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martes, 30 de junio de 2015

A CIEN AÑOS DE LA FUNDACIÓN DE LA E.M.A.

“CON LAS ALAS EN MI PECHO” se congratula en haber recibido este artículo que nos envió el Cap. Enrique A. Guerrero Osuna, el cual le damos difusión, por ser éste, uno de los propósitos de este Blog.



A 100 años de la fundación de la Escuela Militar de aviación.

Por el Capitán Piloto Aviador Enrique A. Guerrero Osuna.

Cumplir 100 años para el ser humano no es algo muy común. Existen en el mundo algunas  comunidades cuyos habitantes son muy longevos, pero son la excepción. Por lo tanto, alcanzar los 100 años de existencia lo consideramos como algo excepcional.

La Fuerza Aérea Mexicana fue fundada el 5 de febrero de 1915.

Con un gran entusiasmo el entonces Mayor Piloto Aviador Alberto Salinas Carranza, un coahuilense ejemplar, se dio a la tarea de iniciar los cursos para enseñar a volar a los primeros alumnos que fueron admitidos. Los recursos con los que se contaba eran muy escasos y reducidos, las instalaciones eran improvisadas  y solamente contaban con unos cuantos aviones Deperdussin, Moissant y Bleriot que habían sido adquiridos para integrar la Primera Flotilla Aérea Constitucionalista, misma que dejo de operar y los aviones fueron concentrados a México.

El que una institución educativa logre completar su primer siglo de existencia, no podemos menos que admirarla. La Escuela Militar de Aviación fue inaugurada el 15 de noviembre de 1915 en plena revolución. Cuando en la ciudad capital todavía se daban algunos combates callejeros y el país se encontraba dividido entre carrancistas, villistas y zapatistas. Al finalizar la época carrancista con el asesinato del Varón de Cuatro Ciénegas, la azarosa vida de nuestra escuela a duras penas pudo continuar gracias al esfuerzo de un puñado de aviadores, con todo en contra.

Al fundarse simultáneamente los Talleres Nacionales de Construcciones Aeronáuticas o TNCA, se dio inicio a la fabricación de aviones, de los cuales los más exitosos fueron los llamados “Serie A” y los “Serie H”. Quiero hacer hincapié en el hecho de que estos aviones fueron 100% mexicanos, incluyendo a los motores  “Estatal” y las hélices “Anáhuac”. Tuvieron tan buen desempeño que fueron adquiridos por varios países.

Los motores y hélices europeas y norteamericanos de esa época estaban diseñados para trabajar al nivel del mar, cuando eran operados a la gran altura de la ciudad de México su rendimiento bajaba notablemente al grado de que algunos aviadores no lograban ni siquiera despegar, mucho menos mantenerse en el aire. Esto lo vinieron a resolver los técnicos mexicanos con ingenio y laboriosidad.

Ahora bien, los primeros aviones-escuela, por así decirlo, no tenían “doble control”, es decir, no tenían duplicados los controles para poder llevar un alumno y enseñarle a utilizarlos, de manera que usaban una réplica de una cabina en donde se sentaba al alumno y el instructor le daba las explicaciones del caso. Incluso se llegó a utilizar un avión que no volaba, al que bautizaron como “la guajolota” en el que practicaban carreras por tierra. Durante una de estas prácticas un alumno se topó con un bordo en el terreno lo que hizo que el avión saliera disparado al aire por lo que el alumno se las tuvo que ingeniar para aterrizarlo.

En aviación al hecho de que a un alumno se le permita por primera vez volar sin instructor se le llama “soltada” y siempre hay una primera vez que en la vida de cualquier piloto viene a ser algo así como un parteaguas, un antes y un después de la soltada. A partir de ahí, es una vieja tradición en la EMA que a los cadetes se les permita portar en su pecho las “medias alas” que le coloca su instructor en una ceremonia especial. Las “medias alas” normalmente son una herencia de los cadetes del último año o “avanzados” y que al graduarse se las dejan a su “secretario”, el cual las guarda celosamente hasta que a su vez le llegue su turno de poder portarlas, y así sucesivamente.

Existen aviones, como los primeros que se utilizaron en la EMA en los que por no tener “doble control” el primer vuelo era necesariamente en “solo”. Es el mismo caso de algunos aviones que se utilizaron durante la Segunda Guerra Mundial como los famosos P-47 Thunderbolt del Escuadrón Aéreo de Pelea 201. El primer vuelo en un “Pecua” P-47 era la soltada.




