta aerodinámica para el morro del Corsario, la que ofreció a México, logrando que se pusieran a su disposición, en octubre de 1933, dos Corsarios Azcárate y los pilotos capitanes Hermosillo y Cristiani, con el fin de realizar pruebas al sistema. A uno de los aparatos se le instaló la cubierta experimental, comparando su desempeño en igualdad de condiciones con el aparato estándar, del que lo separó una ganancia de 15 mph en velocidad, así como mejoras en el enfriamiento. Sin embargo, el carenado no fue incorporado a la flota de la FAM, ni tampoco a los aviones fabricados en E.U., por razones desconocidas, pero el hecho de que algunos Corsarios Azcárate estuvieran dotados de una cubierta para el motor, de fabricación local, no tan complicada como la de Watters, ha hecho creer a varios historiadores que el morro diseñado por el norteamericano fue instalado de serie en los aviones mexicanos y de ahí sus mejores prestaciones, lo que sin duda es falso.

Los Chance Vought O2U-2M recibidos por México en 1929 estaban equipados con motor Pratt & Whitney Wasp R-1400 de 400 hp, lo que les daba una velocidad de 157 mph, mientras que los modelos estándar O2U-2 estadounidenses contaban con el motor R-1340 y una velocidad inferior de 151 mph; por otro lado los O2U-4A hechos por Azcárate contaban, por atinadas decisiones de logística, con los mismos R-1400 Wasp que los O2U-2M, pero eran un poco más veloces pues eran más ligeros, habiéndose logrado una reducción de peso al acortar el largo del fuselaje en tres pulgadas con respecto al modelo hecho en E. U. aunque eran un poco más altos.

Los Corsarios Azcárate fueron dotados cada uno con 2 ametralladoras Lewis calibre 0.30 adquiridas a la Crawford Airplane Supply. Co. a finales de 1932, así como con portabombas con capacidad para 500 libras, lo que convirtió a los aeroplanos en auténticas naves de guerra.

La “fiebre” O2U se extendió por toda América Latina, se exportaron cuatro O2U-1A a Argentina, tres O2U-1E y dos O2U-3B a Perú, seis O2U-2A al Brasil, 26 aviones O2U-3A a Cuba y dos O2U-3SD para Santo Domingo (hoy República Dominicana), pero los 43 Chance Vought O2U mexicanos, entre importados y de construcción nacional hacen del país azteca el mayor operador del tipo fuera de EU. 

Naturalmente, el éxito de ventas de los Corsarios O2U hizo que Chance Vought desarrollara aparatos más avanzados, con mayores prestaciones, con gran flexibilidad en cuanto a opciones de fabricación para satisfacer plenamente el mercado de exportación, conservando para estos modelos su prestigioso y popular nombre de Corsario. Esta nueva familia de biplanos sería conocida en el servicio norteamericano como O3U, un avión realmente nuevo, extensamente probado por vez primera en un invento llamado “túnel de viento”, equipado con cubiertas aerodinámicas para su motor Pratt & Whitney Hornet R-1690 de 600 Hp, capaz de una velocidad de 190 mph, que también recibió las designaciones SU-1 y SU-2, y al que algunos llamaron Corsair II.

Los Corsarios mexicanos habían dado un excelente servicio y aún operaban como espina dorsal de la FAM en 1937, cuando se hizo necesario adquirir más aviones para reemplazar a los Bristol Fighter y a los Douglas O-2M cuyos últimos y escasos sobrevivientes se negaban, como mulas cansadas, a mantenerle el paso a los populares, queridos y joviales Corsarios. Sin embargo, quizá para no depender de un solo proveedor, el requerimiento de 20 aviones nuevos fue dividido en dos partidas y el pedido se otorgó a dos fabricantes, obteniéndose una decena de biplanos Consolidated-Fleet 21-M construidos bajo pedido especial a partir del modelo 21-C cuyo equivalente más cercano en el US Army Air Corp es el BT-7 y, por supuesto, una decena de nuevos Corsair.

