Dos años
después del conflicto con Guatemala, México llegó a entrar en la era jet, al
recibir en febrero de 1961 15 aviones De Havilland DH.100 Vampire y al año siguiente, 50 aviones jet de entrenamiento Lockheed T-33 Shooting Star, realizándose el 23 de mayo de 1961 el primer
vuelo de un avión jet militar de la Fuerza Aérea Mexicana, desgraciadamente los
DH.100 Vampire fueron dados de baja en 1967 por pérdidas de unidades en
accidentes ocasionados por fallas mecánicas.
Al poco
tiempo, en 1962, el gobierno mexicano negoció la adquisición de equipos de ala
rotativa helicópteros SA-3130 Alouette II y SA-3160 Alouette III, creando el
primer escuadrón de su clase.
En agosto
de 1982 se inició la era supersónica al incorporar doce aviones de combate
supersónicos F-5 Tiger II, creándose el Escuadrón Aéreo de Defensa 401. La
flota de los F-5 mexicana se adquirió en 1982 directamente a Northrop que
entregó dos aviones biplaza F y 10 monoplaza E nuevos y en su momento eran
aeronaves tecnológicamente avanzadas, a la altura de los que usaba la misma
Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
La flota
disminuyo con la pérdida de dos monoplazas uno en 1983 y el otro en 1995, y
aunque se intentó incrementar el número de aviones en 1986 y 2002 esto no fue
posible por problemas económicos o de logística.
En 1982 la
flota de transportes pesados de la FAM se refuerza con 6 aviones Boeing 727 estadounidenses
y en 1990 son recibidos 7 aviones Lockheed C-130 Hércules modelos
A, E, y K estadounidenses, donados por Israel y el Reino Unido. Estas aeronaves,
no sufrieron modificación alguna, siendo pintadas en las instalaciones de la
FAM conservando su diseño original.
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