Durante los primeros años de su existencia, a los cadetes de la EMA se les tenía un tanto cuanto marginados, ya que con trabajos se les proporcionaba el “Pre”, que no es otra cosa que un pequeño estipendio que se les da a los cadetes semanalmente para que cubran ciertas necesidades. En los años 60as el “pre” apenas alcanzaba para pagarle a la novia una entrada al cine Diana en Guadalajara. En 1915 los cadetes tenían que comprar sus propios uniformes así como la indumentaria de vuelo por demás estrafalaria a juzgar por las fotografías de la época. En las cabinas de estos aviones el frio entraba por los cuatro costados, se necesitaba mucho valor para subirse a estos enclenques aparatos. El presidente Francisco I. Madero dio muestras de este valor al aceptar subirse en un Deperdussin tripulado por el aviador Dyot y realizar un vuelo sobre la ciudad de México convirtiéndose así en el primer jefe de estado en el mundo en hacerlo. Aquel Deperdussin fue el primer “avión presidencial” del mundo.

Como todo en la aviación la EMA ha pasado por todo tipo de peripecias, subidas y bajadas, tormentas y días soleados, incluyendo una seria amenaza de desaparecer definitivamente allá por los años 20es. Amenaza que afortunadamente no se llevó a cabo y la escuela siguió funcionando ininterrumpidamente hasta nuestros días.

La EMA ha pasado por varios cambios de ubicación, empezando por la ciudad de México en donde a su vez estuvo por varios rumbos, incluyendo en la Escuela de Ingenieros hasta que se instaló sema-definitivamente en los llanos de Balbuena. Aquí se le niveló el terreno para que pudieran despegar y aterrizar, incluso se construyeron varios hangares a los que se les bautizo con el nombre de algún aviador famoso, costumbre que sigue persistiendo en la FAM. Al finalizar la década de los 30as la escuela fue trasladada a Veracruz y después de una corta estancia en el puerto jarocho la regresaron otra vez a la ciudad de México. De nueva cuenta la cambiaron, esta vez a la industriosa ciudad de Monterrey, quedando asentada en los terrenos de la ciudad militar a corta distancia del campo de aviación. De nueva cuenta continua su peregrinar y en 1943 la envían a la plaza de Guadalajara, Jalisco, quedando asentada en el antiguo convento y ex hacienda del Espíritu Santo exactamente en la confluencia de las calles de Lafayette e Hidalgo. Los cadetes se tenían que trasladar hasta las cercanías del cerro “del 4” en la Nogalera que era donde estaba el campo de aviación compartido con algunas compañías civiles. Así estuvieron hasta que se terminaron los trabajos de construcción de la Base Aérea No. 5 en Zapopán, lugar en donde se encuentran actualmente. Estas construcciones han sufrido muchas modificaciones para irlas adecuando dando paso a las actuales instalaciones más modernas que elevan enormemente su funcionalidad y capacidad.

El equipo de vuelo para dar instrucción también ha sufrido muchos cambios, desde los venerables Boeing Stearman PT-17/PT-13 de los cuales aún se conservan varios ejemplares en condiciones de vuelo.



Pasando por los clásicos de clásicos North American AT-6 conocidos en la FAM como “texanos”



Los Beechcraft  “Mosqueteros”, los igualmente Beechcraft F-33C fabricación casi exclusiva para la EMA, Moudry CAP-10 franceses, Maule, Siaia Marchetti, siguiendo con los Pilatus PC-7 suizos hasta desembocar en los muy modernos aviones Grob alemanes con lo último en tecnología.

Lo que jamás va a cambiar en la EMA son los valores que ahí se inculcan, como el respeto por los símbolos patrios, el valor, el sacrificio, el espíritu de cuerpo. Ahí se forman líderes que el día de mañana se convertirán en pilotos aviadores profesionales con una preparación inmejorable.

Todos los días, como hace 100 años, se pueden ver y oír los aviones de la EMA  surcando los cielos aún diáfanos del Valle de Atemajac en su incesante ir y venir continuando con su noble tarea de engrandecer a la aviación mexicana y de todo el mundo.

Adenddum: Es prácticamente imposible  en tan poco espacio resumir 100 años de historia y tradición, sería demasiado presuntuoso de mi parte, mi único afán fue dar a conocer en forma sucinta la historia de la EMA, y en segundo lugar rendir un modesto homenaje a tan distinguida institución para que no pase desapercibida su noble y muy duradera, tarea educativa.

Algunos términos raros utilizados:

FAM: Fuerza Aérea Mexicana.

E.M.A.: Escuela Militar de Aviación.

Secretario: Cadete de Primer año que auxilia en forma totalmente voluntaria a un cadete Avanzado.

Avanzado: Cadete del último año en la EMA.


Pre: Estipendio con cargo al erario que reciben los cadetes semanalmente, mientras duren sus estudios en la EMA.

Muchas gracias Enrique, seguimos en contacto...


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