El 14 de
septiembre de 1939, la segunda semana de la guerra, tres Blackburn Skua del
portaaviones británico Ark Royal localizaron en el Atlántico Norte al submarino
alemán U-30.
El u-boot se
sumergió rápidamente para escapar del ataque, pero antes de que desapareciese,
los aviones alcanzaron su posición y lanzaron sobre él varias bombas
perforantes.
En lugar de
penetrar en el agua, las bombas rebotaron en la superficie y estallaron en el
aire, justo debajo de los aviones.
Dos de los
Skuas cayeron al mar, derribados por sus propias bombas. Los pilotos fueron rescatados por el submarino
alemán.
Así le habrá
ido.
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