Uno
de los planes de evasión más ingeniosos de Colditz fue el ideado por dos
pilotos de la RAF llamados Jack Best y Bill Goldfinch.
Lo
que estos dos oficiales pretendían era huir del castillo volando.
En
un desván que había sobre la capilla construyeron un planeador de dos plazas
con trozos de madera y telas robadas.
Tenían
intención de lanzarlo desde el tejado, para lo que prepararon una pista de
despegue a base de mesas de madera y una especie de catapulta con una bañera
llena de hormigón como contrapeso.
Esperaban
poder volar lo suficiente como para alcanzar la orilla opuesta del río Mulde.
El planeador nunca se puso a prueba.
En
abril de 1945 Best y Goldfinch estaban completando los preparativos finales,
pero al saber que las tropas estadounidenses se encontraban ya cerca de
Colditz, decidieron esperar su la liberación y no arriesgarse en un intento de
fuga.
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