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viernes, 13 de junio de 2014

QUE BONITOS SON LOS SUEÑOS



Soñar no cuesta nada, ¡Que bonitos son los sueños! Desde niño deseando ser piloto aviador, allá en Lerdo, mi tío Santiago era presidente municipal, y en la parte de arriba de la presidencia tenían desarmado al “Conquistador del Cielo” el avión con el que Francisco Sarabia hizo su vuelo de la ciudad de México hasta Washington D.C. y en el que murió al caer al río Potomac.

Mi padre deseaba que yo fuera arquitecto, mi interior gritaba ¡NO! Mejor piloto aviador. Mi primaria y secundaria en Gómez Palacio Durango, mi preparatoria en Monterrey y luego a la ciudad de México, a la Universidad, taller cinco de la facultad de arquitectura, llega el año de 1963, yo ya estaba en tercer año de facultad, en mayo cumplo 21 años de edad, por fin, mayor de edad para esa época, deserto de la facultad, entro a trabajar de velador en una escuela y junto unos billetes para tomar el autobús a Guadalajara, llego a Zapopan y directo al Colegio del Aire. Exámenes, mi primer apodo: “Goliat” y por fin entro como cadete a la Escuela Militar de Aviación. Primer trago amargo: Un año de potrote, pero yo anhelaba verme en el aire. Septiembre de 1964, regreso a la Escuela ya como primario. La fecha se acerca cada día más. En mi interior se mezclan todas las emociones del mundo. Ya pasé las primeras materias del arte Aéreo: Aerodinámica, motores, técnica del vuelo, etc.

POR FIN, diana 06:00 horas, rancho 07:00 horas, todo el escuadrón primario formados con overol verde marchando hacia la jefatura de vuelos, bajo la torre de control, nuestras aeronaves, biplanos Stearman nos aguardan en la pista de tierra.

Al pie de la torre, nos separan por escuadrillas, de compañeros en mi escuadrilla me tocan: De la O, Castañeda, Charlie, Castillo Arriaga. Al fin llegan los instructores, cada uno trae un papel con los nombres de los cadetes que van a formar su escuadrilla. En eso veo a un gerifalte que se dirige a nosotros y lo primero que nos dice: “Ustedes son la escuadrilla de los halcones, yo soy el halcón de Guerrero, mi nombre es Modesto Abarca Ruíz, y al que yo vea de ustedes platicando con algún otro de sus compañeros, le va a ir como en feria, un halcón no se mezcla con otros avechuchos” recogemos nuestro paracaídas que amablemente nos entrega Queta, y marchamos hacia la casita que está a un costado de la pista de tierra. Una fila de PT-17 nos espera. Primer briefing con nuestro instructor. Mi corazón late a mil revoluciones por minuto. El halcón de Guerrero nos dice cuales serán los turnos de vuelo. Primero Castañeda, luego Charlie, después yo, en seguida De la O y el último Castillo. Tiempo de vuelo para cada uno 00:30 minutos. Maniobra: Efecto de controles. Avión PT-17 número 85.

Ya volaron Castañeda y Charlie, el teniente Abarca me grita: “Apúrese zorrón que no tenemos todo el día”, con el corazón acelerado, me subo a la cabina delantera del Stearman, atrás de mí, mi instructor como ángel de la guarda. Me siento y me ajusto el paracaídas, mis gogles en los ojos, mi gorra de vuelo en la cabeza, el gazne al cuello y escucho la voz del instructor a través de la manguera que llega a mis oídos: “No toque los controles, yo la llevo, yo despego, yo asciendo, yo vuelo y yo aterrizo, allá arriba se la voy a soltar” en ese momento me sentí como una aguililla en el momento en que sus padres la empujan fuera del nido. Salimos taxeando hacia la cabecera de la 08, llegamos a esta y el teniente Abarca pone la máquina a 45 grados para probar el motor y los controles, a cada acción de él hay un comentario de lo que esta haciendo: lo oigo decir: “Frenos puestos, escapulario en su lugar, controles libres, lecturas del motor correctas, mezcla rica, prueba de magnetos correcto. “Ahora cadete, despeje la zona, saque la cabeza y vea si no viene aterrizando otro avión” volteo a ver al banderero y éste le hace señas a mi instructor de que puede despegar.

Por fin la 85 se coloca en posición de despegue, siento como la palanca del acelerador se mueve hacia adelante y 220 caballos de fuerza que le proporciona el motor, hace que el biplano empiece a correr por la pista, siento como se levanta la cola y poco a poco el avión empieza a ascender, a los 500 pies el avión vira hacia la izquierda a noventa grados y seguimos ascendiendo a 1,000 pies y el teniente Abarca toma rumbo para nuestra área de maniobras. El gerifalte no deja de hablar, mis emociones son enormes, ya estoy volando, mi sueño es una realidad. No supe que rumbo tomo mi instructor, el Colegio se quedo atrás, solo veía a lo lejos un gran cerro, el cerro de Tequila. Una punta de mi gazne se agitaba con el viento. En eso mi instructor me dijo: “Despierte zorrón, deje de soñar y toque suavemente el bastón de mando y sienta lo que hace el avión, si lo empujo suavemente el avión baja, si lo jalo hacia mi el avión sube, si lo muevo hacia la derecha el avión empieza a virar hacia ese lado, pero ahora cheque la bolita del turn & bank, si ve que se le sale del centro, con una ligera presión al pedal la vuelve a meter en su lugar, esto quiere decir que su viraje es coordinado, ahora vea como se puede virar ascendiendo o descendiendo. Ahora, si reduzco la potencia el avión empieza a perder altitud y para que no la pierda tengo que jala el bastón hacia mí, pero el avión pierde velocidad. Entonces todo debe ser coordinado” Yo sentí todo lo que el oficial me dijo y me hizo hacer, nada más dos veces hice todo lo que me pidió pues los treinta minutos se estaban agotando. Regresamos a la base para aterrizar, volamos a 500 pies con rumbo 260 grados con la pista a la vista y en paralelo, hizo alabeos para avisar de la intención de aterrizar, pasamos a un lado de la cabecera de la 08 y unos segundos más, viraje de 90 gradaos a la izquierda, punto llave, acelerador atrás, descenso otro viraje ala izquierda y ya estábamos enfilados a la pista 08, que maravilla es volar, sentir el aire que te pasa por la cara, la pista se acerca más y en el momento preciso, el halcón de Guerrero puso el avión en posición de aterrizaje y suavemente la máquina se posó en tierra en tres puntos, regresamos a la línea de estacionamiento, y ahí estaba De la O esperando su turno. Entré en la casita y me senté en el escritorio para llenar por primera vez mi bitácora: Fecha 7 de octubre de 1964. Avión E.P.S.85… Instructor Teniente de Fuerza Aérea Modesto Abarca Ruíz, tiempo 00:30 minutos. Maniobra: Efecto de controles.        

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