Estos Corsario, denominados V-99M, eran de una versión optimizada para las necesidades de la operación de los altos y calurosos territorios mexicanos, que fueron entregados por la fábrica Chance Vought de Hartford el 30 de diciembre de 1937, siendo similares al modelo O3U-6 de la Armada norteamericana. Estos aviones disfrutaban de grandes ventajas comparados con sus “hermanitos menores” O2U, junto a los que operarían por muchos años en México, el motor del V-99M era el Pratt & Whitney R-1340-T1H-1 Wasp de 550 hp y estaba dotado, además de portabombas, con una ametralladora Colt 0.30 fija en el morro y otra flexible en la parte trasera de la cabina. Su apariencia, con su enorme motor oculto tras el carenado y su empenaje de diseño revisado, así como la novedad de la cabina cerrada para el piloto, conferían al nuevo V-99M un aspecto muy distinto al de los queridos Corsarios Azcárate, lo que hacía difícil adivinar que eran ambos del mismo linaje, aunque lo que verdaderamente agradó a los pilotos de la FAM fue su velocidad de 165 mph y su sorprendente capacidad de ascenso.

Los Corsario V-99M, junto a los Consolidated 21-M, tendrían casi inmediatamente su bautizo de fuego, acompañados por los viejos Corsarios Azcárate y alguno que otro sobreviviente de los O2U-2M originales, cuando se pronunció el levantamiento armado del general Saturnino Cedillo, en mayo de 1938. Entonces se organizó un Escuadrón Aéreo Mixto que partió con 17 pilotos al estado de San Luis Potosí al mando del coronel Alfredo Lezama.

Además de sus nuevos aviones, los pilotos de la FAM contaron con un buen equipamiento y logística, así como la seguridad de disponer de paracaídas en combate, los que se usaban de manera rutinaria desde 1933. Pero lo que quizá representó un interesante reto para la aviación militar fue el hecho de que las fuerzas cedillistas contaban con su propia fuerza aérea, con la que amenazaban petulantemente acabar con los pilotos de la FAM. La verdad es que los aviones rebeldes, piloteados por mercenarios, eran un puñado de aparatos de turismo Waco, Alexander Eagle Rock y Travel Air 2000 que prácticamente eran inútiles ante la FAM, con una excepción que dio a las fuerzas federales unos cuantos dolores de cabeza, y es que los insurrectos habían adquirido, por la jugosa suma de casi 30,000 dólares, un par de monoplanos de cabina cerrada y ala alta Howard DGA-8 de apariencia muy moderna, y muy veloces. Aunque no eran aviones de combate, los Howard fueron usados en una acción audaz al atacar el campo aéreo federal repleto de Corsarios, el 21 de mayo de 1938. Los Howard lanzaron cuatro bombas de 28 Kg sobre los sorprendidos aviadores de la FAM, con tan mala suerte que ninguna dio en el blanco, ocasionando sólo el feroz despegue de los V-99M intentando en vano alcanzar a los veloces aviones cedillistas, que con la ventaja de la altura, habían desaparecido en el horizonte cuando los Corsario apenas ascendían unos cuantos pies, dejando a la FAM como principal daño, una fuerte sensación de frustración. Se montaron patrullas de combate con la esperanza de encontrar a los aviones rebeldes y derribarlos, al tiempo que al menos un V-99M fue apresuradamente camuflado para evitar que fuera un blanco fácil en caso de otra sorpresiva visita de los Howard, mientras los pilotos mercenarios, borrachos en las cantinas, retaban a un duelo aéreo a los pilotos de la FAM, duelo que nunca ocurrió pues los Howard fueron capturados intactos por las fuerzas federales, pero lo que sí sucedió es que la FAM castigó con dureza a las tropas del general Cedillo, batiéndolas en constantes piques de ametrallamiento y bombardeo, en las localidades de Río Verde, Villa Reyes, Jaral de Berrio, El Salto, El Meco y El Zenzontle, constando el uso durante la campaña, de 182 bombas de fragmentación y 2,480 cartuchos de ametralladora por parte del Escuadrón Aéreo Mixto.

Aunque en 1939 la FAM obtuvo sus primeros monoplanos de tren retráctil, en la forma de los Bellanca 28-90B Flash, éstos no pudieron ser puestos en servicio por causa de dificultades técnicas, por lo que al entrar México en estado de guerra con las potencias del Eje el 22 de mayo de 1942, el Departamento de Aeronáutica del Ejército Mexicano contaba para el patrullaje y defensa de los litorales nacionales principalmente con los 10 Chance Vought V-99M, los Consolidated Fleet 21-M y al menos una veintena de Corsarios Azcárate aún operativos.

