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martes, 19 de marzo de 2013

ALGUNAS BAJAS DE LOS T-33



El Lockheed T-33 es uno de los aviones mas confiables y seguros, pero como todo tipo de aeronave no está exenta de accidentes, como el acontecido al JE-056 el 21 de Marzo de 1992 al norte de Oaxaca, donde el piloto logró expulsarse y salvar la vida con la ayuda del paracaídas,  o el acontecido a las 13:00 horas, del 15 de abril de 1996, la máquina JE-020 realizó un aterrizaje de emergencia en un sembradío de la población de Huitzilac, cercana a Tizayuca Hidalgo, resultando ilesos los tripulantes, así como también el ocurrido a la máquina JE-035 del Escuadrón 211, que se estrelló el miércoles 2 de abril de 1997, en la localidad de Almoloya del Bajo, en el distrito de Juchitán Oaxaca, donde murió el piloto Pablo Mendoza Laurel.

Menos afortunados fueron los Hechos del 16 de Septiembre de 1995, durante la Parada Militar conmemorativa de la Independencia de México. La tragedia golpeó a una formación mixta integrada por 16 aviones T-33, al colisionar el caza Northrop F5E Tiger II N° de serie 81-0634, con matrícula 4003 del escuadrón de Defensa 401 con el líder de Formación de T-33, el JE-050 del Escuadrón 212, lo cual ocasionó una reacción en cadena que hizo caer también a las máquinas JE-049 del Escuadrón 202 y JE-036 del Escuadrón 211, y dañó a otros aparatos que lograron aterrizar, entre ellos JE-009 del Escuadrón 212. En este trágico accidente perdieron la vida el comandante de la 2a Ala de Combate, el General de Ala Gonzalo Curiel García, el Mayor José Rivera Gutiérrez, el Capitán Héctor Ricardo Trejo Flores, (Piloto del F-5E involucrado) y los Tenientes Gustavo Enrique Pérez Estrada, Mario Humberto Sánchez García y Jorge Vergara Mogollón, siendo el único sobreviviente el teniente Gerardo Ceballos, quién logró accionar a tiempo su asiento expulsor.

Esta lamentable experiencia es el accidente mas grande sufrido en la historia de las unidades de aviones a reacción de la FAM, pero como los mismos pilotos de la FAM saben bien, la aviación militar conlleva un riesgo y lo aceptan, por lo que los veteranos Lockheed T-33 no han cerrado aún su capítulo en la aviación mexicana, continuando la noble tarea de salvaguardar los cielos Nacionales y tal vez rompan la marca de la USAF de 40 años de servicio consecutivo.

 


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