“La
FUERZA AÉREA MEXICANA, FAM está por
recibir su segundo lote de aviones T-6 Texan, lo que confirma la continuidad
transexenal en los proyectos de las fuerzas armadas, y que abre la oportunidad
para estudiar y legislar como cumplir mejor con los requisitos de equipamiento
para seguridad nacional en el México del siglo XXI.
Sedena
anuncio mediante el Programa Sectorial 2013-2018 la necesidad de adquirir 175
aeronaves comprendiendo 81 aviones, 91 helicópteros y 3 sistemas aéreos no
tripulados, y durante 2013 se publicaron proyectos de inversión para seis
aviones de entrenamiento táctico Beechcraft T-6C Texan II, un avión de
transporte ejecutivo Bombardier Learjet 45XP, seis helicópteros Agusta Westland
A109SP para transporte ejecutivo y catorce helicópteros medianos cuyo modelo no
se ha anunciado, todos con un valor combinado de cinco mil 250 millones de
pesos.
En
este sentido la llegada de estos seis T-6C Texan a principios de 2014 es
trascendental pues confirma continuidad en los programas de la Secretaria de la
Defensa Nacional (Sedena). El T-6C Texan fue seleccionado por Sedena en 2011 en
preferencia del brasileño Embraer Super Tucano y del suizo Pilatus PC-9 para
comenzar a reemplazar la flota de aviones Pilatus PC-7 en la FAM.
Los
aviones a los que van a reemplazar llevan a cabo misiones de entrenamiento,
apoyo aéreo cercano, reconocimiento e interceptación a baja cota en los cielos
mexicanos desde 1979. El primer pedido por seis T-6 se dio en 2011 a un costo
de dos mil 100 millones de pesos pues incluía un paquete considerable de
infraestructura de apoyo. Este segundo pedido costó 678 MDP.
El
T-6 Texan II ganó un concurso en 1995 para convertirse en el avión de
entrenamiento estándar de la Fuerza Aérea y Marina de Estados Unidos. En esa
época, la decisión de ambas instituciones por seleccionar la misma plataforma
para abaratar costos y estandarizar su doctrina fue calificada en Estados
Unidos como histórica y sumamente trascendental para el futuro de sus fuerzas
armadas.
El
T-6 Texan cumplirá el mismo hito, si se confirma como la aeronave seleccionada
para un proyecto valuado en 674 millones de pesos por la Secretaría de Marina Semar
para remplazar sus aviones finlandeses, si, finlandeses Valmet L90TP
Redigo, que operan como entrenadores en La Paz, BCS, e interceptores desde
Campeche a partir de 1992.
Lo
que resulta curioso es que el T-6 Texan es un desarrollo del Pilatus
PC-9M –su mismo rival suizo para el contrato mexicano- modificado a estándares
estadunidenses. La legislación en ese país obliga a que las aeronaves de diseño
extranjero adoptadas por sus fuerzas armadas sean nacionalizadas, es decir,
construidas en su territorio por empresas nacionales o filiales locales,
generando empleos y consecuentemente protegiendo la derrama económica de su
compra y generando condiciones tecnológicas para darles servicio posterior.
Una
política similar es posible implementar para el mercado mexicano y la entrega
de los Tejanos nos da un buen ejemplo: si bien el T-6 Texan II es construido
por la empresa estadunidense Beechcraft en Wichita, Kansas, ésta empresa cuenta
con dos plantas de aeropartes en Chihuahua, y Textron, su nueva compañía matriz
(dueña de Cessna y Bell Helicopters, entre otras, que adquirió las acciones de
Beechcraft en diciembre pasado), también cuenta con una planta de piezas de
helicópteros en Chihuahua. De esta manera el Texan tiene el potencial de ser
más bien “Tex-Mex”, con una parte importante de sus piezas fabricadas en México
y con la posibilidad también de ser ensamblado y recibir su ciclo de
mantenimiento completo en Chihuahua, lo que requeriría la expansión de las
instalaciones e inversión extranjera.
Sobre
todo si Sedena y Semar consideran eventualmente reemplazar los 88 PC-7 y 10
L-90TP comprados entre 1978 y 1992.
Para
atraer inversión extranjera a este sector, sería positivo un pronunciamiento
explícito de preferencia a compañías que tengan presencia en México, una vez
que se cumplan los requisitos críticos de desempeño. Es necesario, por lo
tanto, realizar estudios sobre cómo ligar los requisitos de seguridad nacional
al desarrollo industrial-comercial y, paso seguido, legislar para impulsar al
sector en beneficio directo de la economía. No es suficiente el anunciar que en
México no existe una industria de defensa y por lo tanto deberemos depender del
exterior. Compete a las secretarías de Economía, Hacienda, Defensa
Nacional, de Marina y la Presidencia, Cámaras de Comercio, industriales y la
comunidad académica generar esta dinámica.
La
apertura de este sector requiere de varios pasos, debe incluir mayor
transparencia en la publicación de los programas y proyectos de inversión por
parte de las secretarías del gabinete de seguridad nacional, detallando las
razones técnicas, económicas, industriales y comerciales por las que se han
seleccionado diversos equipos.
Como
se hizo a inicios de la administración al anunciar la compra de los seis
helicópteros italianos AW109, en donde se especificó que fueron escogidos, por
que superaban a sus rivales – detallándolos- en cuanto a prestaciones,
principalmente por el radio de alcance. En meses recientes ha habido un
retroceso en el ejercicio de transparencia en las adquisiciones de equipo por
parte del Estado mexicano que aún es corregible. Los documentos publicados como
anexos a los PPI omiten las cantidades y modelos de las aeronaves, helicópteros
y otros vehículos adquiridos, describiéndolos simplemente como “Activos.”
Quien
considere que publicar estos datos vulnera la seguridad nacional –argumentando
específicamente las operaciones contra el crimen organizado- una de dos, o
tiene una idea distorsionada y sobredimensionada de las actuales amenazas al
Estado o busca mantener este sector público en la opacidad, lo que sólo
generará sospechas sobre su compromiso con la transparencia y la honestidad”
Enhorabuena
para toda la palomilla FAM.
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