Fuera del
Escuadrón 201, que operó cazas P-47 durante y después de la Segunda Guerra
Mundial, del escuadrón 200 que utilizó el DeHavilland Vampire en los años 60,
de los jets T-33 y del Escuadrón 401 que opera los cazas Northrop F-5E/F, la
Fuerza Aérea mexicana no cuenta con una tradición respecto a la aviación de
combate, enfocándose en los últimos años a ser, eso si, una poderosa fuerza de
transporte tanto de ala fija como de ala rotativa.
Por otro
lado la decisión de la Secretaría de Marina de formar una fuerza de aviación aeronaval,
con el propósito de presentar equipo disuasivo en las costas del Golfo de
México y del océano Pacífico hace que nuestras armas aéreas de combate,
parezcan débiles ante el resto del mundo.
Tanto la
Fuerza Aérea Mexicana como la aviación de la Secretaría de Marina cumplen
cabalmente con sus misiones de apoyo a la ciudadanía en casos de desastre, utilizando
los planes DN-III como el plan SEMAR.
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