Los Corsair fueron dedicados a realizar constantes y riesgosos vuelos de patrulla sobre el mar en busca de submarinos enemigos, en tanto se gestionaba la incorporación de aviones más modernos.

Durante estas precarias operaciones y escasamente armados, los pilotos de los Corsarios mexicanos tomaron altos riesgos con mínimas oportunidades de lograr algo, muchas veces engañados por ballenas en aguas bajacalifornianas que momentáneamente parecían temibles sumergibles de acero, aunque existe el reporte, no confirmado, de un ametrallamiento a un submarino supuestamente japonés, por uno de los Corsario patrulleros piloteado por el teniente Leopoldo Meza, el 21 de marzo de 1942, aunque la llegada oportuna de modernos aviones Vought-Sikorsky Kingfisher, North American AT-6, Douglas A-24B y Beech AT-11 significó el relevo de los nobles biplanos de la responsabilidad de la defensa continental. Aunque durante la segunda guerra mundial un buen número de Corsarios estaban en buenas condiciones en México los pilotos, embelesados con las nuevas y modernas máquinas que llegaron en cantidades nunca antes vistas a la FAM se olvidaron de ellos, siendo su madera presa del hacha y su metal para la fundición. Ninguno de los Corsarios mexicanos fue preservado, de hecho, solamente dos biplanos Chance Vought Corsair sobreviven hasta nuestros días, se trata de un V-93S en exhibición en el museo de la Real Fuerza Aérea Tailandesa y otro en Argentina.

Pero la historia de los Corsarios mexicanos no termina aquí, hay algunos aspectos que esperan todavía ser aclarados, ya que además de los tres tipos de Corsario que usó la FAM O2U-2M, O2U-4A y V-99M, existen versiones que afirman que otros dos modelos del célebre biplano Chance Vought sirvieron a la aviación mexicana.

Registros de la fábrica muestran que un ejemplar denominado V-97, directamente derivado del O2U-1 pero equipado con un poderoso motor Twin Wasp de 1,000 hp, se fabricó para México, pero en lo personal no tengo duda alguna de que este avión nunca sirvió en la FAM, aunque diversas fuentes extranjeras afirman lo contrario. Igualmente hay numerosas fuentes estadounidenses que afirman que el V-100 también fue construido para la FAM con motor Wasp Junior como entrenador y que incluso en México se le llamó Corsario Junior. De este aparato tampoco he podido encontrar evidencias documentales o fotográficas de su uso en México, ni siquiera referencias de algún testigo, y las únicas fotos conocidas del aparato son las que lo muestran sin otra marca más que la matrícula experimental norteamericana X-14377.

Lo más probable es que estos aviones hayan sido demostradores construidos con la intención de vender el modelo, sin suerte, a México y que hayan terminado su vida desguasados, aunque existe la posibilidad de que, como ocurrió con muchos tipos de aviones, México haya servido como país de destino “máscara” para triangular la venta de los aparatos a países en conflicto como España, donde la adquisición de equipo militar era obstruida por convenios internacionales de neutralidad, o quizá fueron entregados a China, como muchos otros aviones, en condiciones muy oscuras y poco documentadas. Cualquier hipótesis es una línea de investigación válida, pero para fines prácticos se puede considerar que el V-97 y el V-100 son Corsarios que erróneamente se han asociado a México pues no hay evidencia alguna de que hayan servido con la FAM, aunque sería grato encontrar alguna foto o documento que demostrara mi equivocación.

Por el contrario, lo que es un hecho fácilmente comprobable es que la familia de biplanos Chance Vought Corsario, hoy un poco olvidada por los historiadores y entusiastas, es una de las series de aviones que más impacto tuvieron en la aviación latinoamericana y mexicana al iniciar la década de los treintas, en el ocaso del reino de los biplanos.

miércoles, 27 de mayo de 2009

DE TODOS LOS HIMNOS


Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO. 


Que he cantado hay uno que hace que a mi garganta se le haga un gran nudo, que alguna lágrima furtiva escape de mis ojos. Este himno es el que dice:

Soy cadete de la Fuerza Aérea,
del espacio hago mi devoción, 
por los cielos vivo conquistando,
los sagrados anhelos de honor.

