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jueves, 4 de junio de 2009

MI PRIMER VUELO


(Tomado del libro: DESCUBRIR EL HORIZONTE)

Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO. 

Cuando estaban por empezar los vuelos nocturnos, corría el rumor de que, en ocasiones los avanzados, clandestinamente volaban en esas maniobras con sus secretarios, por lo tanto teníamos la inquietud de que pronto podríamos tener nuestro primer vuelo. Los avanzados se enteraron de esta inquietud y un día por la noche se presentaron en la primer ala varios avanzados: Galicia Galón, Esiquio Ramón, Tomás Merino Alfaro, Fortino Nava Gómez. Serían como las doce de la noche, cuando nos despertó una voz que dijo, al mismo tiempo que encendía un cerillo: “Pelones, tienen lo que dure este cerillo encendido para pasar a bañarse y regresar a formarse frente a su cama”

Todos nos levantamos y rápidamente corrimos al baño pero al pasar frente a los avanzados pasábamos con mucho cuidado para no apagar el cerillo y era traumático estar calientito en la cama y meterte de repente bajo la regadera con el agua fría, secarte y ponerte tu ropa interior y pasar a formar frente a tu cama. Cuando ya estábamos formados nos dijeron: “Pelones, tomen un sábana para que se tapen y vámonos a las pistas, porque a lo mejor hoy tienen su PRIMER VUELO

Salimos formados, en ropa interior, cubiertos por una sábana y descalzos, así marchamos hacia las pistas del avanzado a paso veloz, por fin llegamos a las pistas, no había luz, apenas se distinguían las siluetas de los aviones, entonces nos preguntaron: “A ver pelones ¿a que vienen a esta escuela?” Uno de nosotros contestó: “Vine para aprender a volar, mi cadete” luego le preguntaron a otro “¿Y tu, a que veniste a esta escuela?” “vine para aprender a volar, mi cadete” y así nos fueron preguntando lo mismo a cada uno de nosotros, cadetes del escuadrón preparatorio, y contestamos lo mismo.

“Entonces escoja cada uno de ustedes alguno de estos pájaros de acero, pues hoy van a volar por primera vez” dijo uno de ellos señalando los AT-6 que estaban formados en a plataforma de estacionamiento.

Nosotros no nos movimos, estábamos desconcertados y nos veíamos unos a otros. De pronto uno de las avanzados gritó: “Que esperan, escojan su avión cada uno de ustedes y párense frente a él. ¡Rápido que no tenemos toda la noche!”

Corrimos y cada uno de nosotros escogió el AT-6 que estaba más cerca de nuestro lugar. Entonces uno de ellos nos ordenó: “Estos pájaros están muy quietos pelones, así es que ustedes los tienen que espantar con sus sábanas para hacerlos despegar, entonces: COMENZAR, YA

Y empezamos a agitar nuestra sábana al frente del avión que nos tocó, luego empezamos a brincar pero no pasaba nada, en tanto los avanzados estaban botados de la risa y decían con sus carcajadas: “Qué pasó pelones, ¿no pueden hacerlos volar? Espántelos, espántelos hasta que despeguen. Mugrosos pelones, no pueden espantar a un pájaro, y ustedes ¿vienen a aprender a volar?”

Después de reírse un rato, al vernos haciendo aspavientos para que los aviones despegaran, uno de ellos nos dijo: “Bueno, ahora van a aprender a despegar en formación por escuadrillas” y nos llevaron a la pista colocándonos en diamante. Una escuadrilla al centro y las otra dos a los lados y un poco detrás de la escuadrilla que iba de líder.

Ya que estábamos colocados, nos dijeron: “Van a correr por toda la pista hasta el final, y cuando despeguen, van a hacer un tránsito haciendo virajes por su derecha ascendiendo hasta mil pies para regresar a aterrizar, recuerden que para poder despegar, tienen que agitar sus sábanas con energía. Mientras corren para el despegue no deben de voltear hacia atrás, pues se pueden tropezar y la escuadrilla terminara toda tirada en la pista”

Entonces a una orden empezamos a correr por toda la pista, y sin voltear llegamos al fin de ella. Nos detuvimos, todos muy agitados por la carrera, y al voltear ya no había nadie de los avanzados.

Cuando regresamos a la cuadra, ellos nos estaban esperando, y lo primero que nos dijeron: “No es posible que no pudieran volar, les falta el instinto del piloto”

Hoy cuando recuerdo mi primera lección de vuelo, que me dieron mis avanzados, me da risa y lo hago con buen humor y sin resentimiento hacia ellos.  

1 comentario:

  1. haciendo una aclaracion del libro que escribio el buen tello mi pelon, el apellido correcto es galicia no galon que era una ladilla asi como mi compadre el "piojo" nava gomez hermano de otro buen aviador q.e.p.d lo digo con causa porque yo fui de esa generacion saludos cap lavin disfruto mucho de sus escritos siga enriqueciendonos con sus relatos gracias

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