Por años su historia pasó
desconocida y su memoria olvidada en una pequeña población de Francia, pero fue
hace poco más de quince años que se comenzó a divulgar su gran hazaña y entrega
por una causa que tomo suya, en defensa de la paz mundial y el derecho de cada
individuo o nación de vivir en libertad.
Luis nació en Guadalajara,
Jalisco el 8 de octubre de 1922. Muy joven quedó huérfano de madre por lo que
su padre no pudo detener al joven cuando este decidió tomar su camino, recibir
otra educación y cuidados a cargo de unas tías con las que vivía en la colonia
Roma de la Ciudad de México. Siempre inquieto y deportistas, desde muy joven
mostró sus dotes y gran energía para con lo que hacía, apasionado y cariñoso se
ganó la amistad de muchas personas, una de ellas una joven que se convirtió en
su amiga de juventud y vivió a su lado aquellos momentos en la Ciudad de
México, testigo de uno de los mexicanos que en el extranjero se ganó un lugar,
respeto y reconocimiento de una fuerza militar extranjera en tiempos de guerra.
Doña Carmen Macías de
Rodríguez recuerda bien a ese joven a quien conoció por 1940, entusiasta y con
el sueño de volar; comenzó a trabajar en una institución bancaria de la capital
como cajero para cubrir su manutención, al estar el mundo en guerra se dio a la
tarea de unirse a las fuerzas armadas y partir hacia un frente de batalla,
fueron varias las veces que vio sus intentos frustrados al no poder ingresar a
la fuerza aérea nacional y cuando lo devolvieron al intentar cruzar la frontera
con los Estados Unidos, por lo que decidió extender sus opciones a Canadá, una
vez que ni en México ni en el vecino país del Norte consiguió su cometido.
Su afán por luchar por la
liberación de este mundo de la tiranía lo llevó a tocar las puertas de la Royal
Canadian Air Force a donde ingresó sin antecedentes vinculados a la
aviación, sin embargo ello no fue obstáculo para Luis quien pronto demostró su
capacidad y dedicación. Estando en Ottawa donde estudiaba inglés en la Ottawa
Technical High School Luis Pérez conoció a Dorothy O'Brien, una adolescente de
16 años con quien inició un noviazgo, breve pero muy profundo.
Su paso por la RCAF fue
vertiginoso y ascendente desde su ingreso al War Emergency Training Program, un
programa que se diseñó para voluntarios, donde Pérez Gómez obtuvo altas
calificaciones. A partir de junio de 1942 ingresó al curso de entrenamiento
primario, calificado como apto para volar aviones de combate, ingresó a la
unidad de entrenamiento operacional (OTU por sus siglas en inglés) consiguiendo
sus alas de piloto en el mes de agosto de 1943.
Después de estar en aviones
Harvard, recibió entrenamiento en aparatos caza Hawker Hurricane, quedando
asignado en el Escuadrón 127 con base Dartmouth, Canadá. Para ese
diciembre, el 127 fue uno de los escuadrones de la RCAF seleccionados para
trasladarse al frente europeo, así Luis Pérez Gómez debió despedirse una tarde
de su novia Dorothy, a quien dejó como referencia de contacto familiar en
Canadá.
Para enero de 1944 el
escuadrón 127 ya estaba en suelo británico, transformado en el Escuadrón 443.
La unidad operó con aviones Spitfire Mk V y Mk IXB, participando en diferentes
misiones los meses siguientes, hasta que la tarde del 16 de junio de 1944 el
teniente Luis Pérez Gómez, número de servicio J/29172, perdió la vida cuando su
avión Spitfire fue derribado al ser alcanzado por el armamento de aparatos
Focke Wulf Fw 190 de la Luftwaffe con los que se enfrentaron aquella fecha.
El avión de Pérez Gómez y
otro piloto cayeron en las cercanías de Sassy en territorio francés cuando las
fuerzas aliadas habían iniciado las acciones tras el desembarco en Normandía.
