Adolf Galland era
comandante de escuadrón en el Ala 26 de la Luftwaffe, la gran rival de la RAF
durante la Batalla de Inglaterra.
Un día, en
un enfrentamiento con cazas británicos sobre el Canal de la Mancha, Galland se
encontró en una situación muy peliaguda.
Varios Spitfires
le perseguían incansablemente sin dejar de disparar y sin que pudiese hacer
nada para librarse de ellos.
Al final lo
único que se le ocurrió fue abrir fuego con sus ametralladoras.
Sorprendentemente,
al ver las estelas de las trazadoras delante del Bf-109, los cazas enemigos
abandonaron la persecución y huyeron.
Según
Galland: “O creían que había un avión detrás de ellos
disparándoles, o creían que nuestros aviones pueden disparar hacia atrás”.
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