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lunes, 4 de mayo de 2009

¿PORQUE NO HABLAR DEL 201?


Éste, es un reconocimiento personal, a mi Profesión, a la Fuerza Aérea Mexicana, a mis compañeros, a la Escuela Militar de Aviación que me formó, al Colegio del Aire que me cobijó en la Basé Aérea de Zapopan, y a muchas aventuras que viví con... LAS ALAS EN MI PECHO. 

Yo me siento orgulloso por haber obtenido unas alas que siempre lucí con decoro sobre mi pecho. Sobre todo cuando estaba al mando de unos controles de vuelo. Es por eso que me atrevo a hablar de nuestro glorioso Escuadrón Aéreo de Pelea 201.

Una vez declarada la guerra, al eje Berlín-Roma-Tokio, el presidente de la República General Manuel Ávila Camacho, nombró al ex- presidente General Lázaro Cárdenas del Río como Secretario de la Defensa Nacional.

Tanto el Presidente como el Secretario no quería que sangre mexicana se derramase durante el conflicto mundial. Las presiones del gobierno yanqui y su presidente Rooselvet obligaron a éstos, a tomar la decisión de mandar a un contingente, formado por: “UN SELECTO GRUPO DE MILITARES PROFESIONALES” Y así lo dijeron, el cual: “REPRESENTARÁ AL EJÉRCITO MEXICANO”

Este honor recayó sobre los elementos de nuestra Fuerza Aérea, formándose así: “El grupo de Perfeccionamiento de Aeronáutica” tomando como base al Escuadrón de pelea 201.

Este grupo se compuso por un jefe, 42 oficiales y 249 individuos de tropa. Las especialidades escogidas para este fin fueron: Pilotos aviadores, armeros, mantenimiento, radio operadores, intendencia, operaciones, inteligencia, servicios médicos y un contingente de materiales de guerra. Todo este personal estuvo bajo el mando del coronel piloto aviador Antonio Cárdenas Rodríguez.

El 16 de julio de 1944, pasó revista de entrada en el aeródromo nacional de Balbuena este grupo. El 21 recibieron la visita del Presidente de la República Ávila Camacho y del Secretario de la Defensa Nacional. Del discurso del presidente me atrevo a resaltar: “...Yo sé del entusiasmo con el que todos se aprestaron a solicitar formar parte de este escuadrón. Les tocó a ustedes la suerte de ser seleccionados y por ello deben de estar orgullosos de portar esas ALAS EN EL PECHO que los distingue como integrantes de la Fuerza Aérea. No se les olvide, que son los depositarios de la dignidad de la patria y del ejército. Estoy seguro que siempre llevarán muy en alto a la bandera del pueblo mexicano...”

El 24 de ese mismo mes, salió el contingente de la estación de Buenavista hacia Nuevo Laredo, para de ahí trasladarse a la base aérea de Randolph Field en San Antonio, sede de un centro de adiestramiento de la Fuerza Aérea de los Estado Unidos. Quiero mencionar que el grupo de pilotos aviadores recibió un adiestramiento especial en la base aérea de Pocatello, Idaho.

El traslado al teatro de operaciones en las Filipinas se llevó a cabo desde el puerto de San Francisco a bordo del buque de transporte Fairisle.

El escuadrón 201 voló en aviones de tipo cazabombardero Republic P-47 conocidos como los Thunderbolt, equipados con un motor Pratt & Whitney R-2800, radial de 18 cilindros con una potencia de 2000 caballos de fuerza. Este avión estaba artillado con ocho ametralladoras de o.5 pulgadas y podía ser cargado con bombas de hasta un peso de 1,200 kilos. Los aviones fueron decorados con las insignias de la USAF y de la FAM, una en cada ala. El triangulo de la FAM en el fuselaje y los colores de la bandera nacional en el timón vertical.

El Escuadrón Aéreo de Pelea 201 participó en un total de 58 acciones de combate, de las cuales 52 fueron al norte de Luzón, una misión de bombardeo sobre Karenko y cinco patrullas de largo alcance sobre la isla de Formosa, hoy Taiwán.

Por último permítanme transcribir, lo que en una revista Life de esa época, salió publicado: “...debemos de reconocer que los japoneses pelean con valor fanático y salvaje, por eso son temibles, pero hemos visto a los mexicanos del Escuadrón 201 pelear con tal arrogancia y con tan poco aprecio a la vida, que si no los hubiéramos visto sonreír en los momentos más crueles de la batalla, pensaríamos que también eran fanáticos y suicidas como los nipones...”

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