Los moradores de esta pequeña población fueron testigos del combate aéreo y de
cómo cayeron varios aviones, a los que se acercaron temerosos pero con la
esperanza de ayudar a sus tripulantes. Sin embargo nada pudieron hacer,
llevando los cuerpos de estos dos pilotos “canadienses” a su pequeño cementerio
detrás de la iglesia.
Por años la tumba de Luis
era la de un desconocido combatiente proveniente de Canadá, hasta que la otrora
novia (Dorothy O'Brien) descubrió con ayuda de amigos el lugar donde su novio
de juventud estaba sepultado. A la muerte de Luis, la joven recibió un par
telegramas meses después como su pariente próximo en los que se señalaba que
“había desaparecido o había sido muerto en combate”, algo que la afectó y
dejó una espina clavada. Casada años más tarde con un comandante naval con el
que tuvo tres hijos, Dorothy O'Brien inició una labor que obtuvo frutos décadas
después.
En el año 2001, junto a su
esposo, Dorothy visitó la tumba de Luis Pérez Gómez. Supo entonces los detalles
de su muerte diez días después del desembarco de los aliados en Normandía y de
cómo los habitantes de Sassy lo sepultaron como uno de los suyos para evitar
que los soldados alemanes se llevaran el cuerpo. Concluida la guerra, la
“Commonwealth War Graves Commission” decidió que lo mejor era dejarlo allí
enterrado, sin antes colocar una lápida que lo identifica, junto a la de otro
piloto, de origen canadiense, cuya identidad no se pudo establecer.
A partir de entonces ella
luchó hasta que se le reconoció cómo héroe en la liberación del pueblo francés
de la ocupación nazi, de la misma forma hizo lo propio con la embajada de
México en Francia, lo que dio inicio a una serie de reconocimientos públicos
tanto en Sassy como en los medios de comunicación y la prensa.
“Así nos enteramos de lo que
había pasado”, señaló doña Carmen, quien conserva gratos recuerdos a pesar de
que no supo más de su amigo después de su última carta en mayo 1944. Decidida,
realizó un viaje en compañía de sus hijos para ir a la tumba de Luis en 2007.
“Luego hicimos contacto con la novia canadiense quien vino a la Ciudad de
México y Guadalajara, donde visitó a familiares, creo que un hermano”.
Efectivamente, Dorothy conoció a Carlos, hermano paterno de Luis con quien
compartió gratos momentos.
Después, Carmen y Dorothy se
reunieron en la Ciudad de México y asistieron a un servicio religioso el 9 de
noviembre de 2008 ofrecido a la memoria de los oficiales canadienses y
combatientes caídos durante aquella lejana, pero particularmente cercana
guerra, la que dejó sendas marcas en los corazones y la memoria de quienes
conocieron a este héroe mexicano, recordado por pocos, olvidado por años para
otros y desconocido para muchas generaciones.
Hoy en día, Sassy recuerda
cada 16 de junio a su héroe mexicano, ya que forma parte de esa pequeña
comunidad del norte de Francia donde existe la Plaza Pérez Gómez y un pequeño
reciento dedicado al piloto, quien junto con dos compañeros, cayó aquel día,
hecho del que solo uno, Donald Watz, pudo sobrevivir para narrar lo que aquella
tarde ocurrió en el cielo de Sassy.
La única vez que el gobierno
mexicano llevó a cabo un reconocimiento al piloto fue en 2004 cuando la
Embajada de México en Francia realizó una vista a la población, se colocó la
bandera de México en el sitio donde cayó su avión y se depositaron flores en su
tumba. Al día siguiente la prensa publicó ampliamente la historia de este
valeroso joven, al cual, sus compañeros de antaño recordaban de manera
particular porque en los combates y misiones que le asignaban solía hablar en
su lengua natal, diciendo en voz alta y excitada cosas que ellos no eran
capaces de comprender, así era Luis Pérez Gómez.
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