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lunes, 25 de mayo de 2009

NO VEO, NO VEO, NO VEO...


Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO. 


Creo que todos los pilotos hemos tenido algún anécdota en nuestra vida profesional. Esto que les voy a platicar nos pasó a Carlos González Gómez, a Misael Orrostieta Díaz y a mi un día de mayo del año de 1967, cuando salimos a volar una hora de formación: González Gómez de líder, yo de ala derecha y mi compadre Orros de ala izquierda.

Salimos los tres volando el avión T-28 llamado TROJAN. Este avión es de marca North American, este entrenador fue asignado para el uso mayoritario de la Marina de los Estados Unidos durante los años 50. Participo en la guerra de Corea. En México lo tuvimos desde 1958 ya que adquirió 88 de estos aviones los cuales fueron repartidos en todos los escuadrones de pelea. 

Permítanme dar primero las características generales del T-28:
Tripulación: 2 pilotos
Longitud: 10,06 m
Envergadura: 12,22 m
Altura: 3,86 m
Superficie alar: 24,9 m²
Peso vacío: 2.914 Kg.
Peso máximo de despegue: 3.856 Kg.
Planta motriz: Motor radial Wright R-1820-86 Cyclone, 1.063 kW (1.425 HP)
Rendimiento:
Velocidad máxima operativa: 552 km/hr
Techo de servicio: 10.820 m o 35.500 pies.

Antes de despegar, a la hora del briefing, el comandante mayor Florentino Rodríguez Cota nos dio instrucciones. González Gómez le pidió autorización al comandante permiso para que antes de hacer el Pitch-out para aterrizar, que se nos permitiera dar unas pasadas volraceando sobre la pista. El comandante lo autorizó diciéndole que se hiciera con la autorización del controlador de la torre.

Despegamos y nos fuimos a practicar a nuestra zona asignada, sobre la playa cercana a Todos Santos. A los cuarenta minutos regresamos al aeropuerto para dar las pasadas a baja altura sobre la pista. Pasamos sobre la pista de sur a norte. Al final de la pista González Gómez ascendía a mil pies y viraba a la izquierda para volver a bajar sobre cabecera de la pista 36 para dar una segunda pasada. Orrostieta y yo pegados a él como lapas.

Entonces a nuestro líder, se le ocurrió solicitar la siguiente pasada de este a oeste, al través de la pista. Fue autorizado por el controlador de torre y ahí vamos, volando al ras de la carretera que va a los Planes, nos enfilamos hacia el aeropuerto, cruzamos la pista y a unos 500 metros de ella había un basurero y la mala suerte de Carlos hizo que le pegara con su parabrisas a un zopilote que estaba en el basurero y que le golpeo el cristal quedando embarrado en el parabrisas llenándolo de plumas y sangre.

Entonces vimos como el T-28 de González Gómez ascendió abruptamente y el gritaba: “NO VEO, NO VEO, NO VEO...” 

Nos explicó que lo que le había pasado, fue que mató a un zopilote con el parabrisas del T-28. y lo único que veía era sangre y plumas negras entonces mi compadre Orros le dijo: “Aquí vamos Lavín y yo detrás de ti, ya estamos a dos mil pies, nivela tu avión y déjame, me pongo de líder, tu me sigues y Lavín te va a ir cuidando, vamos a hacer un viraje amplio y vamos a descender muy suave, tu me sigues y te vamos a dejar sobre la cabecera. Lo único que tienes que hacer es bajar tu velocidad en el momento que toques la pista y frenar lo más rápido posible, viejo, ayúdame” a lo que yo le contesté “Torre La Paz, solicitamos aterrizar sin hacer el Pitch-Out, estamos en inicial a la pista 36, todos, tren abajo. Ahora aletas un cuarto. Checa tu velocidad compadre” Y así fuimos descendiendo, y mi compadre se enfiló a la pista 36, se enfiló a la orilla izquierda de la pista para dejar al T-28 de Carlos al centro de la pista y yo de tres por el lado derecho de la pista.

Y así, el T-28 de Carlos tocó la pista en su parte central y muy rápido frenó al avión. Llegó Benjamín Castillo Argüello con el top y arrastró al T-28 a la plataforma del escuadrón. Lavaron el parabrisas y Carlos González Gómez, ya pudo ver, como llegó la noche mientras estaba arrestado por haber volraceado un basurero lleno de zopilotes. 

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