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domingo, 31 de enero de 2016

EN JULIO DE 2015, FUERON RECONOCIDOS



La pista de aterrizaje de la Base Aérea localizada en Zapopan, fue el escenario para que dos Generales fueran condecorados ante su retiro de más de 48 años de trabajo incansable al pueblo mexicano.

El evento estuvo encabezado por el Subsecretario de la Defensa Nacional, el General de División Diplomado Estado Mayor Noé Sandoval Alcázar, quien destacó la carrera profesional de los Generales Retirados Roberto Bernardo Huicochea y José Luis Irineo Saldivar.

La Banda de Guerra de la Fuerza Aérea Mexicana, así como cadetes fueron quienes participaron en los honores a la despedida de sus Generales que dedicaron 48 años de su vida, a la profesionalización aérea y a la capacitación de nuevos pilotos, a quienes inculcaron los valores de Honor y Lealtad para servir a su País.

La historia de vida de los Generales en la Fuerza Aérea Mexicana, ha dejado un sin fin de anécdotas y satisfacciones, durante el evento grupos de aviones sobrevolaron la zona  en su honor, para el General de División Piloto Aviador Diplomado Estado Mayor Aéreo Roberto Bernardo Huicochea Alonso, aseguró que el abandonar su segunda casa es causa de sentimientos encontrados.

Ambos generales indicaron que la renovación de la Fuerza Aérea de México ha sido total, la tecnología ha dado inicio a una nueva era, donde los logros y las satisfacciones serán para siempre.

viernes, 29 de enero de 2016

HOMENAJE A UN GENERAL PILOTO AVIADOR



Fiel a su formación castrense, guardó con celo los detalles de esos viajes con seis presidentes de la República. Los gustos, extravagancias, pasatiempos y charlas con los mandatarios nunca fueron revelados, ni siquiera a su familia. Tal vez por eso mantuvo el mando en los aviones presidenciales El Zarco, Quetzalcóatl y el Benito Juárez.

Al general de División Leonardo Roberto Chiapa Aguirre lo alcanzó la edad de jubilación obligada en el sexenio del presidente Vicente Fox. Era tiempo de retirarse, tal vez de escribir o compartir sus anécdotas, pero de súbito su mente le jugó una paradoja, como si asumiera otra vez la disciplina militar. Comenzó a olvidar las cosas y después le afectó el Alzheimer, enfermedad que le permitía regresos leves para ver a sus familiares y, eventualmente, enojarse consigo mismo por su estado médico.

Con su partida también quedaron selladas sus charlas al aire con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, “uno de los mandatarios que gustaba de viajar en cabina y compartir anécdotas con la tripulación, especialmente con mi padre, pero nunca supimos detalles de esas pláticas o de las misiones presidenciales”, cuentan Mónica y Enrique, hijos del general Chiapa, fallecido la segunda semana de diciembre pasado.

El viaje del ex presidente Salinas de Gortari en cabina sólo era posible por la confianza que tenía el jefe del Estado Mayor Presidencial hacia el general Roberto Chiapa, por su disciplina en la organización y cuidado de peso y horario de la aeronave.

Para el general todo era precisión. Una ocasión todo estaba preparado para abordar el Benito Juárez para uno de los viajes del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, pero de pronto el general Chiapa descubrió que cargaban naranjas en el Boeing 757 para la elaboración del jugo del presidente.

“No me da el peso de despegue y se van para abajo las naranjas”, dijo el general al personal del Presidente y bajaron las naranjas. Estaba pendiente de todo, dice su hijo Enrique Chiapa, piloto comercial.

Oriundo de Empalme, Sonora, Chiapa es reconocido en las filas del Ejército Mexicano por su trayectoria y por pilotear los aviones presidenciales con Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León.

Su salida forzada ocurrió en el año 2000, a la llegada del presidente Vicente Fox Quesada, surgido del PAN. Chiapa cumplió 65 años de edad y entonces abrigó la jubilación.

Lamentablemente, dice César Gutiérrez Priego, hijo del general fallecido Jesús Gutiérrez Rebollo, la trayectoria del general Chiapa no ha sido reconocida con un homenaje y eso se debe a que la Secretaría de la Defensa Nacional “ha dejado de ser una institución militar para convertirse en una unidad política, donde los altos mandos deciden a quién homenajear y a quién no”.

lunes, 18 de enero de 2016

LA HUMILDAD



Por el Capitán Piloto Aviador Enrique A. Guerrero Osuna.

Proviene del vocablo latino humilitas que significa conocer las propias limitaciones y debilidades.

Para ser pilotos tenemos primero que aprender a ser humildes. Eso significa aceptar que como seres humanos no nacimos con alas, nos las tenemos que ganar para poder remontarnos por los aires desafiando las leyes de la gravedad.

