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viernes, 20 de junio de 2014

EL PRIMER COMBATE AERONAVAL DEL MUNDO



El día 14 de abril de 1914, el capitán de ingenieros y piloto aviador Gustavo Salinas Camiña y el mecánico naval Teodoro Madariaga, desde un biplano G.L. Martín Pusher bombardearon el buque de guerra “Guerrero” obligándolo a abandonar su posición de batalla frente al cañonero “Tampico” en lo que legítimamente debe considerarse, desde el punto de vista histórico, como el primer combate aeronaval del mundo.

En la historia aeronáutica la guerra en el aire es, a pesar de lo negativo que pueda tener toda acción bélica, interesante y hasta apasionante el estudiar algunos sucesos ocurridos por primera vez en el mundo.

El 14 de abril de 1914, muy temprano Obregón se presentó en Topolobampo y de inmediato se acercó al cañonero “Tampico” para conocer la situación en que se encontraba, así como las necesidades de su tripulación. Desde los cerros próximos lo vieron escorado a unos doce kilómetros del muelle y a otros ocho kilómetros pudieron observar que los barcos Huertistas mantenían su vigilancia.

El “Guerrero” comenzó a abrir fuego a una distancia amenazadora y el “Tampico” respondió. La ventaja sin duda era del barco Huertista. En eso Obregón y sus compañeros vieron una figura en movimiento en el cielo que desde tierra se acercaba a los barcos enzarzados en un definitivo combate. Era el biplano Martín Pusher bautizado “Sonora” tripulado por Gustavo Salinas Camiña acompañado por el mecánico naval Teodoro Madariaga.

Entre ambos habían hecho unas bombas rudimentarias con trozos de tubería en los que habían introducido varias granadas de mano, y lo habían rodeado de cargas de dinamita. Una de las granadas tenía un cable sujeto al seguro del percutor; así, cuando el bombardeador iba a lanzar cada artefacto sobre el barco, quitaba el cable y la bomba, al chocar contra cualquier superficie, estallaba al hacer explosión la granada. El tubo metálico y las granadas actuaban de metralla.

El biplano sobrevoló por encima del “Guerrero” y desde una altura de 500 metros fue lanzando sus bombas a cada pasada. Las bombas estallaban con gran estruendo. En el “Guerrero” comenzó a cundir el pánico y su comandante Ignacio Torres ordenó retirada, el buque abandonó el campo de batalla alejándose hacia altamar para evitar seguir siendo hostigado desde el aire. Culminada la hazaña de poner en fuga al “Guerrero” el biplano “Sonora” inició su vuelo a tierra.

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