Se llama “Efecto de
controles” ¿Cómo describir esos treinta minutos, que duraron al efectuar esta
maniobra?
Hay que imaginar el tiempo
que duré dentro de la Escuela Militar de Aviación para esperar este instante.
Todo un año de potrote
soportando a Carrizales, a Chong y a Gastón García. Los levantes a media noche,
la pócima en el comedor, las vueltas al patio, los arrestos por nada, lo
enfadoso de las clases de teoría, y todo esto para llegar a este instante.
Después del desayuno,
llegamos a las cuadras para ponernos el overol, chamarra y gorra de vuelo. (Ah,
que no falten los gogless y el gazné, también la medallita que me dio mi madre
para esta ocasión)
Marchando llegamos al pie de
la torre para recoger el paquete de manos de Queta y nos dirigimos a la casita
que esta a la mitad de la pista de tierra. Ahí nos esperaban los instructores,
llegamos formados por escuadrillas, la nuestra era la escuadrilla de los
halcones del teniente Modesto Abarca Ruiz, alias el halcón de Guerrero. Nuestra
escuadrilla estaba conformada por De la O, el Charlie, Castañeda, Castillo Arriaga
y un servidor.
El primer turno fue para
Castañeda, tuve que esperar a que regresaran para tomar asiento en la cabina
delantera del Stearman PT-17 matrícula 86, el teniente Abarca espero a que
Castañeda se bajara del avión y yo ayudado por el Charlie tomé asiento en la
cabina delantera. Sentado sobre el paquete del paracaídas me ayudan a ponerme
el arnés. El motor está en marcha, en mis oídos llega la voz del teniente
Modesto Abarca a través de las mangueras de mi gorra de vuelo y me dice: “Ándele
zorrón, ya vámonos que no tenemos todo el día” El instructor me dijo de nuevo: “Cadete,
no toque los controles, yo la llevo, a usted le va a tocar moverlos cuando ya
estemos nivelados a 1,000 pies de altitud. Llegamos a la cabecera 08 y colocó
el avión a 45 grados con respecto a la pista y empezó la letanía del check para
antes de despegar: “¿Frenos? Puestos. ¿Controles? Libres.
¿Escapulario? Fijo. ¿Aire
frío al carburador? Puesto. ¿Mezcla? Rica. ¿Magnetos? Probados… y así hasta que
me preguntó ¿Lista? Completa dije yo. Entonces me volvió a preguntar: ¿Ya está
listo? Yo le contesté que sí y de repente sentí un bastonazo en las piernas,
¿Ya despejó el área? Y en eso cruzó la maquina 81 que estaba aterrizando.
El banderero nos autorizó a
despegar y la 86 después de entrar en la pista y de sentir la potencia del
motor que con su potencia de 220 caballos, empezó a correr por la pista y el
avión se hizo al aire.
Por fin, yo, ya estaba en el
aire, que extraña sensación es esa de estar sentado en la cabina de un avión
biplano, sentir como va ascendiendo, ver pasar el colegio por el lado derecho,
y después el bosque, y después ¿Dónde? No supe donde andábamos, ya que el teniente
Abarca mientras ascendía dio varios virajes a derecha e izquierda y luego no
supe como le hizo pero la tierra me quedó arriba de mi cabeza y el cielo abajo.
En eso oí la voz del instructor que me dijo: “¿Qué pasa cadete, no le dije que
no tocara los controles?” no supe que hacer ni que decir, pues yo no toqué
nada, solo oía la risa del instructor, claro, era él, el que había invertido el
avión en vuelo. Y de inmediato, lo regresó a su posición normal de vuelo.
Entonces me dijo: “Ahora si
cadete, ponga los pies sobre los pedales y tome el bastón ligeramente con la
mano derecha, la mano izquierda va sobre el acelerados, empujamos el bastón
suavemente hacia adelante y vea como la nariz del avión baja. Ahora jalamos el
bastón hacia nuestro ombligo y el avión sube. Si hacemos el bastón hacia la
derecha y presionamos suavemente el pedal derecho, el avión vira hacia ese
lado, y si lo hacemos en sentido contrario el avión vira hacia la izquierda, si
movemos la palanca del acelerador hacia atrás el avión baja. Podemos hacer que
el avió suba virando, esto se hace con una combinación de movimientos de bastón
y pedales” Practicamos estas maniobras por quince minutos que se me hicieron eternos, pero al mismo
tiempo me parecieron un instante. Entonces el instructor me dijo: “Ahora fíjese,
sólo siga mis movimientos, nos pusimos paralelos por la derecha de la pista volando
con rumbo 260 grados, y empezó a descender y viró a la izquierda, 90 grados,
luego otro viraje igual y de repente ya estábamos enfilado a la pista 08.
Aterrizó muy suavemente en tres puntos y nos dirigimos a la plataforma.
Ahora le tocó el turno a
Charlie. Yo me senté en la mesa de la casita y en mi bitácora escribí: “Fecha:
6 de octubre de 1964. Avión E.P.S. 86. Instructor: Teniente P.A. Modesto Abarca
Ruíz. Lugar: Base Aérea Militar número cinco. Tiempo: 00:30 minutos. Maniobra:
Efecto de Controles.
A partir de ahí, mi vida
cambió. Capitán Primero Retirado, Francisco Lavín Marmolejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario