Fiel a su formación castrense, guardó con celo los detalles de
esos viajes con seis presidentes de la República. Los gustos, extravagancias,
pasatiempos y charlas con los mandatarios nunca fueron revelados, ni siquiera a
su familia. Tal vez por eso mantuvo el mando en los aviones presidenciales El
Zarco, Quetzalcóatl y el Benito Juárez.
Al general de División
Leonardo Roberto Chiapa Aguirre lo alcanzó la edad de jubilación obligada en el
sexenio del presidente Vicente Fox. Era tiempo de retirarse, tal vez de
escribir o compartir sus anécdotas, pero de súbito su mente le jugó una
paradoja, como si asumiera otra vez la disciplina militar. Comenzó a olvidar
las cosas y después le afectó el Alzheimer, enfermedad que le permitía regresos
leves para ver a sus familiares y, eventualmente, enojarse consigo mismo por su
estado médico.
Con su partida también
quedaron selladas sus charlas al aire con el ex presidente Carlos Salinas de
Gortari, “uno de los mandatarios que gustaba de viajar en cabina y compartir
anécdotas con la tripulación, especialmente con mi padre, pero nunca supimos
detalles de esas pláticas o de las misiones presidenciales”, cuentan Mónica y
Enrique, hijos del general Chiapa, fallecido la segunda semana de diciembre
pasado.
El viaje del ex
presidente Salinas de Gortari en cabina sólo era posible por la confianza que
tenía el jefe del Estado Mayor Presidencial hacia el general Roberto Chiapa,
por su disciplina en la organización y cuidado de peso y horario de la
aeronave.
Para el general todo era
precisión. Una ocasión todo estaba preparado para abordar el Benito Juárez para
uno de los viajes del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, pero de pronto
el general Chiapa descubrió que cargaban naranjas en el Boeing 757 para la
elaboración del jugo del presidente.
“No me da el peso de
despegue y se van para abajo las naranjas”, dijo el general al personal del
Presidente y bajaron las naranjas. Estaba pendiente de todo, dice su hijo
Enrique Chiapa, piloto comercial.
Oriundo de Empalme,
Sonora, Chiapa es reconocido en las filas del Ejército Mexicano por su
trayectoria y por pilotear los aviones presidenciales con Gustavo Díaz Ordaz,
Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Miguel de la Madrid Hurtado,
Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León.
Su salida forzada
ocurrió en el año 2000, a la llegada del presidente Vicente Fox Quesada,
surgido del PAN. Chiapa cumplió 65 años de edad y entonces abrigó la
jubilación.
Lamentablemente, dice
César Gutiérrez Priego, hijo del general fallecido Jesús Gutiérrez Rebollo, la
trayectoria del general Chiapa no ha sido reconocida con un homenaje y eso se
debe a que la Secretaría de la Defensa Nacional “ha dejado de ser una
institución militar para convertirse en una unidad política, donde los altos
mandos deciden a quién homenajear y a quién no”.
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