Nuevamente, las Fuerzas
Armadas son exigidas a su máximo, y si, se bien que a muchos no les agrada esta
postura, pero en realidad es interesante observar como la disciplina, el
esfuerzo y la fortaleza de los hombres y mujeres del ejercito permiten dar
apoyo a quienes lo requieren.
Y justamente hace 31 años el
ejército fue duramente criticado por su postura impávida ante la tragedia del
sismo de 1985. En aquella ocasión, debo reconocerlo, nuestras fuerzas militares
no sabían que hacer, únicamente montar guardias y prevenir enfrentamientos.
Pero a lo largo de todo este
tiempo los miembros de esta institución, así como los altos mandos han
delineado una serie de estrategias que han permitido hacer frente a situaciones
realmente fuertes.
Como resultado de esta
evolución de sus estrategias, se crearon el plan DN-III y el Plan Marina, que
aglutinan una serie de procedimientos para poder identificar, contener y
resarcir los daños provocados por cualquier agente perturbador.
Desgraciadamente, la falta
de interés por fomentar la Protección Civil a nivel sociedad y el oportunismo
político han facilitado que las desgracias aumenten en victimas y en costos
para la federación y por ende para nosotros.Este desinterés genera que
instituciones como el Ejército, Fuerza Aérea y Marina empleen los mismos
recursos para todo tipo de operaciones, lo cual causa desgaste y deterioro de
vehículos, herramientas y compromete la seguridad de los miembros de la
institución y de las victimas.
Como ejemplo de esta
situación, tenemos el Escuadrón de Transporte Logístico 502 de la Fuerza
Aérea Mexicana, compuesto por maquinas que pertenecieron a Mexicana de Aviación
y vieron sus años de gloria en las décadas de los años setenta y ochenta., y
cuyo mantenimiento es muy costoso ya que la línea de producción de estas
aeronaves cerró a mediados de los noventa.
Los equipos a los que hago
mención son los veteranos Boeing 727-100 y 200, que hemos visto desfilar o en
eventos muy destacados, acompañados por otros veteranos del aire, los
F-5. Esta situación en lo personal me preocupa, ya que estas maquinas aunque
aun serviciales, ya no están en su mejor momento y podrían espero que no se de
el caso generar accidentes de consecuencias graves.
Otro caso es de los
veteranísimos C-130 Hércules, los cuales se vieron fortalecidos en los años 2005 a 2006 con aeroplanos traídos de Inglaterra e Israel. De
aquellas maquinas solo subsisten 2 en condiciones de vuelo, el resto esperan el
desguace en la base aérea de Santa Lucia en el Estado de México.
Todos estos aeroplanos que
he mencionado se han convertido en los caballos de batalla para los diferentes
puentes aéreos en todo el territorio nacional. En honor a la verdad, el
gobierno y altos mandos tanto navales como militares han adquirido equipos de ultima
generación, como los CASA 295 y el SPARTAN de Alenia, que representan un paso
en la modernización de los equipos aéreos, no obstante considero que es urgente
que las autoridades fijen una posición abierta a renovar al cien por ciento las
flotas de aeronaves y mas aun de cargueros pesados.
Este año el alto mando
notifico sobre la salida de servicio del IAI Arava, el cual fue coequipero de
los C-130 y voló en arduas misiones a lo largo de sus treinta y tantos años de
servicio en el país, la pregunta es ¿Quién los reemplazara?
Sumado a esto surge otra
inquietud, si únicamente tenemos dos Hércules, cinco B-727, que pasara en el
futuro próximo cuando se vuelva a requerir establecer puentes aéreos en terreno
nacional o internacional, recordemos el caso de Haití, como podrá ser
transportada la ayuda, equipo y personal hasta las zonas siniestradas.
Espero no volver a los
tiempos de Santa Anna, cuando todo se hacia a lomo de mula, no obstante
la intención de esta nota no es criticar a los valientes hombres de
las instituciones militares, mas bien exponer ante quien lea este
trabajo, que aunque sea uno de tantos mexicanos, esta al pendiente de las necesidades
de sus fuerzas armadas.
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