Por la patria como mexicano,
he jurado morir con valor,
si abatirla pretende un extraño,
o ultrajar el pendón tricolor.

Volar, luchar, luchar
cadetes pregonar,
y el cielo conquistar,
como águilas al sol.

Volar, luchar, luchar
las alas desplegar
a la orden de hacer fuego,
defendiendo el pabellón.

Soy cadete de la Fuerza Aérea,
del saber fama y gloria vendrán,
y en mi pecho las alas de guerra,
serán siempre un abrazo de paz.

Mas si un día la patria requiere
que luchemos contra el invasor,
los tambores cornetas que suenen,
y a vencer o morir con valor.

Volar, luchar, luchar
cadetes sin temor,
y el cielo conquistar,
como águilas al sol.

Volar, luchar, luchar
las alas desplegar,
a la orden de hacer fuego
defendiendo el pabellón.

Y a ti compañero piloto, ¿No te pasa siempre lo mismo lo mismo? Ojalá que así sea, porque entonces déjame decirte que tu también traes “LAS ALAS EN TU PECHO”

MI VIDA DE CADETE


Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO. 

Después que dejé la Universidad truncando mi carrera de arquitectura, hice maletas y llegué a ser Goliat, el jefe de los aspirantes a CADETES de la Escuela Militar de Aviación. Nos hospedaron en el hagar Faustino Ceballos. Yo quería ser PILOTO AVIADOR y por las noches me preguntaba: "¿Volar será una ciencia o un arte?" y llegue a la conclusión que: "VOLAR ES POESÍA" Para mi volar fue soñar que yo era ángel. Fue una verdadera Poesía en prosa ya que nunca pude rimar un aterrizaje con el siguiente, todos fueron diferentes. Recuerdo con cariño las horas que estuve en la cabina abierta del Stearman o en la cabina cerrada del AT-6. A mis aviones el PT-17 Stearman y al North-america AT-6 les dedico estos poemas:

VOLANDO EN MI STEARMAN 

A mi me gusta remontar el vuelo,
ser una pieza más de mi aeroplano
sentir suave el timón bajo mi mano
y fuerte el viento alborotar mi pelo.

Romper la liga de mis pies, al suelo
trastocar el volumen con el plano,
lo que es colina convertir en llano
el mar curvar y revolver el cielo.

Y me gusta volar a baja altura
surcando el paisaje lentamente
volar es un placer una locura

a la que solo iguala, ciertamente
aquello que provoca, con ternura

la piel de una mujer, íntimamente.

Y a mis compañeros que murieron amarrados al escapulario de un AT-6 les dedico este poema de Camposeco que dicen:

"COMO ÁGUILA CAERÉ"

Como águila caeré,
y en un estruendo atronaré
los montes que me vieron
desplegar las alas y surcar el cielo.

Como águila caeré,
porque es mi destino en pagar de un golpe
la osadía de humillar el valle
y de buscar a Dios en el cielo.

Como águila caeré.
y hasta el abismo irán a buscarme
los que crean que ahí termina mi postrer vuelo.

Cuándo en verdad el abismo será nido,
donde ya libre de carnal estorbo
emprenderé por fin...........

MI PRIMER VUELO SOLO.

Que felices fueron mis años de cadete, porque felicidad es sufrir las potreadas, y gozar la primer hora de vuelo. Es dejar caer el sudor en el patio principal del Colegio a paso redoblado y disfrutar la cena diaria. Es soportar los gritos del instructor y ver su sonrisa cuando recibí mis alas el día de mi graduación. Finalmente la felicidad de mi vida de cadete fue mi último aterrizaje en un AT-6.

También en el Colegio del Aire traté de dejar cosas buenas, los murales del comedor, el jardín frente a la primera ala, la organización de las tres graduaciones que duró mi vida dentro de la Escuela Militar de Aviación. Pero lo más hermoso de la estancia aparte de aprender a volar, fue la inmensa amistad que logramos todos los cadetes de la XXVI generación y el orgullo de habernos titulado, sólo 30 cadetes de los 1,250 aspirantes que fuimos a concursar, para terminar CON LAS ALAS EN EL PECHO.

HÉROES DE LA FUERZA AÉREA


Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO. 