El vuelo para nosotros (los humanos) requiere de ingenio, habilidad, destreza y humildad. Si aceptamos las limitaciones de nuestros aviones, así como las de nosotros mismos y las respetamos, vamos por buen camino, pero que no llegue el momento cuando queremos rebasar los límites físicos porque el precio que debemos de pagar es muy alto, eso ya lo entendimos. Sin embargo ese principio básico lo seguimos infringiendo, inexorablemente una y otra vez.

Ser un piloto humilde significa respetar lo que otros te han enseñado, significa disfrutar, aún en medio de una tormenta la magia del vuelo, la belleza sin igual de esos atardeceres que solo se pueden observar desde las alturas. Volando,  la quietud de un amanecer te puede dejar sin aliento y hacer rodar una lagrima de gratitud por presenciar las maravillas que tiene nuestro mundo, es como observar una pintura de Monet o de Van Gogh o escuchar la Flauta Mágica de Mozart.

En el interesante mundo de la aviación tenemos personas que creen ser poseedores de todos los secretos del vuelo y actúan soberbiamente en consecuencia, sin el menor respeto por los demás comportándose como si fueran inmortales. La humildad como pilotos debemos aprenderla en primer lugar de la observación de las aves, de nuestros instructores; luego de otros pilotos que ya nos antecedieron; estudiando todo lo relacionado a la aerodinámica, a la meteorología, a la navegación aérea básica, es decir a navegar sin la ayuda de instrumentos electrónicos, sin depender de un GPS, que va a resolver nuestros problemas. ¿Qué pasará si nos falla el famoso aparatito? Si la pantalla se pone en blanco, como suele suceder. Obviamente no vamos a saber qué hacer, no es exageración, está pasando todos los días. Obviamente la utilización de un GPS tiene su lado práctico, pero a lo que voy es que primero debemos aprender a defendernos nosotros solos en el aire aprendiendo con humildad a navegar como lo hacían los que nos antecedieron, y luego utilizar la tecnología a nuestro favor, de esa manera sabremos qué hacer cuando las cosas se tornen complicadas. Cuando como pilotos confrontamos alguna situación difícil y sentimos que esta fuera de nuestras capacidades y limitaciones debemos ser lo suficientemente humildes y valientes como para aceptar la realidad y dar la vuelta o detenernos (los pilotos que me están leyendo saben muy bien a lo que me refiero). Si durante una aproximación sentimos que no vamos confortables con nuestro desempeño o que los parámetros no están dentro de lo normal, humildemente aceptemos nuestros errores y efectuemos una “aproximación fallida” o si ustedes quieren: “una ida al aire” y así nadie saldrá lastimado, excepto tal vez nuestro orgullo insensato de “capitán mil horas” pero nada más. Eso sería humildad.

Vamos, el cielo no reconoce en que escuela aprendimos a volar, o quien fue nuestro instructor, o cuantas horas tiene de experiencia o en que avión volamos por primera vez, o si traemos o no un buen radar y mejor aún, de un piloto que lo sepa interpretar, con humildad, o de  cuáles son nuestras creencias religiosas y filosóficas o de qué color es nuestra piel, allá arriba todos somos iguales. Nada nos cuesta  mostrarnos humildes y aceptar la grandeza de la creación. De esa manera estaremos al menos buscando una armonía como las aves cuando planean majestuosamente entre los riscos aprovechando las corrientes ascendentes. Un alumno de aviación debe ser humilde para aceptar las enseñanzas de su instructor y ponerse a estudiar como demente. Un instructor de aviación debe ser humilde para aceptar a sus alumnos tal cual son, con sus errores y sus fallas y sus diferentes personalidades,  y tratar de enseñarles lo mejor de sí mismo. Lo peor en la aviación es un instructor egocéntrico pues no tiene nada que enseñar, igualmente lo peor sería un piloto que cree que ya lo sabe todo y se niega a aceptar renovadas enseñanzas ya que el vivir es un proceso constante de aprendizaje, aún a contra corriente de lo que dice el dicho: no hay nada nuevo bajo el sol, pero sin embargo en aviación: todos los días se aprende algo nuevo, eso es un hecho. Las primeras lecciones de humildad en la aviación las recibe uno no bien las ruedas abandonan la pista en nuestro primer vuelo, esa sensación lo vuelve a uno humilde. Es como en un velero sale uno por primera vez al mar y al sentir como el viento hincha las velas nos embargamos con absoluta humildad de esas emociones tan sublimes. A propósito; en un velero, si el viento cambia y como no lo controlamos,  tenemos que ajustar las velas, humildemente. En una ocasión despegando de Guadalajara el controlador nos autorizó una ruta totalmente estrafalaria y muy distinta a la que pretendíamos, calmadamente le pregunte si no sería mejor otra ruta, comprendió su error, lo corrigió y me dio las gracias, nadie salió lastimado. En otra ocasión platicando con uno de los pilotos sobrevivientes del Escuadrón Aéreo de Pelea 201 (capitán Amadeo Castro Almanza) sobre sus experiencias en la guerra y de cómo los considerábamos unos “héroes”, el tranquilamente me aclaró: “nunca nos hemos considerado como héroes, solamente fuimos pilotos aviadores militares que respondimos al llamado de la patria para cumplir nuestro deber, íbamos dispuestos a todo, cinco de nuestros compañeros no regresaron, eso fue todo” a eso llamo yo humildad.

