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miércoles, 29 de julio de 2015

PILOTO AVIADOR LUIS PÉREZ GÓMEZ



Por años su historia pasó desconocida y su memoria olvidada en una pequeña población de Francia, pero fue hace poco más de quince años que se comenzó a divulgar su gran hazaña y entrega por una causa que tomo suya, en defensa de la paz mundial y el derecho de cada individuo o nación de vivir en libertad.

Luis nació en Guadalajara, Jalisco el 8 de octubre de 1922. Muy joven quedó huérfano de madre por lo que su padre no pudo detener al joven cuando este decidió tomar su camino, recibir otra educación y cuidados a cargo de unas tías con las que vivía en la colonia Roma de la Ciudad de México. Siempre inquieto y deportistas, desde muy joven mostró sus dotes y gran energía para con lo que hacía, apasionado y cariñoso se ganó la amistad de muchas personas, una de ellas una joven que se convirtió en su amiga de juventud y vivió a su lado aquellos momentos en la Ciudad de México, testigo de uno de los mexicanos que en el extranjero se ganó un lugar, respeto y reconocimiento de una fuerza militar extranjera en tiempos de guerra.

Doña Carmen Macías de Rodríguez recuerda bien a ese joven a quien conoció por 1940, entusiasta y con el sueño de volar; comenzó a trabajar en una institución bancaria de la capital como cajero para cubrir su manutención, al estar el mundo en guerra se dio a la tarea de unirse a las fuerzas armadas y partir hacia un frente de batalla, fueron varias las veces que vio sus intentos frustrados al no poder ingresar a la fuerza aérea nacional y cuando lo devolvieron al intentar cruzar la frontera con los Estados Unidos, por lo que decidió extender sus opciones a Canadá, una vez que ni en México ni en el vecino país del Norte consiguió su cometido.

Su afán por luchar por la liberación de este mundo de la tiranía lo llevó a tocar las puertas de la Royal Canadian Air Force a donde ingresó sin antecedentes vinculados a la aviación, sin embargo ello no fue obstáculo para Luis quien pronto demostró su capacidad y dedicación. Estando en Ottawa donde estudiaba inglés en la Ottawa Technical High School Luis Pérez conoció a Dorothy O'Brien, una adolescente de 16 años con quien inició un noviazgo, breve pero muy profundo.

Su paso por la RCAF fue vertiginoso y ascendente desde su ingreso al War Emergency Training Program, un programa que se diseñó para voluntarios, donde Pérez Gómez obtuvo altas calificaciones. A partir de junio de 1942 ingresó al curso de entrenamiento primario, calificado como apto para volar aviones de combate, ingresó a la unidad de entrenamiento operacional (OTU por sus siglas en inglés) consiguiendo sus alas de piloto en el mes de agosto de 1943.

Después de estar en aviones Harvard, recibió entrenamiento en aparatos caza Hawker Hurricane, quedando asignado en el Escuadrón 127 con base Dartmouth, Canadá.  Para ese diciembre, el 127 fue uno de los escuadrones de la RCAF seleccionados para trasladarse al frente europeo, así Luis Pérez Gómez debió despedirse una tarde de su novia Dorothy, a quien dejó como referencia de contacto familiar en Canadá.

Para enero de 1944 el escuadrón 127 ya estaba en suelo británico, transformado en el Escuadrón 443. La unidad operó con aviones Spitfire Mk V y Mk IXB, participando en diferentes misiones los meses siguientes, hasta que la tarde del 16 de junio de 1944 el teniente Luis Pérez Gómez, número de servicio J/29172, perdió la vida cuando su avión Spitfire fue derribado al ser alcanzado por el armamento de aparatos Focke Wulf Fw 190 de la Luftwaffe con los que se enfrentaron aquella fecha.

El avión de Pérez Gómez y otro piloto cayeron en las cercanías de Sassy en territorio francés cuando las fuerzas aliadas habían iniciado las acciones tras el desembarco en Normandía. Los moradores de esta pequeña población fueron testigos del combate aéreo y de cómo cayeron varios aviones, a los que se acercaron temerosos pero con la esperanza de ayudar a sus tripulantes. Sin embargo nada pudieron hacer, llevando los cuerpos de estos dos pilotos “canadienses” a su pequeño cementerio detrás de la iglesia.

Por años la tumba de Luis era la de un desconocido combatiente proveniente de Canadá, hasta que la otrora novia (Dorothy O'Brien) descubrió con ayuda de amigos el lugar donde su novio de juventud estaba sepultado. A la muerte de Luis, la joven recibió un par telegramas meses después como su pariente próximo en los que se señalaba que “había desaparecido  o había sido muerto en combate”, algo que la afectó y dejó una espina clavada. Casada años más tarde con un comandante naval con el que tuvo tres hijos, Dorothy O'Brien inició una labor que obtuvo frutos décadas después.

En el año 2001, junto a su esposo, Dorothy visitó la tumba de Luis Pérez Gómez. Supo entonces los detalles de su muerte diez días después del desembarco de los aliados en Normandía y de cómo los habitantes de Sassy lo sepultaron como uno de los suyos para evitar que los soldados alemanes se llevaran el cuerpo. Concluida la guerra, la “Commonwealth War Graves Commission” decidió que lo mejor era dejarlo allí enterrado, sin antes colocar una lápida que lo identifica, junto a la de otro piloto, de origen canadiense, cuya identidad no se pudo establecer.

A partir de entonces ella luchó hasta que se le reconoció cómo héroe en la liberación del pueblo francés de la ocupación nazi, de la misma forma hizo lo propio con la embajada de México en Francia, lo que dio inicio a una serie de reconocimientos públicos tanto en Sassy como en los medios de comunicación y la prensa.

“Así nos enteramos de lo que había pasado”, señaló doña Carmen, quien conserva gratos recuerdos a pesar de que no supo más de su amigo después de su última carta en mayo 1944. Decidida, realizó un viaje en compañía de sus hijos para ir a la tumba de Luis en 2007. “Luego hicimos contacto con la novia canadiense quien vino a la Ciudad de México y Guadalajara, donde visitó a familiares, creo que un hermano”. Efectivamente, Dorothy conoció a Carlos, hermano paterno de Luis con quien compartió gratos momentos.

Después, Carmen y Dorothy se reunieron en la Ciudad de México y asistieron a un servicio religioso el 9 de noviembre de 2008 ofrecido a la memoria de los oficiales canadienses y combatientes caídos durante aquella lejana, pero particularmente cercana guerra, la que dejó sendas marcas en los corazones y la memoria de quienes conocieron a este héroe mexicano, recordado por pocos, olvidado por años para otros y desconocido para muchas generaciones.

Hoy en día, Sassy recuerda cada 16 de junio a su héroe mexicano, ya que forma parte de esa pequeña comunidad del norte de Francia donde existe la Plaza Pérez Gómez y un pequeño reciento dedicado al piloto, quien junto con dos compañeros, cayó aquel día, hecho del que solo uno, Donald Watz, pudo sobrevivir para narrar lo que aquella tarde ocurrió en el cielo de Sassy.

La única vez que el gobierno mexicano llevó a cabo un reconocimiento al piloto fue en 2004 cuando la Embajada de México en Francia realizó una vista a la población, se colocó la bandera de México en el sitio donde cayó su avión y se depositaron flores en su tumba. Al día siguiente la prensa publicó ampliamente la historia de este valeroso joven, al cual, sus compañeros de antaño recordaban de manera particular porque en los combates y misiones que le asignaban solía hablar en su lengua natal, diciendo en voz alta y excitada cosas que ellos no eran capaces de comprender, así era Luis Pérez Gómez.  

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