En nuestros tiempos, la palabra “héroe” parece tener distintas connotaciones, pero existe en su carácter predominante la intención de designar con ella lo más elevado de la naturaleza humana. Por lo tanto no dudo en llamar héroe a Pablo L. Sidar, un aviador al que también le vienen a la medida los trajes de legendario y audaz, uno que sobresale de entre los Branniff, los Chávez, los Sarabia, los Newbery, los Merino, los Carranza o los Pabón, por ser sus hazañas patrimonio de toda Latinoamérica, al haber sido el primero en recorrer este vasto territorio a los mandos de un avión.

La polémica sobre su origen hace más grandiosa su leyenda; él decía (y así declaraba en documentos oficiales) llamarse Pablo Sidar Escobar y haber nacido en Ramos Arizpe, Coahuila, en 1897, pero el prestigiado historiador Manuel Ruiz Romero apunta, con pruebas, que su verdadera identidad era la de Pablo Sidar Puras, originario de Zaragoza, España. La “L” que siempre seguía al nombre de Pablo es un enigma, no hay referencia concreta al respecto, pero es bien sabido que Sidar se ganó a pulso el apodo de “El Loco” en sus tiempos de acróbata aéreo, junto a Roberto Fierro y José Fonseca, en 1925, por lo que cuenta la leyenda que se enorgullecía de ser el famoso Pablo “Loco” Sidar y de ahí el que firmara y se le conociera como Pablo L. Sidar. Cierto o no, de lo que no hay duda es de sus grandes dotes de aviador; el mismo Ruiz Romero se refiere a él como: “ejemplo magnífico de valor, arrojo y temeridad, el piloto más famoso y popular de México, que pagó con el alto precio de su vida en plenitud, en el apogeo de su gloria y de los honores, el haber llegado a la cima que sólo alcanzan los privilegiados”, mientras que mi amigo, el finado Adolfo Villaseñor, quien lo conoció y admiró, me contaba que Sidar, a donde llegara, era simplemente “el jefe”, poseedor de una personalidad magnética y arrolladora, piloto de soberbio talento que igual se granjeaba el respeto de sus colegas en el aire y en batalla, que se acomodaba con gracia en las más altas esferas sociales, incluso se le vincula emocionalmente con la hija del presidente Plutarco Elías Calles.

Pero el recio coronel, veterano de las campañas contra fuerzas insurrectas de 1922, 1923, 1924, 1926 y 1929 tenía planeado ser mucho más que un piloto de guerra de prestigio dentro de la Fuerza Aérea Mexicana, a la que había ingresado en 1920, después de haber servido con distinción como oficial de Caballería en la Revolución. Tenía el deseo de unir Ibero América con un gran vuelo de buena voluntad, pues sabía que el avión, más allá de ser una poderosa arma, era el abrazo que hacía falta para acercar los corazones de los pueblos hermanos.

Con todos los medios a su alcance consiguió que la Secretaría de Guerra y Marina le autorizara el empleo de un avión biplano militar Douglas O-2M, al que bautizó “Ejército Mexicano”, para emprender la aventura de viajar, desde el mítico campo de Balbuena, en la ciudad de México, por Centro, Sudamérica y el Caribe, remontándose al espacio, acompañado por el sufrido mecánico Arnulfo Cortés, prácticamente al amanecer del 29 de agosto de 1929, con rumbo a “La Aurora”, Guatemala, para proseguir con un fantástico recorrido que concluyó con el triunfal regreso al punto de partida el 8 de noviembre del mismo año, habiendo acumulado 265 horas de vuelo para cubrir casi 22,500 Kms, visitando Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia, Belice y Cuba recibiendo trato de dignatario en todas partes gracias a tan sensacional viaje, además de sendas condecoraciones (con la rara salvedad de Argentina, Uruguay y Brasil, que no le concedieron ninguna). Incluso algunos aseveran que el viaje de Sidar fue prácticamente continental, pues el 24 de agosto había volado a México desde Los Ángeles, California, a donde había llevado al “Ejército Mexicano” para ser adaptado en la fábrica Douglas para esta particular misión, aunque el itinerario oficial arrancó, como ya dijimos, el día 29.