La soberbia en la aviación, como en otros ámbitos de la vida diaria, solo acarrea problemas. Proviene del vocablo latino superbia o del francés orgueil que significa orgullo, altivez, altanería, arrogancia, vanidad, presunción o petulancia. Es soberbia pensar que después de un paro de motor inmediatamente después del despegue podremos regresar, es soberbia pensar que podemos atravesar una zona de actividad convectiva por muy grande y potente que sea nuestro avión. Es soberbia pensar que puedo “soltar”  (para que vuelen “solos”) a 10 alumnos simultáneamente y es soberbia que el dueño o director de la escuela me los asigne. Es soberbia pensar que somos incansables y que no nos va pasar nada si extendemos un poco más las jornadas de vuelo. Es soberbia no aceptar los consejos de otros pilotos con menos o con más experiencia que uno. El Controlador de tráfico aéreo que se cree infalible peca de soberbio. El mecánico que con solo apretar una tuerca cree que ya arreglo una fuga es soberbio. El soberbio por definición nunca reconoce sus errores. Cuando alguien lo crítica se defiende atacando irracionalmente. Nunca pide disculpas. La soberbia no debemos confundirla con el verdadero orgullo.

Por lo tanto y en vista de lo aquí esclarecido: declaramos a la soberbia como una verdadera plaga para la aviación por lo que vamos a tratar por todos los medios humanamente posibles de erradicarla. Y la respuesta es la humildad. (También se puede aplicar en la vida diaria).

Pero eso no es tan fácil como parece. Una tiene más adeptos que la otra. Veamos a nuestro alrededor y observemos como ejemplo al azar a los políticos. Una vez que se sientan en su “silla” ni quien los reconozca. Se vuelven soberbios a más no poder. Suficiente con los políticos.

Volviendo y retomando nuestro terrenal asunto: La humildad y la soberbia siempre van contrapuestas, se odian mutuamente y las podemos encontrar en todos los campos de actividad humana, no solo en los  políticos, a falta de una, la otra sale adelante, lo que si llegamos es a confundir comprensiblemente a la humildad con la decencia, decentia significa el recato, la compostura y honestidad de cada persona. No queriendo adentrarme más en ese asunto, para mi pantanoso de la filosofía, los dejo con una última reflexión a manera de colofón:

“La humildad es aceptarse y aceptar a los demás como son, reconociendo las propias limitaciones o deficiencias sin dejarse dominar por ellas”

Gracias y hasta la próxima. Un saludo desde La Paz, B.C.S.

martes, 12 de enero de 2016

CEREMONIA LUCTUOSA PARA UN HISTORIADOR



El pasado sábado, 2 de enero de 2016, dejó de existir el periodista e historiador aeronáutico Manuel Ruiz Romero-Bataller en la ciudad de Puebla de los Ángeles.

Manuel hizo muchos amigos, por lo que la Familia Ruiz-Pascual nos ha pedido comuniquemos a todos ustedes que el próximo jueves 14 de enero de 2016, se llevará a cabo una ceremonia religiosa en memoria del ilustre historiador aeronáutico en la Iglesia de San Ignacio de Loyola, en punto de las 19:30 horas.

El domicilio es Avenida Horacio, Polanco, Miguel Hidalgo, 11550 Ciudad de México, D.F Frente al Palacio de Hierro.

jueves, 7 de enero de 2016

LA MUERTE DE UN HISTORIADOR



Hay noticias que uno no quisiera nunca recibir y menos aún comentar. El fallecimiento de Manuel Ruiz Romero es una de ellas. La aviación mexicana ha perdido a uno de sus grandes historiadores y nosotros un amigo entrañable.

Apasionado de la aviación, he acudido con grandes expectativas a las fuentes de la historia de nuestra actividad aérea, de José Villela a Ruiz Romero, pues gracias a ellos aprendimos a amar a la aviación mexicana, a conocer su grandeza y a respetar su legado lo suficiente como para abogar porque esa herencia se mantenga y acreciente.  

