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viernes, 8 de mayo de 2009

PETATLÁN, PETATLÁN DE DEFENSA


Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO. 


Desde que entré al hangar del Secretario de la Defensa, supe de la búsqueda intensa que se hacía por el ejército mexicano por todo el estado de Guerrero, para capturar a Lucio Cabañas Barrientos, quien fue muerto el 2 de diciembre de 1974, en el rancho Ocotal, situado en el municipio de Tecpan de Galeana, en el estado.

Casi todo el año de 1974 hice vuelos desde la ciudad de México a los aeropuertos del estado, llevando generales, trayendo información, pero Lucio era muy escurridizo.

Cuando se incorporó el teniente Adrián Tavares, piloto del helicóptero Bell 212 perteneciente, nos platicó de todas las operaciones en las que él participo antes de llegar al hangar. Cuando no estaba en Pie de la Cuesta, la base aérea en Acapulco, estaba en Atoyac, Petatlán, Tecpan, Zihuatanejo, y así en muchos puntos de la región. 

Un día, a fines de septiembre, de ese año 1974, el General Julio Cal y Mayor nos dijo que de orden del jefe de ayudantes, mayor de Caballería Mario Ayón Rodríguez, nos teníamos que reunir a las 07:30 horas, todos los pilotos del hangar, junto con todos los ayudantes del secretario en su oficina, que estaba en el tercer piso de la Secretaría de la Defensa Nacional. 

Ahí estábamos muy puntuales, antes de las 07:30 horas, nos sentamos todos en una gran mesa, los pilotos del hangar acompañados por los ayudantes del secretario. Junto al salón había un pequeño cuarto donde operaba el equipo de transmisiones de la secretaría, desde ahí se comunicaba con todos los puestos de mando de la zonas militares, de todos los batallones, y de todos los puntos neurálgicos del país.

La puerta del cuartito estaba abierta cuando de repente empezamos a escuchar al sargento de transmisiones, operador del radio: “PETATLÁN, PETATLÁN DE DEFENSA” y le respondió un gran silencio. De nuevo: “PETATLÁN, PETATLÁN DE DEFENSA” y el silencio en el radio le siguió respondiendo. De nuevo: “PETATLÁN, PETATLÁN DE DEFENSA” Todos guardamos silencio para escuchar al radio operador. “PETATLÁN, PETATLÁN DE DEFENSA” y de repente le escuchamos: “PETATLÁN, PETATLÁN, SI NO ME ESCUCHAS, PRENDE EL RADIO, PRENDE EL RADIO.  

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