Por supuesto, una empresa de tales dimensiones, en 1929, no podía estar exenta de tribulaciones y peligros, a veces por lo deficiente de las cartas de navegación; otras, por lo traicionero del clima y en otras, incluso, por causa de engorrosos trámites burocráticos, pero el incidente que puso en mayor riesgo la travesía fue el aterrizaje de emergencia que el aguilucho mexicano hubo de realizar en Colombia, cerca de la frontera con Ecuador, como a 60 kilómetros de Guayaquil, al desbielársele el motor al noble Douglas O-2M. Esta circunstancia propició una misión “de rescate” desde México, al salir el piloto Eliseo Martín del Campo y el mecánico Leonardo Enríquez en otro Douglas hacia el Ecuador para reemplazar el aparato de Sidar, pero éste no quiso cambiar de montura y ordenó poner el motor de aquel avión en el “Ejército Mexicano” para así poder completar el trayecto, no sin antes cambiar también de mecánico, lo que sin duda indica el malestar que se había despertado en Sidar hacia Arnulfo Cortés, tras el mal rato de la pérdida del motor y especialmente debido a las tensiones propias de una aventura como ésta.

Los honores que recibió el coronel Pablo Sidar (que ostentaba tal rango, por méritos en campaña, desde mayo de 1929) tras la conclusión de tan sensacional aventura, fueron de magnitud nunca vista en México, muestras de cariño popular y de tan alto nivel como lo fueron las recepciones de que gozó en cada país visitado, pero su espíritu de aventura no fue mitigado; aun habiendo sido nombrado comandante del Primer Regimiento Aéreo, su mente volaba ya hacia una mayor y más difícil conquista, el reto casi fantástico para la época, de un vuelo sin escalas entre las repúblicas de México y Argentina.

El gobierno mexicano acogió esta idea con entusiasmo y para cubrir los 8,000 kilómetros de vuelo, el Departamento de Aeronáutica seleccionó un raro avión Emsco, monoplano de ala alta, que el propio Sidar recogió en la fábrica en California, EU. El aparato, a plena carga pesaba más de 7,000 libras y no hubiera podido despegar en la enrarecida atmósfera de la ciudad de México, así que se ubicó el campo de Cerro Loco, en Oaxaca, como el idóneo para cumplir con el vuelo directo hasta Buenos Aires, necesitándose de todos modos una pista de 4,000 metros. El enorme monoplano, bautizado “Morelos” en honor del prócer de la Independencia, despegó el 11 de mayo de 1930 a los mandos firmes y hábiles de Sidar, acompañado por el teniente Carlos Rovirosa (nacido en Villahermosa, Tabasco, en 1902) como copiloto, llevando una bandera nacional como regalo de la aviación mexicana para sus colegas argentinos, esperando enfrentar 40 horas de vuelo sin escalas, pero la suerte no estuvo esta vez del lado de nuestro héroe...

El viaje debía comenzar con un viraje hacia las costas del Pacífico, para mantener prácticamente un recorrido “costeando” hasta Valparaíso, Chile, donde se giraría para llegar en línea recta a Buenos Aires, pero a la altura de Punta Arenas, Costa Rica, se presentó una severa e impenetrable tormenta, que obligó a los valientes pilotos a desviarse hasta las aguas del opuesto mar Caribe, frente a Puerto Limón, donde el “Morelos”, azotado por la tempestad, sea en un desesperado intento por aterrizar o desgajado en su estructura, quedó destruido hiriendo fatalmente a sus tripulantes.

La revista del Ejército y de la Marina, en su edición de mayo de 1930, publicó un artículo del coronel Ernesto Higuera, titulado “Divino Fracaso”, que en parte reproducimos a continuación, pues es un bello documento que transmite el sentimiento de los que vivieron el momento de la pérdida de Sidar y Rovirosa.

