Soñar no cuesta nada, ¡Que
bonitos son los sueños! Desde niño deseando ser piloto aviador, allá en Lerdo,
mi tío Santiago era presidente municipal, y en la parte de arriba de la
presidencia tenían desarmado al “Conquistador del Cielo” el avión con el que
Francisco Sarabia hizo su vuelo de la ciudad de México hasta Washington D.C. y
en el que murió al caer al río Potomac.
Mi padre deseaba que yo
fuera arquitecto, mi interior gritaba ¡NO! Mejor piloto aviador. Mi primaria y
secundaria en Gómez Palacio Durango, mi preparatoria en Monterrey y luego a la
ciudad de México, a la Universidad, taller cinco de la facultad de
arquitectura, llega el año de 1963, yo ya estaba en tercer año de facultad, en
mayo cumplo 21 años de edad, por fin, mayor de edad para esa época, deserto de
la facultad, entro a trabajar de velador en una escuela y junto unos billetes
para tomar el autobús a Guadalajara, llego a Zapopan y directo al Colegio del
Aire. Exámenes, mi primer apodo: “Goliat” y por fin entro como cadete a la
Escuela Militar de Aviación. Primer trago amargo: Un año de potrote, pero yo
anhelaba verme en el aire. Septiembre de 1964, regreso a la Escuela ya como
primario. La fecha se acerca cada día más. En mi interior se mezclan todas las
emociones del mundo. Ya pasé las primeras materias del arte Aéreo:
Aerodinámica, motores, técnica del vuelo, etc.
POR FIN, diana 06:00 horas,
rancho 07:00 horas, todo el escuadrón primario formados con overol verde
marchando hacia la jefatura de vuelos, bajo la torre de control, nuestras
aeronaves, biplanos Stearman nos aguardan en la pista de tierra.
Al pie de la torre, nos
separan por escuadrillas, de compañeros en mi escuadrilla me tocan: De la O,
Castañeda, Charlie, Castillo Arriaga. Al fin llegan los instructores, cada uno
trae un papel con los nombres de los cadetes que van a formar su escuadrilla.
En eso veo a un gerifalte que se dirige a nosotros y lo primero que nos dice: “Ustedes
son la escuadrilla de los halcones, yo soy el halcón de Guerrero, mi nombre es
Modesto Abarca Ruíz, y al que yo vea de ustedes platicando con algún otro de
sus compañeros, le va a ir como en feria, un halcón no se mezcla con otros
avechuchos” recogemos nuestro paracaídas que amablemente nos entrega Queta, y
marchamos hacia la casita que está a un costado de la pista de tierra. Una fila
de PT-17 nos espera. Primer briefing con nuestro instructor. Mi corazón late a
mil revoluciones por minuto. El halcón de Guerrero nos dice cuales serán los
turnos de vuelo. Primero Castañeda, luego Charlie, después yo, en seguida De la
O y el último Castillo. Tiempo de vuelo para cada uno 00:30 minutos. Maniobra:
Efecto de controles. Avión PT-17 número 85.
Ya volaron Castañeda y
Charlie, el teniente Abarca me grita: “Apúrese zorrón que no tenemos todo el
día”, con el corazón acelerado, me subo a la cabina delantera del Stearman, atrás
de mí, mi instructor como ángel de la guarda. Me siento y me ajusto el
paracaídas, mis gogles en los ojos, mi gorra de vuelo en la cabeza, el gazne al
cuello y escucho la voz del instructor a través de la manguera que llega a mis
oídos: “No toque los controles, yo la llevo, yo despego, yo asciendo, yo vuelo
y yo aterrizo, allá arriba se la voy a soltar” en ese momento me sentí como una
aguililla en el momento en que sus padres la empujan fuera del nido. Salimos
taxeando hacia la cabecera de la 08, llegamos a esta y el teniente Abarca pone
la máquina a 45 grados para probar el motor y los controles, a cada acción de
él hay un comentario de lo que esta haciendo: lo oigo decir: “Frenos puestos, escapulario
en su lugar, controles libres, lecturas del motor correctas, mezcla rica,
prueba de magnetos correcto. “Ahora cadete, despeje la zona, saque la cabeza y
vea si no viene aterrizando otro avión” volteo a ver al banderero y éste le
hace señas a mi instructor de que puede despegar.
Por fin la 85 se coloca en
posición de despegue, siento como la palanca del acelerador se mueve hacia
adelante y 220 caballos de fuerza que le proporciona el motor, hace que el
biplano empiece a correr por la pista, siento como se levanta la cola y poco a
poco el avión empieza a ascender, a los 500 pies el avión vira hacia la izquierda
a noventa grados y seguimos ascendiendo a 1,000 pies y el teniente Abarca toma
rumbo para nuestra área de maniobras. El gerifalte no deja de hablar, mis
emociones son enormes, ya estoy volando, mi sueño es una realidad. No supe que
rumbo tomo mi instructor, el Colegio se quedo atrás, solo veía a lo lejos un
gran cerro, el cerro de Tequila. Una punta de mi gazne se agitaba con el
viento. En eso mi instructor me dijo: “Despierte zorrón, deje de soñar y toque
suavemente el bastón de mando y sienta lo que hace el avión, si lo empujo
suavemente el avión baja, si lo jalo hacia mi el avión sube, si lo muevo hacia
la derecha el avión empieza a virar hacia ese lado, pero ahora cheque la bolita
del turn & bank, si ve que se le sale del centro, con una ligera presión al
pedal la vuelve a meter en su lugar, esto quiere decir que su viraje es
coordinado, ahora vea como se puede virar ascendiendo o descendiendo. Ahora, si
reduzco la potencia el avión empieza a perder altitud y para que no la pierda
tengo que jala el bastón hacia mí, pero el avión pierde velocidad. Entonces
todo debe ser coordinado” Yo sentí todo lo que el oficial me dijo y me hizo
hacer, nada más dos veces hice todo lo que me pidió pues los treinta minutos se
estaban agotando. Regresamos a la base para aterrizar, volamos a 500 pies con
rumbo 260 grados con la pista a la vista y en paralelo, hizo alabeos para
avisar de la intención de aterrizar, pasamos a un lado de la cabecera de la 08
y unos segundos más, viraje de 90 gradaos a la izquierda, punto llave,
acelerador atrás, descenso otro viraje ala izquierda y ya estábamos enfilados a
la pista 08, que maravilla es volar, sentir el aire que te pasa por la cara, la
pista se acerca más y en el momento preciso, el halcón de Guerrero puso el
avión en posición de aterrizaje y suavemente la máquina se posó en tierra en
tres puntos, regresamos a la línea de estacionamiento, y ahí estaba De la O
esperando su turno. Entré en la casita y me senté en el escritorio para llenar
por primera vez mi bitácora: Fecha 7 de octubre de 1964. Avión E.P.S.85…
Instructor Teniente de Fuerza Aérea Modesto Abarca Ruíz, tiempo 00:30 minutos.
Maniobra: Efecto de controles.
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