Autor de una veintena de libros de diversos aspectos de la aviación mexicana, Ruiz Romero será siempre la referencia de quienes gustamos de esta actividad. En realidad sé poco de sus primeros años, pero a mí me pasó con Manuel lo que dice la canción: “antes de conocerlo, lo adiviné”.

Leía sus libros con deleite imaginando su labor incansable y acuciosa detrás de los datos y las evidencias, hasta que un día lo encontré en una Aero-Expo en Acapulco y no tuvo ni que decir su nombre para que ambos nos reconociéramos en lo más profundo de nuestras aficiones y a partir de ese día fraternizamos.

Leer cada uno de sus libros es como encontrarse a un viejo y querido amigo. Con ellos he gozado y llorado las glorias y derrotas de nuestra industria de transporte aéreo y he descubierto pasajes de enorme heroísmo y de ignominia.

¿Cómo no acompañarlo en las glorias de los pilotos militares en la batalla de Guaymas? ¿Cómo no disfrutar de los aportes de Juan Guillermo Villasana y Don Ángel Lascuráin? ¿Cómo no vibrar con el Cuatro Vientos, con el relato de Aeronaves de México, con Los Orígenes, con la creación de Mexicana de Aviación?

La obra de Manuel nos recuerda muchas cosas: que él es alguien que conocía a profundidad el tema y se adentró en todos sus vericuetos.

Que los mexicanos hemos olvidado lo más preciado que tenemos, nuestras raíces, de las que tendríamos que estar orgullosos para obtener la fuerza que nos permita proyectarnos al futuro

Que la Historia, esa que todos escriben con mayúsculas, es también esa historia cotidiana de hombres y mujeres que viven todos los días y se aventuran por el mundo. Y que esa historia nos puede enseñar que las ideas más peregrinas pueden cristalizar en cosas tan concretas y útiles como las hélices Anáhuac, los motores Aztatl o los aviones Serie A y el Quetzalcóatl.

A Manuel Ruiz Romero le debemos hoy tener atesorados muchos de esos recuerdos, partes de la historia, de hombres que forjaron nuestra aviación con su esfuerzo, grande o pequeño, y que contribuyeron a crear lo que hoy tenemos.

Gracias a ellos, tuvimos el honor de haber lanzado el primer correo aéreo en el mundo, la primera batalla aeronaval de la historia y muchos vuelos de buena voluntad que se constituyeron en hitos de la aviación mexicana.

Otro de esos grandes hitos fue la creación de los Talleres de Construcciones Aeronáuticas, en el seno del Ejército, en donde fue posible crear algunas de las maravillas que podemos apreciar en las fotografías de sus libros.

Tuve el privilegio de presentar dos de sus mejores libros: la Aviación Militar y El Cuatro Vientos, este último hace poco más de un año, a raíz de lo cual estábamos planeando un libro conjunto sobre accidentes de aviación, la historia a partir del periodismo.

Manuel: es difícil decir adiós. Te digo hasta luego y te prometo nunca olvidar lo que tú nos legaste. Que el cielo te reciba como a uno de sus hijos más queridos.

miércoles, 6 de enero de 2016

INVITACIÓN

Estimados Pilotos Aviadores: “CON LAS ALAS EN MI PECHO”



Les reenvía el correo donde el Grupo Guadalajara de la Asociación de la Escuela Militar de Aviación A.C. hace la invitación a participar en la Cena de Gala con motivo del 101 Aniversario de la Fuerza Aérea Mexicana, ojalá puedan asistir en tan significativo evento. Esta Cena de Gala se llevará a cabo en el hotel Fiesta Americana, el 27 de febrero del presente año, a las 21:00 horas.

Miguel Rodríguez Ramírez

"Honor, Lealtad, Fraternidad"

martes, 5 de enero de 2016

DESPEDIDA



Con esta canción, Daniel Santos despedía a los miembros del Escuadrón Aéreo 201 para su partida a Filipinas...


"Vengo a decirle adiós a los muchachos porque pronto me voy para la guerra y aunque vaya a pelar en otras tierras voy a salvar mi derecho, mi patria y mi fe. 

Ya yo me despedí de mi adorada y le pedí por DIOS que nunca llore que recuerde por siempre mis amores que yo ya de ella nunca me olvidare. 

Solo me parte el alma y me condena que deje tan solita a mi mamá mi pobre madrecita que esta viva quien en mi ausencia la recordara. 

Quien me le hará un favor si necesita quien la socorrerá si se enfermara quien le hablara de mí si preguntara con este hijo querido quizás no volverá. 

Quien me le rezará si ella se muere quien pondrá una florera en su sepultura quien se condolerá de mi amargura si yo vuelvo y no encuentro a mi mama"