“Arrullados por la música de la hélice fingían en el espacio el milagro de un sol; se deslizaban como una estrella errante; tripulando su abadejo sonoro sonreían errabundos en la turquesa de la mañana dejando que jugara el viento con el penacho de sus quimeras bravías. Abajo, todo verde; arriba, todo violeta, todo dorado por la gloria del Astro Rey. La certitud del triunfo les ponía cascabeles en el corazón que se hinchaba jubilosamente. Las aspas zumbaban rimando la eutropelia interior de los pilotos. Sonreía la vida con sus colores de pavo real y cantaba el paisaje su sinfonía de piedras preciosas... Las nubes blancas les dejaban pasar, llevándose el “Morelos” las guirnaldas de sus desgarrones. Desparramadas como un rebaño cuando llega el lobo, se volvían a juntar, cerrando la brecha azul con sus arrapos cándidos de armiño... El tramoyista de este infinito proscenio cambia la decoración nupcial por una decoración de tormenta y el mascarón de la tragedia esboza su gesto brutal. Ulula la tempestad; la cólera lineal de los rayos arroja sus puñales flamígeros sobre las entrañas del mundo; ruedan los truenos como el redoble monstruoso de un tambor apocalíptico; chasquean los latigazos del relámpago sobre el cristal de los ojos abiertos; la lluvia empapa las alas del audaz avión que se lanza sobre la cortina de sombra para horadarla con el coraje de una flecha. Pero la muralla es densa y profunda como la noche. El malabarista de la fatalidad le marca los contornos con sus puñales. La muerte tiende su tela de araña. El moscardón va a quedar prisionero. El piloto comprende que la lucha es desigual y hace un viraje. Quiere huir de las furias arrojadas sobre él por el Destino y se desploma en el mar, alcanzado por la hoja asesina del tenebroso malabarista... La carne de los héroes fue pasto de los tiburones. Rovirosa, el más joven, se reintegró completo; Sidar, el más inquieto y animoso, logró rescatar algo de su forma corporal a la bulimia de los glotones feroces. Y esos restos lamentables, deslavados y roídos, se tornarán con el beso de la gloria en cinosura fúlgida de eternidad. Y en el dolor unánime del pueblo, Rovirosa y Sidar serán un símbolo; la columna de fuego que guiará a nuestra raza a la victoria final; estrofa heroica de la gran tragedia de superarse y superarse siempre sin soluciones de continuidad. Y mientras sangra el corazón en la capilla ardiente de la noche, formo para los héroes esta humilde corona de laurel. Para rendir tributo ninguna voz es débil, ha dicho Martí”.

HAY DE TÍTULOS A TÍTULOS


Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO. 


Mientras que mi título profesinal, que está impreso en piel de puerco, dice:

LA SECRETARIA DE LA DEFENSA NACIONAL

Otorga al C. Subteniente de Fuerza Aérea

FRANCISCO LAVÍN MARMOLEJO

El título de Piloto Aviador Militar en atención a que cursó satisfactoriamente sus asignaturas correspondientes al Plan de Estudios en vigor, en la Escuela Militar de Aviación dependiente del Colegio del Aire, de acuerdo con los programas respectivos y fue aprobado en el Examen Profesional que sustentó el día 1 de julio de 1966 en la Base Aérea militar de Zapopan Jalisco.

Dado en la Ciudad de México Distrito Federal el día 1 de julio de 1966.



Ahora, si yo me hubiera titulado en Tampico Tamaulipas en 1926, mi título impreso en una hoja de papel normal hubiera dicho:

“El suscrito, Piloto Aviador con Título de la Armada del ejército Americano y empleado de la Compañía Mexicana de Aviación S. A. de este puerto:

CERTIFICA

Que el señor FRANCISCO LAVÍN MARMOLEJO puede considerarse apto para ejercer como PILOTO AVIADOR DE TURISMO, en atención a que ha realizado en mi presencia y de manera perfecta, las siguientes pruebas prácticas que ejecutó, estando solo a bordo del avión Curtiss JN-6H:

1.- Un vuelo de más de una hora de duración a más de mil metros de altura sobre el lugar de la prueba, aterrizando en vuelo planeado sin poner nuevamente en marcha el motor, deteniéndose el avión justamente, dentro del círculo de ciento cincuenta metros de radio, fijado para el objeto por el suscrito, antes de la prueba.

2.- Un vuelo a más de cien metros de altura y menos de doscientos, describiendo una serie continua de cinco circuitos en forma de ocho, efectuando cada viraje alrededor de dos puntos señalados de antemano en el terreno y distantes entre si, en quinientos metros. El aterrizaje se realizó parando el motor antes de llegar a tierra, deteniendo el avión a menos de cincuenta metros del punto señalado por el examinado antes de su salida.

El presente certificado surtirá sus efectos exclusivamente ante la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, quien autorizará oficialmente para el ejercicio de la funciones necesarias de:

PILOTO AVIADOR DE TURISMO

Dado en Tampico Tamaulipas, 22 de Diciembre de 1926
El piloto aviador Matt A. Nieminen




Finalmente daremos el título que se entregó a FRANCISCO LAVÍN MARMOLEJO durante su graduación como volador en 1516.

Para esto, déjenme explicar el ritual que se lleva a cabo a más 20 metros en lo alto de un poste, donde se sitúa el caporal, personaje que toca un teponaztle y una chirimía, y coordina el ritual. Cada señal que el caporal hace es un tipo de acrobacia, en una de ellas cada danzante volador salta al vacío, sujetado por la cintura, boca abajo y afianzándose con las piernas y gira 13 veces cada uno de ellos, que multiplicado por los cuatro voladores da el resultado de 52, ya que este número es el símbolo del ciclo de 52 años del calendario indígena o Xiuhmolpilli. Finaliza cuando los participantes empiezan a abrir el círculo hasta tocar el suelo. Si los espectadores aplauden alguno de los voladores dobla las piernas y se toca los pies con las manos, siendo esta una maniobra muy difícil que solo puede durar unos segundos.

El título, cincelado en una piedra braza del Pedregal de San Ángel dice así:

Yo el gran Tlatoani de Aztlán: NETZAHUALCOYOTL certifica que:

El volador FRANCISCO LAVÍN MARMOLEJO

Complementó su descenso, formado junto con sus compañeros de escuadrilla, las trece vueltas en picada lenta, dentro de la espiral obligatoria, donde efectuaban maniobras de barrena, dejando en claro que esta danza del volador, es una ceremonia propiciatoria mediante el cual se establece un diálogo con las fuerzas de los elementos naturales y sobrenaturales donde el volador, que es un danzante; es el símbolo de la pervivencia humana. Para que el día de mañana pueda surcar los aires como la águilas y lleve LAS ALAS EN SU PECHO.  

martes, 26 de mayo de 2009

LOS GAJES DEL OFICIO


Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO


Son los gajes del oficio los que uno tiene que soportar. Todo porque el material aéreo siempre está expuesto a las condiciones metereológicas, a las fallas mecánicas, a la falta de experiencia o a los maleficios por lo de aquello de que el no cae, resbala.

Ahora quisiera referirme al avión ARAVA IAI 201, un avión Israelita con capacidades de despegar y aterrizar en pistas cortas por sus características de STOL (Short Take Off Landing) y poder llevar hasta 25 soldados equipados con su equipo de combate, cargas voluminosas o hasta un jeep armado con sus cuatro operadores. Nuestra Fuerza Aérea adquirió 16 de estas aeronaves en 1973, cuando apenas tenía cuatro años de que voló el primer prototipo, que fue el 8 de mayo de 1971. Desde el 15 de mayo de 1973 que pasó revista de entrada este material dentro de los activos de la Fuerza Aérea han prestado un magnífico servicio a nuestra nación.

Las características técnicas son:

Tripulación: Piloto y Copiloto.
Envergadura: 20.09 mts.
Largo: 13 mts.
Altura: 5.2 mts.
Peso máximo: 6,803 kgs.
Motores: dos Pratt & Whitney PT6A-34.
Velocidad de crucero: 320 Km/h.
Velocidad de Aterrizaje: 140 Km/h.
Techo: 22,000 pies.
Carrera de despegue: 223 mts.
Carrera de aterrizaje: 119 mts.
Autonomía: 1,300 Km.


Con su peculiar figura cónica, algunos se han atrevido a decir: “Es un aguacate con alas” Y este gran avión que ha llevado alimentos, que ha rescatado a personas damnificadas, que ha transportado a las tropas requeridas en puntos clave para la lucha contra el narcotráfico, al que se han atrevido a compararlo con un aguacate, ha tenido algunos anécdotas como el que pasó el 16 de septiembre de 1998 cerca de las tres de la tarde: En una pista provisional que se preparó en el Kilómetro 147 de la carretera Tonalá-Tapachula, se enfiló el ARAVA matrícula FAM 2015, para entregar provisiones a los damnificados de Pijijiapan Chiapas, cuando de repente saliendo de entre la niebla, el avión golpeó contra un bordo que estaba en el lado derecho de la faja de tierra. En este incidente quedaron lesionados tres oficiales y un elemento de tropa quienes fueron trasladados a Tonalá para su atención médica.

Pero como decimos: “ESTOS SON LOS GAJES DEL OFICIO”